Detalle de La barca blanca, Jávea, 1905. Colección particular.
Sorolla, un pintor español en París, reinstala al gran maestro valenciano en el corazón de la primera gran revolución pictórica contemporánea: en la encrucijada donde el impresionismo anunciaba el arte que vendría y la revisión del arte clásico devolvía a Velázquez su modernidad radical.