El New Yorker prefiere hablar de una película extraordinaria.
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Bloody Sunday – Selma, Alabama.
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Selma.
¿Me excedo hablando de obra maestra?
Quizá.
Poco importa.
Lo importante es una muy otra cosa.
La película de Ava DuVernay no solo habla de históricas jornadas de una inconclusa historia. Habla de nuestras crisis más graves y profundas:
De la importancia de la vida del espíritu y la moral en la marcha de los negocios públicos.
De la importancia de la imagen (fotografía / tv) como herramientas que modifican / transforman la realidad, iluminando el infierno que nos asfixia.
De la existencia de hombres prestos a morir por sus ideas.
Clint Eastwood, entre Howard Hawks, John Ford y Dostoievski.
Cine.
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