Ségolène Royal, montando un numerito personal en Le Bourget, 22 enero 2012. Foto JPQ.
“La economía no es lo suyo… la diplomacia tampoco, por otra parte. Bueno, en realidad, todo eso no tiene ninguna importancia: ella debe marchar sobre las aguas, como Jesús”, Ségolène, sex symbol “socialista”.
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Apenas han pasado cinco años, y… Madame forma parte de la ilustre tropa que se pelea a dentelladas por dar un beso en la boca al presidente Macron…
Una veintena larga de primeros ministros y ex ministros de centro, derecha e izquierda (socialista y comunista), están pidiendo audiencia a Emmanuel Macron para ofrecerle sus servicios más o menos incondicionales, cuando el nuevo presidente de Francia se propone comenzar gobernando con un rosario de decretazos.
Antes de ser elegido presidente, Macron ya contaba con el apoyo de comunistas reconvertidos en el reformismo (Robert Hue), ecologistas libertarios en otro tiempo anti sistema (Daniel Cohn-Bendit), ex primeros ministros muy conservadores (Dominique Villepin), ex primeros ministros socialistas caídos en desgracia (Manuel Valls), ex ministros de justicia conservadores (Dominique Perben), ex ministras de justicia socialistas (Christiane Taubira), antiguos consejeros íntimos de un presidente socialista, Mitterrand (Jacques Attali), consejeros íntimos de un presidente de derechas, Chirac (Philippe Douste-Blazy), esposas de un presidente socialista (Ségolène Royal), presidentas de la patronal más conservadora (Laurence Parisot)… Se trata de una relación muy restrictiva.
Elegido presidente de la República, la relación de ex ministros, primeros ministros, consejeros, “intelectuales”, animadores de tv y grandes empresarios que han ofrecido sus servicios a Macron, de la manera más llamativa y perentoria, ha crecido de manera espectacular.
A la izquierda, Manuel Valls, ex primer ministro del ex ministro de economía Emmanuel Macron, fue el primero en “ofrecerse”, dejando caer la “necesidad imperiosa” de “colaborar” con el nuevo presidente. Macron recogió el guante, con una respuesta envenenada: quienes deseen colaborar o integrarse en su nueva mayoría presidencial deberán “abandonar” antes sus familias políticas de origen. Regalo y oferta envenenada: si Valls decidiese integrarse en la mayoría presidencial de Hollande debería abandonar el PS, de facto. No está nada claro qué puesto podría ofrecer Macron a su antiguo rival en el gobierno de François Hollande.
A la izquierda reformista, Bentrarnd Delanoë, ex alcalde de París, fue uno de los primeros socialistas que pidió el voto para Macron, denunciando el sectarismo de una parte del “aparato” socialista. Espera ser “recompensado”.
A la izquierda, igualmente, Ségolène Royal repite desde hace semanas, a quien quiere oírla, que ella fue, en su día, la promotora de la “refundación política” de Francia que hoy encarna Emmanuel Macron. Hace meses que Ségolène ha intentado convencer al padre de sus cuatro hijos, François Hollande, de ofrecerle un “nombramiento internacional”. En vano. Hollande conoce demasiado bien a su ex para embarcarse en “promociones” de última hora. Fallidos los conciliábulos con el presidente saliente, Ségolène ha ofrecido sus servicios al presidente entrante.
A la derecha reformista, Nathalie Kosciusko-Morizet, ex ministra de Sarkozy, evoca con respeto la posibilidad de un “diálogo de fondo” con el nuevo presidente.
A la derecha tradicional, Bruno Le Maire, ex ministro de Nicolas Sarkozy, candidato eliminado en las primarias del centro y la derecha, se declara “dispuesto” a colaborar con Macron. “En nombre de los intereses superiores de la nación”, claro está.
A la derecha, igualmente, Jean-Louis Borloo, ex ministro de Nicolas Sarkozy, anunció “solemnemente” su deseo de “colaborar” con todas sus fuerzas con Macron, insinuando que, con él, otros amigos centristas “estarían dispuestos” a integrarse en la todavía mal conocida y futura mayoría presidencial.
Más a la derecha, si cabe, Dominique Villepin, ex primer ministro de Chirac, repite a quien quiere oírlo, que “admira” la “modernidad” del proyecto presidencial de Hollande. En el lenguaje coloquial de Villepin, se trata de una manera tirando a servil de “ofrecer sus servicios”.
