Cada tema con su loco.
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Mi editor presenta la cosa de este modo…
Quiñonero: “España no aguantará sin un diálogo cultural de fondo”.
Los colegas del ABC prefieren hacerlo con esta ocurrencia:
“Cela lo recomendó en el Congreso”.
En Canal + (Francia) he soltado este tostonazo:
España / Cataluña… orígenes y salida de la crisis: el modelo Quiñonero.
La locura viene de lejos.
23 marzo 2010: De la inexistencia de España, nueva edición.
Porcel, Quiñonero contra Caín.
Cela… “deben leer este libro, Señorías…”
Fernando García de Cortázar… “Rafael Altamira, Américo Castro, Claudio Sánchez Albornoz, Salvador de Madariaga, Julián Marías… Juan Pedro Quiñonero”.
Ricardo García Cárcel… “… el perfecto reflejo de la memoria doliente del exilio hispánico”.
Ángel Duarte… “… finalidad colosal del trabajo”.
“¡Horror..! Quiño amenaza con seguir..!” “¡Socorro..!”
Laura says
Estará usted contento.
JP Quiñonero says
La locura humana tiene infinitos rostros, Laura.
Ricardo Lanza says
Pues ya está, estimado. En cuanto vaya a Salamanca, la merco en la librería de Anaya, esquina a la calle Mayor; y digo Salamanca porque comprarla allí me da mayor sentido, me parece que te aleo con todo lo que ha significado y supone la universidad salmantina, sus recuerdos, la historia de la ciudad, eso y aquello…
JP Quiñonero says
Ricardo,
A ver… Ya me contarás, si te apetece, claro.
Cool.
Q.-
Ricardo Lanza says
Claro que te contaré, y mucho; aunque me disculparás si tardo algunos días en pasar por Salamanca. Quiero hacerlo sin prisa,, sin viento, sin hielo, como si casi fuera sopista catedralicio, alojado en el hospicio de frailes, recibiendo los libros de las clases a cargo de Lope y de Quevedo, empeñando la capa para pagarme las tardes de la bribia.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Cool… las cosas de la eternidad pueden esperar indefinidamente. No te empeñes en nada: cúbrete, que amenaza un frío siberiano, por París, al menos,
Q.-
Ricardo Lanza says
Hasta los guantes de lana he tenido que sacar hoy (son los mejores). Me tocaba visita a Luis Garrido, escritor que vivió de los libros (y bien), aunque no de los suyos (Los niños que perdimos la guerra, y otros), y es ya nonagenario y cada vez son menos quienes van a verle. A la salida de su casa, frío, aunque, claro, no es el de Nueva York o Berlín, menos el de Chicago. Un saludo desde la proximidad de la medianoche, ya el 1 de diciembre está al llegar.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ah… Los niños que perdimos la guerra, Luis Garrido…
Si, la gente mediterránea llevamos mal el frío. Quizá queda una esperanza. Navidad está al caer, y, con ella, el Año nuevo, los días más largos, la ilusión de la primavera que vendrá…
Q.-
Ricardo Lanza says
Esta mañana a 1 grado, estimado, y se caía el moco (no el del pavo, que ya se aproxima Navidad), y las coyunturas chirriaban, grajeaban y crocitaban, como si una banda de grajos y vultúridos anidasen en ellas, y, al cruzar las calles, si un auto venía, apenas dabas cuatro pasos ya que parecías mecano oxidado de posguerra, y alzabas las manos (hasta la cintura, que no daba pa’más) pidiendo socorro;: y luego, al entrar al portal, lo viste como refugio de elíseo celeste en que te habían acogido. ¡No te digo nada al cruzar la puerta de tu casa, que ya creías regresar de una guardia en Stalingrado! ¡Menudo bandarra que estoy hecho, hasta el fresco de Madrid me amilana!
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ah… por mi parte, ando refugiado tras el ordenata, insensible al encanto del frío callejero & siberiano, esperando que el tiempo cambie, que no va a cambiar, ay, según dice el tiempo de mi iPhone, que es mi primera fuente de información sobre esas cuestiones tan inquietantes,
Q.-
Manel says
Menudo libraco.
JP Quiñonero says
Hombre, Manel, libraco, quizá, vaya usted a saber,
Q.-
Ricardo Lanza says
Recién llegado del frío. Esta vez, diálogo con amigos en el bar del Ateneo. Al salir, el relente no se notaba tanto; tal vez la alegría del finde lo maquillaba; hasta me he permitido dar un voltio por Santa Ana, el bar de los espejos de Valle, Carretas y vuelta por San Jerónimo para coger mi bus. Había suficientes paseantes para animarte con la singularidad de algunos y las historias imaginarias que compongo, inducido por sus rostros, sus figuras, sus talentes, su caminar.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ah… deambulas por plazas y calles que forman parte de mis vagabundeos personales… la plaza de Santa Ana, a la que siempre vuelvo, a mediados / finales de diciembre, Carretas, la calle de San Jerónimo, la calle Zorrilla, la de Azorín y La Ancha…
Correré un tupido velo.
