Rue du Faubourg-Saint-Antoine, 12 marzo 2017. Amor y guerra social en los muros de París… “Shoot the bank”.
Por vez primera en la historia, la Alta Autoridad hace públicas las declaraciones de patrimonio de los candidatos a la elección presidencial.
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Y esa declaración, sin control fiscal, permite descubrir comportamientos que rozan lo escandaloso.
Se descubre que… la Asamblea Nacional (AN) tiene mucho de “paraíso fiscal” para más de un centenar de diputados, cuando el patrimonio confesado por los grandes candidatos, Marine Le Pen, François Fillon y Emmanuel Macron sorprende llamativamente por una “modestia” que pudiera ser escandalosa desde el punto de vista fiscal.
Entre 2010 y 2013, trabajando en la Banca Rothschild, primero, y como secretario general adjunto del presidente Hollande, Macron reconoció haber ganado más de 3 millones de euros: 1.022.583 euros de salarios, 1.426.831 euros como beneficios comerciales (comisiones legales, como banquero), y 561.582 euros de “ingresos correspondientes a capital mobiliario”. Tras esos ingresos millonarios, Macron ha reducido su fortuna a 156.160 euros, entre 2014 y 2017. El ex ministro vendió un apartamento parisino de su propiedad y vive en una residencia propiedad de su esposa.
La Asociación de lucha contra la corrupción (ANTICOR) han presentado una denuncia ante la Alta autoridad para la transparencia de la vida pública (AATVP) pidiendo una “investigación” sobre la misteriosa “evaporación” del patrimonio confesado de Macron.
Igualmente llamativo es el caso de François Fillon, candidato conservador, que declara un patrimonio inmobiliario de 925.000 euros y unos bienes mobiliarios por un valor de 256.000 euros. Las fotos de la residencia familiar de Fillon, en el departamento de la Sarthe, publicadas en el semanario Paris Match, dan una muy otra idea de su residencia familiar: una residencia noble / señorial del siglo XVII, con muebles de época. Los trajes de 5.000 / 7.000 regalados, los 900.000 euros cobrados por Penelope Fillon, como asistenta parlamentaria de su esposo, tampoco “cuadran” con una declaración patrimonial muy “clase media”.
El caso de Marine Le Pen está en vía judicial. La candidata del Frente Nacional (FN, extrema derecha) valora en 630.000 euros una residencia señorial en las afueras de París. La administración fiscal estima oficialmente que Le Pen “minusvalora gravemente” sus propiedades, reclamando una “revisión” antes de iniciar un procedimiento fiscal.
Solo un candidato ultra minoritario, Nicolas Dupont-Aignan, nacionalista conservador, declara un patrimonio relativamente consecuente, evaluado en 2,3 millones de euros, entre una residencia familiar y tres apartamentos en París. Si la suma global puede parecer “aproximada”, el conjunto de los bienes declarados sorprende por su “baratura”.
Jean-Luc Mélenchon, candidato de extrema izquierda, confiesa un patrimonio inmobiliario de 1,1 millones de euros: un piso parisino valorado en 800.000 euros (precio muy modesto para un piso de 110 m2, en París) y una casa de campo valorada en 90.000; precio irrisorio incluso en la Francia más humilde.
Benoît Hamon, candidato socialista, confiesa ser propietario de un piso parisino de 108 m2, valorado en 700.000 euros. Precio tirado en un barrio modesto. Y un apartamento de 62 m2, valorado en 112.000. Precio de ganga.
A la extrema izquierda, Philippe Poutou, no es propietario de nada. Y en sus cuentas corrientes solo había 22.665 euros a finales de febrero. Nathalie Arthaud, extrema izquierda, así mismo, confiesa ser propietaria de un apartamento valorado en 248.000 euros, que continúa pagando a crédito.
Presidencia Hollande, campaña presidencial: fin de reino entre ruinas políticas.
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