Mouth (for L’Oréal), Bouche (pour L’Oréal), New York, 1986.. The Metropolitan Museum of Art. © The Irving Penn Foundation.
Tras la exposición del Metropolitan, Centennial, la primavera pasada, el Grand Palais consagra a Irving Penn (1917 – 2009) la segunda gran retrospectiva internacional del año del centenario de su nacimiento, alumbrando el legado majestuoso de uno de los grandes patriarcas de la fotografía del siglo XX.
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Con motivo de su muerte, Richard Avedon, maestro entre los grandes maestros del arte fotográfico, llegó a decir que Henri Cartier-Bresson (HCB) era el Tolstoi de la fotografía contemporánea. Irving Penn merece un título semejante, si se quiere intentar comprender su puesto en la historia de la fotografía, “comparada” con la historia de la novela moderna.
Realizada en colaboración con el Metropolitan Museum of Art de New York y la Irving Penn Foundation, comisariada por Jeff L. Rosenheim, Maria Morris Hambourg y Jérôme Neutres, la majestuosa retrospectiva del Grand Palais, abierta al público a partir del próximo día 21, ofrece una panorámica histórica del legado de Penn.
A través de 235 copias originales -una colección ligeramente superior a la del Metropolitan-, realizadas por el propio Penn, en su inmensa mayoría, acompañadas de una selección de dibujos y pinturas, poco conocidas, la retrospectiva del Grand Palais propone una revisión completa de una obra capital, desde las distintas perspectivas del trabajo del fotógrafo: la moda -su obra más conocida-, las naturalezas muertas, los retratos, los desnudos femeninos, los oficios más “triviales”, colillas y restos de cosas abandonadas, la publicidad.
Nacido en New Jersey, en el seno de una familia de emigrantes judíos rusos, hermano de Arthur Penn, el gran cineasta, casado en segundas nupcias con una antigua bailarina y modelo célebre, Lisa Fonssagrives -su musa y modelo más célebre-, Penn comenzó estudiando dibujo, historia del arte, grafismo, pintura; y tuvo como primer mentor a otro personaje legendario, Alexey Brodovitch, emigrante ruso, así mismo, que llegó ocupar un puesto eminente en Harper’s Bazaar, desde cuyas páginas contribuyó a revelar a otros futuros grandes maestros, como Richard Avedon, Hiro (Yasuhiro Wakabayashi) y Garry Winogrand, entre otros.
Penn llegó a realizar trabajos famosos para Harper’s y para Vogue -la revista donde se publicaron muchos de sus retratos más conocidos y buena parte de su trabajo como fotógrafo de moda. Pero el glamur, la elegancia, la alta costura y la publicidad -otro género que Penn cultivó con una maestría excepcional-, solo son un capítulo, entre muchos otros, de un legado majestuoso.
Penn no fue un fotógrafo callejero, como Winogrand -uno de los patriarcas de la streetphotography-, pero se interesó muy pronto por la fotografía de los restos, despojos, colillas y objetos perdidos no solo en las calles de las ciudades grandes y pequeñas, en los EE. UU., América del sur y Europa. Y trató ese material con las técnicas, recursos y pulcritud del arte más grande.
El desnudo femenino tiene muchos grandes maestros. Se trata de un género cultivado con rigor por muchos patriarcas (comenzando por el Alfred Stieglitz, que fotografió a Georgia O´Keeffe en la intimidad, durante muchos años, por razones no solo estéticas). Los desnudos de Penn realizados entre 1949 y 1950, desconocidos por el gran público durante varias décadas, destacan por su pureza visionaria: el cuerpo femenino es contemplado (en blanco y negro, iluminado con luz cenital sobre lienzos de blanco purísimo) desde una óptica “geométrica”, que roza la abstracción, a la manera de la escultura de Henry Moore, Baltasar Lobo o el primer Chillida. El “origen del mundo” (Courbet) es explorado a través de la geometría del cuerpo femenino.
Penn realizó retratos magistrales de Marlene Dietrich, Picasso, Marcel Duchamp, T.S. Eliot, Alfred Hitchcock, Salvador Dalí, Spencer Tracy, Igor Stravinsky, entre un interminable etcétera. Muchos de esos retratos se publicaron originalmente en Vogue. Se trata, con frecuencia, de obras mayores, inspiradas, con frecuencia, en “relecturas” y “diálogos” con obras de Goya, Daumier, Toulouse-Lautrec. En esas obras, como en buena parte del legado de Penn, se confunden la historia del arte, la maestría técnica y la “artesanía” de genio, roturando campos inexplorados para la creación fotográfica.
