Esquina Mazarine – Dauphine – Buci, 13 diciembre 2015. Foto JPQ.
Comenzamos a comprender la crisis que estalló hace un año: «Yo soy Charlie», espejo de una «guerra civil» francesa.
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2015 fue para Francia uno de los años más trágicos de su historia, desde la guerra de Argelia (1954 – 1962). Entre el 7 de enero y el 13 de noviembre, dos matanzas de alcance universal, en el corazón de París, y otros cuatro atentados terroristas islámicos, en provincias, se cobraron 148 muertos y más de 300 heridos, poniendo a la nación en estado de emergencia permanente.
El 7 de enero, hace exactamente un año, a las 11.30 de la mañana, dos asesinos armados con fusiles de asalto, entraron por la fuerza en la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo, matando a tiros a doce personas, antes de salir aullando gritos de “¡Alá es grande!”. Comenzaba un año atroz, que abriría inmensos debates nacionales sobre el terrorismo islámico surgido, como un cáncer trágico, en los suburbios de las grandes ciudades.
Dos días más tarde, el 9 de enero, otro asesino mató a otros cuatro inocentes durante una toma de rehenes en un supermercado de comida judía, precipitando otro baño de sangre.
El 19 de abril, un musulmán fanático fue detenido antes que llegase a perpetrar un atentado. Semanas más tarde, el 26 de junio, el patrón de una pequeña empresa de la periferia parisina, en Saint-Quentin-Fallavier, fue degollado por un islamista que fotografió la degollación con su teléfono móvil. El 21 de agosto siguiente, varios turistas norteamericanos consiguieron neutralizar a un francés de origen marroquí que había proyectado una matanza en un tren, entre París y Amsterdam.
El 13 de diciembre pasado, una banda de criminales yihadistas perpetró siete ataques simultáneos, con bombas, fusiles de asalto y kamikazes, ante una famosa sala de conciertos, el Bataclan, a las puertas del Estadio de Francia, y en varios varios de barrios populares, al este de París, con un balance de 130 muertos y más de 300 heridos…
La matanza de Charlie Hebdo, hoy hace un año, provocó una inmensa ola de solidaridad universal. Los grandes historiadores subrayaron la emergencia emocionante de una profunda ola de patriotismo nacional.
Patriotismo acompañado de medidas policiales y militares excepcionales, con el despliegue de decenas de millares de policías y soldados en los puntos estratégicos de París y las grandes ciudades. Ese dispositivo todavía estaba en pie cuando las matanzas del 13N atizaron llamaradas de emoción cívica y patriótica.
GRAN MUTACIÓN HISTÓRICA
Historiadores e intelectuales, de Pierre Nora a Alain Finkielkraut, han insistido en varios puntos capitales. Francia está viviendo una gran mutación / metamorfosis que tiene un aspecto positivo y un aspecto trágico: la emergencia de una Francia multicultural tienen dimensiones traumáticas y guerracivilistas, ya que los suburbios de las grandes ciudades se han convertido en semilleros de vocaciones yihadistas; al mismo tiempo, han reaparecido signos espectaculares de un orgullo nacional, patriótico y cívico.
Para culminar una revisión muy profunda del sistema de seguridad interior de la Nación, amenazada desde el frente terrorista de los suburbios y sus guetos multiculturales, François Hollande ha concebido una reforma de dos puntos de la Constitución, abriendo un conflicto político de inflamable calado.
Marine Le Pen y el Frente Nacional (FN), aplauden calurosamente la reforma. Líderes socialistas históricos y toda las izquierdas ecologistas, socialistas y comunistas, critican agriamente la reforma. Mientras que Nicolas Sarkozy y la derecha tradicional avanzan sus propias condiciones para aprobar una reforma constitucional de carácter más simbólico que operacional contra una amenaza terrorista siempre inquietante.
Charlie Hebdo / Balance cultural de la tragedia y la crisis.
Francia: nuevo frente de lucha, los suburbios.
Sarcelles, un “laboratorio” étnico y cultural, 8.
RICARDO LANZA says
¿Es el ESTADO DE EMERGENCIA la única solución factible para el mundo occidental? Mala cosa para ese mundo, para quienes lo habitan, para nosotros. La tecnología ha puesto en manos del terrorismo una serie de elementos con los que antes no contaba. Lo que si es cierto es que ya no se puede vivir al estilo «Ancien Royaume». Y la solidaridad se arrastra por los suelos. ¿Elegimos entre la vieja «soli» y las ONG? Me pregunto qué podemos aportar nosotros y cómo. ¡Adelante el ser humano, sin mirar hacia atrás! ¡No queda otra!
JP Quiñonero says
Ricardo,
Si… quizá sea ese el punto esencial: lo que antes llamaban Occidente vive en estado de emergencia, por muy distintas razones. En el caso de Europa, se trata de una emergencia continental, con muchos rostros, comunes y particulares. Un rostro palmario del ocaso de nuestra vieja y cansada Europa, si,
Q.-
PS. Avanti..! Si…