La Constitución de la V República y la eficacia implacable de sus maniobras tácticas comienzan a ofrecer a Emmanuel Macron un poder “absoluto” al que no pueden aspirar Donald Trump, Angela Merkel ni ningún jefe de estado o gobierno democrático [ .. ]
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[ .. ] Candidato, Emmanuel Macron prometía “romper” con la “tradición” de los últimos veinte o treinta años de política nacional, anunciando una “revolución” (una más, desde la primera de 1789 / 93) basada en el liberalismo económico (“más libertades”), el intervencionismo tradicional de raíz cristiana, en su caso (Paul Ricoeur), y un “optimismo voluntarista” semejante al del primer Giscard (1974).
El primer Macron, por su parte, maniobra con la habilidad de un general cuyos modelos nacionales son el joven Bonaparte de la campaña de Italia y el joven de Gaulle teórico del “cuerpo acorazado”: los blindados “acompañando” a la infantería que ocupa el terreno. Electoral, en el caso del presidente Macron, dispuesto a asumir “todos los poderes” tras la campaña electoral en curso… Macron, absolutismo posmoderno.
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