La formación histórica y clásica del joven Penn está presente en todas sus creaciones. La maestría técnica, en su caso, tenía el instinto y la vocación de la indagación permanente. Cartier-Bresson se “encasilló” voluntariamente en el uso de una casi única herramienta de trabajo, las cámaras y ópticas Leica. Penn, por el contrario, usó una gama muy variada de cámaras y ópticas. Incluso llegó a fabricar sus propias cámaras, concebidas con fines personales y exclusivos. De los grandes formatos, en estudio, utilizados para alcanzar las más altas cumbres de la fotografía de moda, inmortalizando a su esposa, a las cámaras mucho más ligeras, utilizadas en América del Sur y África, en estudios “portátiles”, pertrechados con equipos muy personales, Penn fue un técnico único en su género, con otra peculiaridad: realizar él mismo sus copias en papel. Cartier-Bresson, entre muchos otros, daba “consignas” a los técnicos que realizaban copias en papel de sus negativos. Penn realizaba sus propias copias, con un magisterio incomparable, quizá.
Los grandes retratos (Marlene Dietrich) y las grandes fotografías de moda (Lisa Fonssagrives) son modelos canónicos del magisterio técnico y artístico, utilizando recursos igualmente excepcionales, en estudio. Muy al contrario de los maestros de la fotografía callejera (Cartier-Bresson, Winogrand, Doisneau, Joel Meyerowitz), consagrados a la busca y captura del “instante decisivo”, con cámaras “ligeras” (Leica) Penn llegó a tratar las naturalezas muertas más triviales, las colillas más humildes, con los recursos del estudio (medios y grandes formatos, iluminación artificial), convertido en estudio ambulante cuando así lo exigían sus viajes. Richard Avedon siguió una vía de trabajo muy semejante en sus grandes series sobre la América profunda. Penn llegó a rozar si no cultivar la fotografía etnográfica, en América del Sur y África. Muchos de sus retratos de niños y obreros que realizaban las tareas más humildes son obras maestras que recuerdan la herencia del Barroco español y europeo.
Como Avedon, Penn no desdeñó ninguna de las disciplinas menos “nobles” del arte fotográfico, como la imagen publicitaria. Funny Face, la película de Stanley Donen, interpretada por Fred Astaire y Audrey Hepburn, rinde una suerte de homenaje a Avedon, con una imagen lírica y glamour del oficio de fotógrafo de moda y publicidad de la alta costura. Se trata de una “mentira” sentimental. Por el contrario, cuando Penn realiza un retrato del trompetista de jazz Miles Davis, destinado a servir de “cubierta” a un disco / álbum célebre (Tutu), esa “publicidad discográfica” deslumbra vertiginosamente por la belleza clásica del “producto”.
La dimensión glamur y alta costura de la obra de Penn quizá han eclipsado parcialmente el resto de su obra, menos conocida por el gran público. La majestuosa retrospectiva del Grand Palais quizá sea una sugestiva invitación al recuerdo y la revisión. En su caso, una chica fumando, enjoyada, tocada con un sombrero de alta costura, puede ser un icono publicitario, cómo dudarlo: pero comienza por ser una composición geométrica, artística, cuyas fuentes originales se encuentran en el arte del retrato clásico. Es el caso, así mismo, de los retratos de Lauren Hutton realizados por Avedon en el Pacífico hacia 1968. Siguiendo a su primer maestro, André Lothe, Cartier-Bresson pensaba que la fotografía comenzaba por la geometría, el arte de la composición. En el caso de Irving Penn, se trata de la matriz original de toda su obra. Cartier-Bresson aspiraba a captar, inmortalizar, el instante decisivo. Penn aspiraba a captar la luz pura y virginal de los artesanos de genio, capaces de alumbrar nuevos mundos, por venir.
Homenaje al Irving Penn de Tutu.
Dark Lady y cien años de fotografía publicitaria, en Vogue.
Genial. Muchas gracias, Quiñonero.
Antonio, alaaaa…. Graciasssssssss
Q.-