La Costa Azul, de Hyères a Menton, ay…
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Bahía de Cannes, desde el avión, 11 julio 2007. Foto JPQ.
La bahía de Cannes y la cocina de Niza, las grandes capitales de la Costa Azul, con Mónaco y Menton, aspiran a formar parte del patrimonio mundial de la Unesco, “para beneficiarse de la notoriedad mundial de tal clasificación”.
En verdad, cómo dudarlo, Cannes y la cocina de Niza pueden aspirar a entrar en tan selecta categoría con méritos tan semejantes como los de la bahía de Cadaqués, el puerto de Cartagena, la bahía de Cádiz o la cocina asturiana.
La candidatura de la bahía de Cannes ha sido presentada por el alcalde de la ciudad, David Lisnard (conservador próximo a Nicolas Sarkozy), y Vladimir Gaudrat, prior de la Abadía de Notre-Dame de Lérins, situada en las islas Lérins, en la bahía de Cannes, justamente. Esas autoridades conservadoras han contado con el apoyo político de la ministra de la Cultura, Fleur Pellerin, socialista. Juntos han utilizado la plataforma nada desdeñable del Festival de Cannes para glorificar unas candidaturas que aspiran a beneficiarse del “glamour” cinematográfico.
La candidatura de la cocina de Niza -que es algo así como hablar de la cocina de Cádiz o Cartagena, pero en la Costa Azul- ha sido presentada por un grupo de amigos próximos al alcalde de la ciudad, Christian Estrosi, otro compañero de viaje de Sarkozy. El equipo de Niza aspira a incluir en la misma categoría del patrimonio mundial de la Unesco la Promenade des Anglais (Paseo de los Ingleses), que es algo algo semejante al Paseo de la Concha, en San Sebastián, pero inmortalizado por Matisse.
Conseguir el “label” / marca de “patrimonio de la Humanidad” lleva mucho tiempo, dinero y “lobbyng” diplomático, estatal. En ese terreno, Niza y Cannes cuentan con ventajas excepcionales, que no sé si tendrían la cocina de Albacete, la bahía de Rosas o la fabada asturiana. En Cannes y Niza, alcaldes y equipos conservadores pueden hacer campaña en defensa de sus ciudades, contando con la complicidad política de un gobierno socialista. Sin duda, la Croisette, en Cannes, tiene una fabulosa publicidad mundial, gracias a un festival de cine que funciona con una eficacia implacable, como máquina de guerra en la geografía mundial de las industrias del ramo.
Tanto Niza como Cannes cuentan, así mismo, con el valor añadido de la gran industria de los perfumes. En el corazón de la Costa Azul, Grasse es una de las grandes capitales mundiales en el terreno estratégico de la producción de perfumes y esencias. Detalle que ayuda mucho a la hora de dar visibilidad “glamour” a unos perfumistas que venden al precio más alto las esencias florales fabricadas en laboratorios muy “high-tech” con pétalos de flores cultivadas en la región con rigor marcial.
Los grandes creadores de moda gallegos y catalanes han conquistado París y otras capitales a través del talento creativo y la ocupación comercial, desplazando a los creadores y las marcas locales. El caldo gallego y el lacón con grelos, los gazpachos manchegos o la Cartagena bizantina, tienen inmortales historias que no tiene la cocina de Niza, cuya bahía, como la bahía de Cannes, pueden aspirar al título de patrimonio mundial de la Unesco, como las rías gallegas, la Concha o la bahía de Cádiz. Hélas, como dicen los franceses, el guirigay político español no siempre es favorable a la mano izquierda diplomática francesa, cuyo “glamour” cinematográfico y su mano de hierro, estatal, le vienen del cardenal Richelieu, que fue el primer político francés en imponer el uso del tenedor durante sus comidas políticas, para intentar “suavizar” los hábitos un poco bárbaros de sus colegas.
Menton, Villa Fontana, Blasco Ibañez, Rosebud…
Garcilaso, Antibes, Menton y otros inmortales fantasmas.
Niza y otros paraísos perdidos.
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