Cosas de un académico galardonado por Artur Mas con la Creu de Sant Jordi (2012).
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Los problemas de Grecia afloraron inicialmente cuando se descubrió que los gobiernos de Karamanlis y de Papandreu habían engañado divulgando estadísticas falsas sobre las cuentas públicas hasta llegarse a una situación en que la ingeniería financiera no bastó para desmontar la triste realidad de una economía super endeudada y necesitada de rescate por parte de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. La victoria de Syriza se explica en parte por la desconfianza generada por la mentira estadística y las políticas de recortes a que todo aquello condujo.
Pues bien. La tan temida mentira o, al menos, confusión estadística se está cebando en los últimos meses en la estimación de las inversiones extranjeras que entran o salen de la economía catalana y que sirven de argumento para quienes están a favor o en contra de las perspectivas que genera en los inversores una eventual independencia de Catalunya.
Las estadísticas publicadas por el Ministerio de Economía nos indican que la inversión extranjera en Catalunya está decayendo dramáticamente mientras que en Madrid la inversión va subiendo. Mientras tanto la Generalitat nos dice que esto no es cierto y que el movimiento inversor en Catalunya no ha decaído pese a lo nubarrones independentistas. Algún analista osado se atreve, incluso, a decir, que con una eventual independencia la inversión foránea crecería pues una Catalunya independiente se gobernaría mejor, podría dotarse de mejores servicios públicos y podría contar con el respaldo de una administración más eficiente. Yo he dicho en más de una ocasión que si una independencia supusiera la salida de la UE y de la zona euro las cosas irían fatal y lo mantengo. La discusión no puede centrarse ahora ya, sin embargo, en saber solamente si entra más o menos capital extranjero como consecuencia de la incertidumbre sobre el “proceso catalán”, sino si el capital que entra empuja la economía o sólo sirve para desnacionalizar empresas a precio de saldo, para crear burbujas especulativas o para que empresas que iban bien pasen a ser controladas por capitales foráneos sin que ello suponga aportación de nuevas conexiones externas o nuevas tecnologías en relación con las actividades antes ya existentes. Lo importante ahora, con independencia de las cifras, es que las inversiones extranjeras generen actividades nuevas, efectos multiplicadores, nuevos empleos de calidad que contribuyan a que Catalunya se ofrezca al mundo como un clúster de actividades de alto valor añadido.
Catalunya ha perdido mucha industria y sin una perspectiva política clara no es el territorio apetecible para impulsar industrias nuevas que creen un tejido empresarial favorable de suministradores, clientes y empresas auxiliares. Esta es la verdadera cuestión a debatir en este momento en que la presión independentista ha remitido bastante… La Vanguardia, 14 febrero 2015, Francesc Granell, Inversiones extranjeras.
Las negritas son mías.
La delincuencia fiscal del clan Pujol y la “corrupción estructural” en Cataluña y Grecia.
Cataluña se aleja de la Europa del euro.
Nacionalistas catalanes contra Artur Mas.
Nacionalistas catalanes contra Artur Mas.
Cañonazos catalanes contra Artur Mas.
Los independentistas catalanes deben buscarse nuevos líderes.
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