Gran maestro de la novela negra.
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Antes de convertirse en Jean Vautrin -el pseudónimo con el que publicó las grandes novelas policiacas que le dieron un puesto privilegiado en la historia literaria de su tiempo-, Jean Herman comenzó siendo un alumno aventajado del legendario Institut des hautes études cinématographiques (IHEC), crisol de varias generaciones de cineastas franceses.
Esa formación y el azar de un trabajo como profesor de literatura, en Bombay, lo convirtieron en asistente de dirección de Roberto Rossellini, durante la realización de un documental sobre la India. Siguió un trabajo semejante, junto a Vincente Minnelli, durante la adaptación cinematográfica de una novela de Blasco Ibañez, Los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Siguieron trabajos con otros directores, como Jacques Rivette y Ken Annakin. Y una docena de películas propias, muy respetables.
Reconocido como guionista y director de cine, Jean Herman decidió comenzar una nueva carrera como autor de novelas policiacas, firmadas por el pseudónimo pronto famoso de Jean Vautrin. Entre 1973 y 2002 publicó una veintena de novelas y libros de relatos. En colaboración con Dan Franck, Vautrin escribió otra famosa serie de aventuras, entre la novela negra y el relato de aventuras, protagonizadas por un personaje legendario, Boro, un reportero gráfico que tiene muchas cosas en común con Robert Capa.
La obra de Vautrin es un “puzzle” donde todas las partes (el guión cinematográfico, la dirección de películas, el guión de historietas gráficas, la novela negra, el relato íntimo) se integran en una suerte de sinfonía popular, crítica, lírica y muy bella.
Vautrin fue uno de los grandes maestros del movimiento “neo polar”, la novela negra francesa de los años 70 y 80 del siglo pasado. Movimiento del que también formaron parte autores como Jean-Patrick Manchette, Alain Dreux Gallou (ADG), Francis Ryck, Pierre Siniac, Jean-Claude Izzo. En ese marco, Vautrin destaca por la riqueza de sus registros verbales y su gran arte en el “mestizaje” de géneros literarios y artísticos, propios de un hombre capaz de contar historias con palabras del léxico más popular e imágenes de corte clásico, propias del documental cinematográfico y el cómic.
A su manera, la obra de Vautrin, como la de Manchette y ADG, anticipó y “profetizó” las grandes crisis de los suburbios que azotan a la Francia de nuestro tiempo. Visionario, a su manera, Vautrin contó la historia trágica de la descomposición social y cultural de los suburbios que comenzó hace veinte o treinta años y está muy presente en sus novelas, profecías de la Francia atormentada de nuestro tiempo.
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