Boulevard Saint-Michel, 19 mayo 2015. Foto JPQ.
Los sindicatos de maestros y profesores piden la “revisión” o retirada del proyecto de reforma de la enseñanza que debiera aplicarse el próximo curso en los institutos, donde se imparten los cursos equivalentes a la ESO.
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Boulevard Saint-Michel, 19 mayo 2015. Foto JPQ.
Los sindicatos, varios ex ministros socialistas y conservadores, historiadores e intelectuales, el centro-derecha, coinciden en sus críticas de fondo contra el proyecto concebido por la ministra de Educación, Najat Vallaud-Belkacem, hija de inmigrantes marroquíes, musulmanes piadosos.
Los puntos esenciales del enfrentamiento son la “autonomía” de los institutos, la enseñanza “interdisciplinar”, el puesto de la historia nacional en la enseñanza, el riesgo de “desaparición” del latín y el griego, las “amenazas” que pudieran pesar sobre el alemán, y el puesto de las asignaturas troncales.
El proyecto de la ministra de educación tiene previsto conceder a los institutos la “autonomía de gestión” de un 20 % del tiempo escolar. Para los sindicatos que representan al 80 % de los maestros y profesores, esa autonomía es una “amenaza contra la igualdad”, una “amenaza de destrucción del colegio / instituto único”.
A juicio del Gobierno, ese margen de “autonomía” permitiría “liberar iniciativas locales o regionales”. Los sindicatos estiman, por el contrario, que se trata de una “falsa autonomía”, abriendo la “puerta” a todo tipo de “arbitrariedades” locales y regionales. La oposición sindical pide la retirada pura y simple de tal reforma, por considerarla “amenazante para la igualdad de los individuos en la República, indivisible”.
Se trata de un enfrentamiento de fondo entre el Gobierno, que desea “descentralizar” e incrementar la “autonomía” de los institutos, y los sindicatos, partidarios de un modelo educativo clásico y centralizado. La oposición sindical estima que el Gobierno amenaza el principio mismo del “instituto único”, abriendo la posibilidad de “peligrosas autonomías”.
El puesto de la historia y otras asignaturas troncales es el punto capital de la oposición política. El proyecto propone “revisar” el “relato” de la historia nacional. Desde la óptica gubernamental, la historia de Francia debe “enriquecerse” desde una óptica “pluridisciplinar”, integrando nuevas “perspectivas” como la historia de la colonización y las religiones (el Islam). Se trata de un punto capital, denunciado por grandes historiadores y antiguos ministros socialistas de la educación.
Pierre Nora, el más grande de los especialistas en la identidad nacional, ha comentado: “En su estado actual, el proyecto es un reflejo fiel de la crisis de identidad que atraviesa Francia, una de las más graves de su historia. El proyecto es la expresión de una Francia fatigada de si misma, la expresión de un país que no sabe de donde viene ni a donde va”.
Regis Debray, consejero de François Mitterrand, antiguo compañero del Che Guevara, ha declarado: “El proyecto es la expresión fiel de la incultura histórica de nuestros gobernantes”.
Jean-Pierre Chevènement, que fue ministro de educación de François Mitterrand, ha declarado: “El presidente Hollande desconoce el carácter específico de nuestras escuelas e institutos, que son una institución de la República, el Estado, y no una yuxtaposición de escuelas e institutos imponiendo cada cual su propio proyecto local”.
El puesto del conjunto de las asignaturas troncales, fragmentadas, divididas y enseñadas, en el proyecto, a través de una óptica “pluri disciplinar” es objeto de las más vivas críticas, por parte de los sindicatos y los intelectuales.
Los profesores de alemán temen que su disciplina “desaparezca” o que “sumergida” en una enseñanza “pluridisciplinar” que, a su modo de ver, “diluye” la educación básica. El abandono del carácter “lineal” y “narrativo” de la historia (política y religiosa), para adoptarse puntos de vista “pluridisciplinares”, es percibido como un “riesgo inquietante”.
Michel Onfray, filósofo, comenta la fragmentación de las asignaturas troncales de este modo: “El Islam, obligatorio, el siglo de las Luces facultativo… Michel Houellebecq estará contento. En otro tiempo, la escuela y los institutos enseñaban a leer, escribir y contar. No es el caso, hoy, donde la escuela y los institutos enseñan los despojos de las teorías del género y la programación informática”.
Luc Ferry, filósofo, ex ministro de la Educación, con Jacques Chirac, comenta el mismo problema de este modo: “La enseñanza de la historia es un desastre nacional. Entramos en el buenismo y la moralina, cuando lo que necesitamos es una buena cronología que nos permita comprender la sucesión de acontecimientos”.
El riesgo de la desaparición del griego y el latín, víctimas de un ostracismo apenas disimulado, es percibido por unos y otros como una “amenaza global”. Pascal Bruckner, ensayista, comenta: “Se abandona el griego, el latín y el alemán, para dar la palabra a los humoristas “multiculturales” que nos enseñan la ignorancia”.
Paradójicamente, en apariencia, al menos, en la gran manifestación de París, jóvenes franceses negros, educados en barrios periféricos, estaban en la “vanguardia” de la defensa del griego y el latín, con citas de Catón y otros clásicos latinos.
Las críticas de fondo sobre la degradación de la enseñanza de la historia nacional y las críticas contra los riesgos de la “autonomía” son percibidas por los sindicatos, historiadores e intelectuales como un riesgo creciente de degradación de la enseñanza, una “nivelación por lo bajo” que creará nuevas formas de injusticia y desigualdad.
En la manifestación sindical de París, la tarde del martes, las pancartas más numerosas repetían al unísono: “¡Queremos una enseñanza de calidad!”. “¡Esta reforma devalúa la enseñanza nacional!”.
La ministra de educación estima que su proyecto de reforma está destinado a “remediar la desigualdad y la injusticia”. La oposición sindical, política e intelectual estima, por el contrario, que la reforma pudiera favorecer nuevas formas de desigualdad.
Jean-Pierre Chevènement, ex ministro de la Educación, socialista histórico, responde a la ministra de este modo: “El buenismo y el igualitarismo nivelador son los enemigos de la verdadera democracia. El elitismo republicano es exactamente lo contrario: se trata de dar a cada cual la posibilidad de ir hasta lo más lejos posibles en el desarrollo de sus posibilidades”. Alain Finkielkraut, ensayista, añade: “La reforma que nos propone el presidente Hollande no tiene nada de progresista. Es muy destructora”.
Najat Vallaud-Belkacem: con ella llegó el escándalo de la nueva guerra escolar.
Emmanuel Todd: «Hollande y el PS también están destruyendo la República».
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