El presidente Macron y su guardia pretoriana, Richard Ferrand, secretario general del partido presidencial, En Marcha, François Bayrou, ex ministro de Chirac, el gran aliado centrista, Jean-Yves Le Drian, ministro de la defensa de Hollande, Gérard Collomb, alcalde de Lyon, socialista próximo a Manuel Valls, Anne-Marie Idrac, gran empresaria, ex ministra de Chirac, contemplan esas y muchas otras genuflexiones palaciegas con callada ironía distante.
Sin duda, algunos de esos hombres y mujeres serán “recompensados”. Y pudieran integrarse en el primer gobierno, en el primer equipo gubernamental del presidente Macron, la semana que viene. O no.
Sin embargo, Macron anunció hace días, que, en verdad, sus primeras reformas, pudieran realizarse con decretazos, recurriendo al artículo 43 de la Constitución, que permite aprobar un proyecto de Ley sin debate parlamentario.
Muchos gobiernos de izquierda y derecha han recurrido al decretazo del artículo 43 de la Constitución, para imponer sus reformas a paso de carga. La gran novedad es que el nuevo presidente pudiera recurrir a tal recurso estratégico durante los primeros cien días de su mandato presidencial.
Tras la experiencia catastrófica de la reforma laboral de la pareja Hollande – Valls, que Macron vivió en primera línea, como ministro de economía, el nuevo presidente de Francia pudiera recurrir a varios decretazos en terrenos tan sensibles como el mercado del trabajo, las nuevas relaciones entre las empresas y los trabajadores y la “moralización” de la vida pública nacional.
En su libro Revolución, best seller nacional, Macron esbozó hace meses su credo económico liberal, atemperado con “nuevos derechos y nuevas protecciones”. El credo liberal reformista de Macron se resume en esta legendaria frase de François Guizot, uno de los patriarcas del liberalismo a la francesa: “¡Enriqueceos!”. Cuando un joven de los suburbios le reprochó, a voz en grito, que usaba trajes de alta costura, a tres mil euros la pieza, Macron le replicó: “Hay que trabajar para poder comprar estos trajes”.
Tras la catastrófica aventura electoral de los empleos ficticios de los que se benefició la esposa de François Fillon, precipitando la derrota final del candidato conservador, Macron ha prometido varios decretos destinados a “moralizar la vida pública nacional”. Se trata de una promesa “barata” y eficaz. Que no compromete a gran cosa, pero señala con un dedo acusador a Marine Le Pen, perseguida judicialmente por los empleos ficticios de los que se han beneficiado varios miembros de su equipo, pagados con dinero del Parlamento Europeo (PE).
Ante la fabulosa algarabía que cubre con su polución las amenazantes nubes del nuevo paisaje político nacional, Emmanuel Macron baraja en silencio sus muy distintas cartas. Dejando que los aspirantes de izquierda y derecha llamen a las puertas de su guardia pretoriana. Elaborando con hermética discreción el equipo del comando político que deberá entrar en el Elíseo para tomar el control de los teléfonos, mensajerías y resortes del poder. Para preparar el paso siguiente: el nombramiento de un primer ministro o primera ministra que pudiera ser una sorpresa. O no. “Tengo su nombre en la cabeza”, declaró Macron un día antes de su elección. Agregando: “Pero nadie conoce mi decisión”. “Elucubraciones, las justas; porfa.”
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Irene says
Impresionante recuento, la verdad. Confirma que lo mejor del periodismo es su criterio documentado gracias a la memoria y la experiencia, tu periodismo lo prueba
JP Quiñonero says
Irene,
Alaaaaa…. glupglupgluppp…. ¡¡!!!… Ya me contarás donde puede invitarte a algo (respetuosamente, ça va de soi), a la altura de mis magros emolumentos, oye,
Q.-
Pablo Eugenio Fernandez Jiménez says
Quiño, dile a Emmanuel, que si necesita anestesista, yo gratis.
Y corderos, tengo de la raza merina, unos lechales exquisitos, que pida por esa boca, oye.
Y a mí casa, le cambié de nombre, Villa Macron, que es la suya
JP Quiñonero says
Muy generoso te veo, Pablo… yo a los políticos no les presto ni el botijo, para beber agua… son capaces de quedárselo.
…
Por otra parte, ya veremos cuanto dura la euforia. «Roma no paga a los traidores»…
…
Cool… y ni se te ocurra soltar prenda, ¡que te toman la palabra y te arruinan..!
Q.-
Pablo Eugenio Fernandez Jiménez says
😂😂😂😂😂😂😂😂