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1. Pablo Eugenio Fernandez Jiménez says

   junio 20, 2017 at 3:10 pm

   Vaya, Juan Pedro, cada día se aprende algo nuevo. Locavoro, locavore, devorar lo próximo, en el buen sentido, que ahora con «la caló» no te digo de como está el «personal» femenino en Sevilla, y yo, perdón pido, que me hicieron heterosexual, creo se dice al que le gustan las mujeres.
   La verdad, en mi faceta de agricultor eso hago, rotar cultivos y tierras cada 3-4 años. Y animo al urbanita a amar las plantas, tener huertos urbanos ¡Qué te voy a decir a tí que eres de Totana!
   Mi abuelo, el navarro, de Corella, me decía por mi padre, su yerno, tu padre presume de Extremadura pero eso es porque no conoce La Ribera. Espárragos Trigueros decís en Extremadura, los navarros tienen que cogerlos entre dos o tres hombres.
   Y así en el Cielo como en la Tierra, locavoro

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   • JP Quiñonero says

     junio 20, 2017 at 3:45 pm

     Pablo,

     Si tuviese que decir lo que pienso, me atrevería a decir que, en verdad, eso del locavoro me parece una miqueta elitista: por esa lógica quedarían condenados a la pobreza millones de agricultores que intentan salir adelante intentando vender sus productos más allá de las fronteras de su pueblo y pedanías próximas.
     Pero, bueno… la otra cara del problema es el macro problema de la agricultura industrial.
     En Aligre, lo que más se vende es fruta marroquí y española, con perdón, incluidos los productos de la antigua Corona de Aragón, los limones murcianos, las naranjas valencianas, los melocotones del Valle del Cinca y las picotas del Valle del Jerte, cosa sublime, que era mucho menos apreciada cuando Buñuel filmó una legendaria película por tierras extremeñas. Pero eso es ya otra historia, si,

     Q.-

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