Pendón del Théâtre du Soleil, inspirado en la obra de Lorca. Boulevard Voltaire / iglesia Saint Ambroise, 11 enero 2015. Foto JPQ.
¿Cómo no recordar el Poeta en Nueva York o El Público?
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Legendaria marioneta gigante del Théâtre du Soleil, inspirada en Esquilo y Shakespeare. Boulevard Voltaire / iglesia Saint Ambroise, 11 enero 2015. Foto JPQ.
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París, capital mundial de la lucha contra la barbarie terrorista. La mayor manifestación política de la historia de Francia reunió a millón y medio o dos millones de parisinos de todas las sensibilidades políticas, sociales, culturales y religiosas, apoyando con su presencia, unión y solidaridad, la convocatoria de François Hollande, acompañado de otros 50 jefes de Estado y gobierno de cinco continentes.
Jean d’Ormesson, patriarca de la literatura francesa, comentó el alcance histórico de la manifestación del domingo en estos términos: “Una de las grandes manifestaciones de nuestra historia, comparable a la gran manifestación de la Liberación, cuando el general de Gaulle bajó los Campos Elíseos, acompañado de una multitud, para proclamar la unidad de la nación libre. Comparable, también, a la gran manifestación que puso fin de las jornadas de mayo de 1968, en el mismo escenario. Estuve en ambas manifestaciones. Y la gran manifestación de solidaridad con las víctimas de Charlie Hebdo tiene esa misma dimensión: un pueblo unido en lo esencial, tirándose a la calle para defender sus valores fundamentales”.
El primero de los tres cortejos de la gran manifestación parisina del domingo se puso en marcha a las tres de la tarde en punto, en el bulevar Voltaire, a unos quinientos metros de la plaza de la Republique. El presidente Hollande y una inmensa cabecera, en la que estaban todos los grandes líderes europeos, Angela Merkel, David Cameron, Matteo Renzi y Mariano Rajoy, entre otros, abría un formidable cortejo sin precedentes.
Por vez primera en la historia, más de 50 jefes de Estado y gobierno acompañaban al presidente de Francia, su gobierno y toda su clase política, presentando un frente cívico, político y diplomático común contra la barbarie.
Tras las más altas jerarquías políticas, Bernard Cazenueve y Jorge Fernández Díaz encabezaban la cabecera de los ministros del interior de Europa y sus aliados americanos y mediterráneos. El poder político escoltado por el poder policial.
Se trata de un acontecimiento excepcional y sin precedentes en la historia política: gobernantes de cinco continentes unidos en una manifestación de solidaridad contra la barbarie terrorista.
Hubo penosas ausencias, de pavorosa mezquindad. Los dirigentes de Marruecos, por ejemplo, no desearon participar, alegando que Charlie Hebdo había publicado las caricaturas de Mahoma. También hubo autócratas y gobernantes de dudosa catadura, que decidieron participar para intentar “maquillar” sus rostros políticos más siniestros. Hubo aquí y allá denuncias contra esos intentos de recuperación. Sin plantearse nunca un debate crítico.
Por el contrario, los representantes de todas las jerarquías religiosas católicas, judías y musulmanas, si desearon participar en primera línea, para confirmar con su presencia la aspiración ecuménica al diálogo entre musulmanes, judíos y católicos, que el Vaticano lleva mucho tiempo deseando.
Tras las autoridades religiosas, la oposición política, los sindicatos, los representantes de grandes ciudades europeas. Y… una inmensa muchedumbre de hombres y mujeres de todas las sensibilidades políticas, de muy diverso origen cultural, religioso y étnico, unidos con un eslogan convertido en pancarta universal: “Yo soy Charlie”.
A lo largo de varios kilómetros, la multitud rompía en aplausos y gritaba “¡Viva la República!” al paso de las fuerzas del orden. Aquí y allá, banderas de todos los grandes países europeos, alemanas, españolas, italianas, inglesas, se confundían con las olas de banderas francesas.
Cuando los servicios de orden y seguridad aconsejaban detenerse, los grupos de manifestantes anónimos rompían a gritar, de nuevo, “¡Viva la República!” o se ponían a cantar colectivamente la Marsellesa, el himno nacional.
El presidente Hollande, Nicolas Sarkozy -en nombre de la oposición-, el arzobispado, el rector de la Gran Mezquita de París y el Gran rabino de Francia, habían coincidido en reclamar unidad, respeto y ecumenismo político, social, religioso.
