Olympia, 29 mayo 2015. Foto JPQ.
Palabras muy mayores.
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Olympia, 29 mayo 2015. Foto JPQ.
Concierto triunfal de Joan Manuel Serrat, en el Olympia, con una antología canónica de su obra lírica y musical, en el umbral de los 50 años de carrera, consumando una síntesis sin igual de tradiciones estéticas y culturales muy diversas.
En el marco de su gira nacional e internacional, destinada a celebrar sus 50 años de carrera, Serrat se presentó en una sala que tiene mucho de legendaria – “Tan importante para la canción y la cançó”, diría Serrat- acompañado de Ricardo Miralles -su no menos legendario pianista-, Josep Mas (teclados y programaciones), Vicente Climent (baterías y percusiones), David Palau (guitarras) y Rai Ferrer (contrabajo y bajo eléctrico).
El espléndido diseño luminoso del espectáculo, concebido por Oscar Gallardo, dio a la “intimidad” relativa de la sala (1.800 espectadores, en pie, en numerosas ocasiones) una dimensión cosmopolita que encaja bien con los nuevos y viejos arreglos de un gran maestro, que ha revisado y antologado su propio repertorio con una sabiduría que solo se gana con la madurez definitiva del tiempo.
Serrat comenzó con sus clásicos y alguna de sus primeras canciones, para terminar con la apoteosis de sus grandes clásicos coreados y cantados a coro con un público que, en muchos casos, se inició a la vida adulta con las versiones del cantante de algunos poemas míticos de don Antonio Machado.
Con la sabiduría de los grandes maestros, el Serrat de hoy sigue siendo fiel al joven del Poble Sec de la Barcelona de los años 60 del siglo pasado. Ha perdido el vozarrón de sus primeros años. La “fragilidad” relativa de su nueva voz confiere a su obra más reciente una dimensión excepcional.
Serrat es uno de los raros intérpretes que puede retomar muchos de sus clásicos juveniles (“Yo nací en el Mediterráneo”, “Ara que tinc vint anys ) para cantarlos a la luz de una experiencia esencial: aportar la experiencia y sabiduría de un hombre de setenta y pocos años a la luminosidad virginal del joven primerizo.
Esa síntesis que llega con la madurez definitiva tiene en Serrat muchos otros ángulos.
Serrat quizá sea el único artista, músico y cantante español capaz de improvisar unos párrafos en francés, gastar bromas en el más genuino “porteño” de Buenos Aires, rendir homenaje a las soleares o los cantes festeros andaluces, realizar muchas de las mejores versiones de los grandes clásicos castellanos y catalanes (Antonio Machado, Ausiàs March), aludir al refranero gallego, rendir homenaje a la gran música popular mexicana o chilena… en un mismo concierto, destinado a recordar la aventura artística y musical de 50 años de carrera.
De ahí la universalidad cosmopolita de su concierto triunfal en el Olimpia. No sin cierto sentido del humor, la crítica y la ironía -para consigo mismo-, Serrat propuso a un público entusiasta -en lágrimas, en muchos casos- algo más que una “antología” de su obra: un compendio del arte de vivir y crear, en un mundo infeliz que su arte ayuda a comprender un poco mejor.
Con Paco de Lucía, sin cesar comenzando.
Con Diego el Cigala en Saint-Eustache, París.
Picasso, Pau Casals, Paco de Lucía.
Juan Pedro Quiñonero le formulaba un reproche que quizá fuera su eterno talón de Aquilles: que le hacía falta un director de escena que asumiera los detalles del montaje y de la luminotecnia de sus espectáculos. Y que él mismo afrontara su condición de mano de hierro que impusiera su ley al resto del grupo, estéticamente revolucionario… Paco de Lucía, en París.
Retrato improvisado de Pepe Habichuela.
Retrato improvisado de Jorge Pardo.
Con Pepe Habichuela y Jorge Pardo, en la Unesco.
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Boulevard des Capucines, 29 mayo 2015. Foto JPQ.
Irene says
Bien! Gracias por la crónica, Q, y por las fotos
JP Quiñonero says
Irene,
Encantado, oye,
Q.-
txema says
En cincuenta años , solo lo he visto una vez y fue un gustazo o irle en directo, creo recordar que los catalanes le criticaban por cantar en castellano. Pero JMS ha estado siempre por encima de esas divisiones tan artificiales.
El Olympia como el Olimpo de las grandes figuras que los que llenan el estadio de las naciones no pueden entender.
salud
JP Quiñonero says
Txema,
Qué quieres… en el Olympia comenzó por preguntarse si debía hablar en francés, catalán o español… cuando dijo «catalán» se liaron a abuchearlo de muy mala manera. Prudente, pasó página. Luego, cantó en español y catalán… esa capacidad suya cae mal aquí y allá, en efecto, cuando, a mi modo de ver, debiera ser un modelo…
Q.-