Marc Riboud (24.06.1923 – 30.08.2016).
“Voir est le paradis de l’âme.” Pietro Spanno, oculiste élu Pape en 1276.
[ .. ]
Marc Riboud nació el 24 de junio de 1923 en Saint-Genis-Laval, y ha muerto en París el 30 de agosto. Nieto de banquero, hijo y hermano de grandes empresarios, abandonó su primera profesión de ingeniero industrial para consagrarse al reportaje fotográfico y terminar su carrera como un grande entre los grandes.
Estaba “predestinado” a continuar la carrera financiera de su abuelo paterno (fundador de La Lyonnaise de Banque), o fundar su propia y gran empresa, como sus hermanos Antoine y Jean Riboud. Ingeniero de formación, fotógrafo autodidacta, curtido desde los 14 años con una rudimentaria “Vest Pocket Kodak”, regalo de su padre, decidió abandonarlo todo para largarse a fotografiar un festival de arte en Lyon, su tierra natal.
Para triunfar en apenas dos años con una foto legendaria, El pintor de la Torre Eiffel, que le abrió las puertas de Life y la complicidad de dos grandísimos maestros, Henri Cartier-Bresson (amigo de su hermano Jean) y Robert Capa, que no tardaron en abrirle la puerta de la Agencia Magnum, la referencia absoluta en el terreno del reportaje fotográfico.
Comenzó entonces una carrera vertiginosa y triunfal. A partir de 1955, al volante del Land Rover de un amigo, Riboud comenzó un largo periplo fotográfico por Irán, Afganistán, Pakistán, India. Seguirían el Japón, China y África. Jean-François Leroy, director del Festival de foto periodismo Visa pour l’Image, ha comentado la muerte del maestro de este modo: “Marc quizá sea el fotógrafo de su tiempo que más fotos históricas hizo en su vida”. Entre las más legendarias se encuentra La chica de la flor… una joven que ofrece una flor a los miembros de la Guardia Nacional, armados, en Washington, durante una manifestación contra la Guerra del Vietnam.
Riboud publicó medio centenar de fotolibros, entre los que se encuentran varias obras maestras. Fotografió revoluciones y guerras de la independencia (en África y Asia), fotografió varios acontecimientos históricos (del Vietnam a la llegada de Jomeini al poder, en Teherán), vagabundeó por varios continentes (Europa, Asia, África), estuvo presente en jornadas históricas (Mayo del 68). Deja tras sí una obra muy mayor, que ha sido objeto de grandes homenajes en numerosos museos.
¿Cuál es su puesto en la historia de la fotografía..?
Prefirió el blanco y negro al color. Tenía un sentido lírico de la composición, que por momentos lo emparenta con Cartier-Bresson, con el que comparte la “lógica” del “instante decisivo”. Hablaba de sí mismo diciendo que fotografiaba como un músico “canturrea sus composiciones”. Se trata de una visión muy precisa de buena parte de su obra, que culmina -para mi sensibilidad- con las composiciones “accidentales” de la fotografía callejera. El Marc Riboud “humanista”, “lírico”, etcétera, está muy bien. Quizá sea menos vibrante y poético que el Marc Riboud viajero empedernido, vagabundo celeste, descubriendo el misterio de lo “divino” de la creación al azar de un viaje, un encuentro, una cita fallida, una manifestación callejera; sin la perfección técnica, quizá, de los maestros de la fotografía “artística”, pero con la gracia única de las cosas callejeras, alumbrando inolvidables misterios.
Repensar el puesto de Cartier-Bresson en la historia general de las artes plásticas.
Robert Frank recuerda el Baño de Diana de Klossowski en Caldetes.
Man Ray vuelve a su domicilio último, recordando su foto de Marcel Proust.
Eggleston, la campaña Obama / Romney y el ocaso de los EE.UU.
La ascensión de Donald Trump contada por Martin Parr.
Doisneau y los ángeles de la Tierra baldía.
Recuerdo a Doisneau… embriaguez de la noche del 13 / 14 de julio.
Irene says
In memoriam Marc Riboud, sí.
JP Quiñonero says
Amén, Irene, si.
Q.-