Porte de la Villette, mitin Emmanuel Macron, 1 mayo 2017. Foto JPQ.
23 febrero 2017: Retrato improvisado de Emmanuel Macron, posible presidente de Francia. Dos meses más tarde… Les Echos, 1 / 2 mayo 2017: Macron, 61 – Le Pen, 39.
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A cinco días de la segunda y decisiva vuelta, Emmanuel Macron, social reformista, consolida su ventaja aparente sobre Marine Le Pen, extrema derecha, beneficiándose, quizá, del tono anti sistema de la candidata del Frente Nacional (FN), cuando los enfrentamientos de grupúsculos de extrema izquierda provocaron ayer reacciones de rechazo de todo el abanico político.
Las celebraciones del 1º de mayo fueron presentadas por Macron, la familia Le Pen y los sindicatos como una prueba de fuerza, social, política y electoral. A última hora de la tarde de ayer, lunes, el último sondeo de Les Echos, matutino de referencia financiera, y LCI, primera cadena de información permanente, anunciaba que el candidato social reformista había ganado un punto, consolidando su ventaja aparente de 61 contra 39 % de intenciones de voto, ante el voto final, el domingo próximo.
Ante la gran batalla del 1º de mayo, abrió el fuego la familia Le Pen, dando un nuevo y lamentable espectáculo “político”.
Jean-Marie Le Pen celebró su siempre particular 1º de mayo ante la estatua de Juana de Arco. En otro tiempo, Le Pen (padre) montaba un “número” incendiario. Ayer, Macron le recordó el asesinato de un francés de origen marroquí, víctima del vandalismo criminal de unos “simpatizantes” del FN, el 1º de mayo de 1995.
Mientras Le Pen padre debía tragarse esas culebras envenenadas, su hija Marine comenzaba su último gran mitin, en París, lanzando metralla podrida contra Macron, fingiendo ignorar el aniversario del marroquí asesinado por “simpatizantes” de su padre. Intentando conquistar el voto anti sistema de la extrema izquierda populista (electores de Mélenchon, en la primera vuelta), Le Pen volvió ayer a presentar a Macron como el “candidato de los bancos y el capitalismo salvaje”. A falta de convencer a nadie, Le Pen echaba aceite al fuego que debía estallar horas más tarde, cuando bandas de extremistas anti sistema se enfrentaban con violencia a las fuerzas del orden.
Intentando dar “credibilidad” a sus posiciones sobre Europa, Le Pen volvió a intentar “clarificar” sus posiciones sobre el euro, repitiendo a gritos su penúltimo galimatías: “¡El euro ha muerto! ¡Si yo soy elegida presidencia por el pueblo de Francia, enterraremos juntos una Europa que hace mucho daños a nuestra patria!”.
Como un eco a las proclamas inflamables del mitin de Le Pen, los sindicatos que celebraban el 1º de mayo en orden muy particularmente disperso se vieron desbordados por unas “bases” y grupúsculos anti sistema, que dieron a los desfiles sindicales el color de las jornadas de violencia callejera, finalmente sofocadas por las fuerzas del orden, con cargas para militares.
El guerra civilísimo de la familia Le Pen y la violencia callejera convirtieron el último gran mitin de Macron en un “oasis” de paz y optimismo voluntarista.
A caballo entre la táctica y la estrategia, entre la respuesta expeditiva y el proyecto de sociedad y transformación del modelo político francés, Emmanuel Macron dio ayer una impresionante prueba de fuerza, con el mitin más importante de toda la campaña electoral, con mucho, resumen global de su programa presidencial.
¿Marine Le Pen? “Ella encarna la anti Francia. Ella encarna todo lo opuesto de las tradiciones culturales, sociales y policial de Francia. Su programa es el odio y el repliegue ultra nacionalista”.
¿Francia? “Debemos reformar Francia, para mejorar. Para romper con una tradición que tiene más de veinte años de historia. Para reformar debemos liberar nuestras energías. Y trabajar juntos. Lo he repetido a lo largo de toda esta campaña. Quiero hacer como de Gaulle: coger lo mejor del centro, la derecha y la izquierda, para gobernar juntos. Debemos ponernos en marcha, juntos, para inventar el nuevo modelo político nacional. Lo esencial de mi programa es progresar mejorando nuestra educación”.
¿El terrorismo? “Debemos consolidar nuestras alianzas internacionales. Debemos reforzar nuestra seguridad”.
¿Europa? “Asegura nuestra prosperidad y nuestra seguridad. El euro es la matriz de nuestra riqueza y nuestro futuro. Debemos trabajar juntos, con nuestros vecinos y aliados. Juntos seguiremos construyendo un proyecto común. El nacionalismo es la guerra. El repliegue nacionalista sería un desastre económico y una catástrofe para Europa”.
Repetidos los grandes principios, Macron no olvidó responder punto por punto a los populistas de izquierda y derecha, denunciando las maniobras tácticas de Le Pen y Mélenchon.
Desde el extrema izquierda bolivariana, Mélenchon se atreve a pedir “garantías” a Macron, reclamando “un gesto” hacia la izquierda. Macron le responde: “No pienso hacer ningún gesto irresponsable. He propuesto un programa. En las próximas elecciones legislativas presentaré a 600 candidatos, que no serán de la izquierda y la derecha tradicionales”.
Desde la extrema derecha, ante las acusaciones de “candidato del capitalismo salvaje”, Macron responde de este modo: “La señora Le Pen está al frente de un partido que representa la anti Francia. El programa de la extrema derecha es profundamente anti francés: está contra las más profundas raíces de Francia; está contra los más profundos intereses nacionales. Su demagogia es anti patriótica: un fraude, una mentira permanente”.
A cinco días del voto definitivo, Le Pen y Macron convirtieron las celebraciones del 1º de mayo en una jornada quizá decisiva.
Durante toda la primera semana de la segunda vuelta, Le Pen decidió utilizar un tono más radical, violento y demagógico. Quizá ganó una primera batalla, a la puerta de una empresa hundida en una grave crisis social. Elevando el tono de voz, con un nivel de grosería siempre más alto, la candidata de extrema derecha quizá puso un “techo” a sus ambiciones. Cuando sus simpatizantes gritaron “¡Macron te vamos a follar, te vamos a dar por el culo!”, en el mitin de Marsella, la semana pasada, ese tipo de groserías sonaron como unas señal de alarma para muchos electores conservadores.
Tras las groserías demagógicas de Le Pen, las violencias callejeras de ayer fueron otro “semáforo” en rojo chillón. A la misma hora que las cadenas de tv mostraban las violencias callejeras, la cadena LCI anunciaba que Macron había ganado un punto en los sondeos.
Quizá no se trate de un resultado de causa y efecto. Quizá se trate de puro azar. Y los sondeos no prejuzgan el voto final. Pero, en Francia, los sondeos de la última semana no se han equivocado nunca en la historia de la V República. Veremos.
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