Había centenas de millares de banderas de Francia. Pero ninguna bandera de ninguna formación política particular. En la cabecera de cada cortejo cohabitaban personalidades políticas del más distinto signo.
En la manifestación de París pudieron participar unos dos millones de personas. La Prefectura comenzó estimando que “es muy difícil hacer una evaluación muy precisa: se trata de una multitud excepcional, sin precedentes”. Le Figaro y otros medios estiman que la manifestación de París es la más grande de la historia política nacional. En toda Francia se manifestaron otros dos millones de franceses, en todas las grandes ciudades.
Esos tres o cuatro millones de manifestantes, en toda Francia, subrayan no solo la dimensión histórica de la jornada del domingo. La presencia de más de 50 jefes de Estado y gobierno recuerda que Francia no ha está sola. Vecinos y aliados europeos, aliados trasatlánticos y países de África y Asia, han considerado indispensable participar en una gran jornada de repulsa parisina, nacional y global contra la barbarie terrorista.
Un movimiento cívico tan excepcional también es un capital político y diplomático de primera magnitud.
Hollande y su primer ministro, Manuel Valls, habían dicho en radio y tv: “Venid, numerosos a las manifestaciones de solidaridad”.
No hablaron de “pueblo de izquierdas” ni de “pueblo de derechas”. La jerarquía religiosa católica, judía y musulmana decidió participar en una marcha ecuménica. Quizá ese fue el motivo esencial de la manifestación masiva: la defensa de valores esenciales.
No se trataba de defender los valores de Charlie Hebdo o del color de la piel de las víctimas. El pueblo de Francia se ha tirado a la calle para defender valores esenciales, como Jean d’Ormesson ha recordado de este modo: “Mis valores íntimos no son los valores de Charlie Hebdo. Yo soy católico y conservador. Pero comprendo perfectamente que el pueblo de Francia se tire a la calle para defender los valores comunes de todos. Voltaire no decía otra cosa: no comparto sus valores, amigo mío, pero soy el primero en defender su libertad a tener sus propios valores”.
Hollande y la impresionante relación de jefes de Estado y gobierno, escoltados por sus ministros del interior, se eclipsaron al final del trayecto de la manifestación, evitando declaraciones, guardando un púdico silencio. Las calles de París, por el contrario, conocieron todavía muchas horas de euforia y solidaridad. Testimonio espectacular de una ciudad en pie, caminando, caminando, cantando. Una multitud de jóvenes, ancianos, familias, pandillas, asociaciones, negros, blancos, asiáticos, musulmanes, agnósticos, comulgando en el mensaje político esencial: la unión de la nación contra la barbarie.
La fiesta se prolongó hasta bien entrada la madrugada en las plazas de La República y La Nación, que ocupan un puesto legendario en la historia mítica de Francia.
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Place de la Republique, 11 enero 2015. Foto JPQ.
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ABC, 12 enero 2015.
Irene says
Gracias por estas fotos.
luis says
Cuánto me recuerda a las «manitas blancas» después del asesinato de Miguel Ángel. Los que le asesinaron se benefician ahora de las leyes españolas. La cobardía es de parecida magnitud a la estupidez humana. Es expansiva como algunas fases del universo.
http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/938/es-la-guerra-santa-idiotas/
luis says
¿Será el multiculturalismo? Es una pena que no viva el gran Eugène Ionesco. La que se está perdiendo. La progrez sigue con sus mantras y «langue de bois». ¿Y Sarkozy , está escondido o ya conspira?
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/09/actualidad/1420829859_948303.html
JP Quiñonero says
Irene, Luis…
Irene,
Te agradezco esas palabras. Estoy contento con mi curro fotográfico.
Luis,
Profunda dimensión multicultural de la histórica manifestación de París,
Q.-
Rolando Peña says
Esta manifestación contra el horror es una lección al mundo, pero deberían de mantener esta unión, en nombre de la Libertad, que es lo mas sagrado del humano, sin diferencias de ningún tipo, políticas, religiosas, sexuales, reciales, etc, lo verdaderamente importante es el Mundo entero unido en uno solo.
Laura says
Bellas imágenes, caray.
JP Quiñonero says
Laura,
Encantado, oye,
Q..