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
Sí…. Y ahora me resulta más atrayente, hasta con una miaja de emoción si voy solo. Se prepara la tarde, como chico en vacaciones, me bajé, primero en Gran Vía, cuesta abajo Montera, a la derecha, por la Plaza del Carmen, tirando luego hacia Carmen y preciados, después, Arenal y el pasaje de las librerías, cruzando enseguida Mayor para salir a su Plaza que, aun abarrotada de personal, como resulta pertinente en vísperas de Navidades, tiene el encanto del paisaje urbano y el paisanaje que la frecuenta; también me viene el recuerdo de las hégiras barcelonesas (¡qué ganas de repetir!), muchas, por la Ciutat Vella y el Raval, sevillanas, Sierpes arriba y abajo de Santa Cruz a la Campana, malagueñas, traseras de Larios, la Trinidad y el Guadalmedina, vuelta por la Alameda, bilbainas y palmesanas (un casco antiguo que pocos conocen bien, y es increíble la cantidad de calles y callejas enrevesadas, casonas y palacios, iglesias…y la espléndida Catedral, estimado.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Qué maravilla de guía de viajes…
En mi caso, siempre voy con poco tiempo, ay. Pero bueno, el criminal siempre vuelve a los lugares del crimen: Callao, Gran Vía, Alcalá, calle Zorilla, Carrera San Jerónimo, Prado, La Ancha, Plaza de Santa Ana… un Madrid temo que difunto.
Cool.
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
La resurrección que deseemos darle, de acuerdo a nuestros credos literarios y sociales. ¡Que no sea el entierro de Larra en su plena juventud! Al menos, la magia, la nuestra, logra devolverle la vida, extenderla centurias, que el tercer milenio acaba de empezar, dicen tantas cosas de él que ya no sé si hacerle más o menos caso que cuando iba llegando ese fin del mundo del año mil, y muchos esperaban ya verse en el Valle de Josafat declarando ante un dios que no admitía recursos ni apelaciones.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ay… cuestión que me devuelve a la Picaresca y el Estilo noble castellano (JB dixit). La Picaresca introdujo una descreencia trágica, que bien resume el legendario poema de Quevedo «Miré los muros de la patria mía…» Garcilaso todavía era capaz de ver ninfas en el Tajo. Quevedo y la Picaresca no creen en ninfas: la suya es una patria caída y desmoronada en sus cimientos morales y espirituales. Por esa vía solo se camina hacia el desencanto, el destierro, las cenizas frías de una muerte sin mañana. El Cántico y el Estilo noble encarnan otra tradición, la mía: las palabras visten todas las cosas con la luz de un nuevo día… con las palabras es posible construir nuevos mundos, que están en este y nos salvan y redimen,
Q.-
Jordi says
Enhorabuena, fiera (con retraso)!
JP Quiñonero says
Uauuuuuu… «fiera»… qué ilusión, oye, Jordi. Graciasssss
Q.-
Ricardo Lanza says
Estimado: continúa el frío pero no caen las aguas, es casi ya asunto de sequía bíblica, de esas gredas de las tierras del Segura y el Guadalentín que luego asuela el aguacero durante agraces períodos que dejaron reflejo en los nombres de riadas. Pero este clima resulta fresquito al lado de algunas heladas de París, ¿verdad?, aunque no sean ya las de antaño: el Sena congelado, las calles, cuajadas de carámbanos y nevazos, el problema, terrible, perenne, dramático, de las clases populares a las que no llegaban los cuartos para la leña y se debían helar. (Muy curiosas las memorias del rico peruano, Pedro Paz Soldán, señorito que, en su veintena, recorre Europa y el Oriente Medio, nos da unas imágenes de París y sus inviernos y hasta nos explica los pinitos atléticos que hizo en el gimnasio del gran Triat, joya parisina de la época de la emperatriz Eugenia y su marido el Napoleón. ¡Lástima que el Pedro fuera tan puritano y conservador, que poco se le daban los temas solidarios!
JP Quiñonero says
Ricardo,
¡¡!!!
… ¡Pedro Paz Soldán..!…
¡Su primer libro tiene el mismo título que una de mis locuras..!
Su primer hotel parisino sigue existiendo, creo que con el mismo nombre.
De las catalanas de Barna dice unos horrores tremendos. De Madrid dice lo siguiente:
«… Madrid es una villa hermosísima: por desgracia caía yo en la peor época y estación, en pleno verano, como con razón me lo anunciaban desde París. Era un calor africano el que reinaba, y en las calles brotaba un fuego, como el que puede sentirse en la boca de un horno, y calentaba el cuerpo de tal manera, que su contacto habría bastado para asar un trozo de carne cruda. A veces se levantaba una ligera y poco durable ráfaga, (de viento) que mejor no lo hiciera, porque lejos de traer algún refrigerio, parecía una bocanada de procedencia directa del infierno. Este mismo calor engendra la consiguiente plaga de moscas pegajosas y otros bichos peores, y desarrolla en las calles una fetidez tan fuerte, que quema los párpados, análoga a la de Valparaíso en esta misma época, y que tal vez acredite la falta de agua abundante en los desagües de las casas.
Tal es Madrid en el mes de junio…» Memorias de un viajero peruano Apuntes y Recuerdos de Europa y Oriente (1859-1863).
… dicho eso, es cierto que los viajeros americanos en Europa siempre sintieron una devoción particular por París. Su paso por Madrid & Barcelona siempre suscita reacciones curiosas… cuando Rubén Darío conoció a Nuñez de Arce, le soltó, en la Carrera de San Jerónimo, su emoción ante la Madre Patria… don Gaspar, horrorizado, le respondió algo así: «¿España? Cuatro cañonazos, y desaparece».
¡¡!!!…
Q.-
Ricardo Lanza says
¡Muy bien, estimado!: conjuntamos la relación con el señorito Pedro Paz Soldán, y hemos bebido de su diario, relato de viajero (como muchos otros) que nos permite saber y SENTIR el pulso del mundo y de algunas personas (por desgracia, que el pueblo continúa muchas veces siendo el gracioso de Lope o, peor, inexistente, no pasa por la historia o queda borrado de ella), que la Revolución Francesa no llega a borrar sino que deslíe, difumina, los usos del Ancien Royaume.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Si… todas las crónicas de viejos viajeros suelen tener una vida que no tienen las monsergas actuales. Suelen pecar de lo mismo que pecamos todos, de arbitrariedad, miopía, etcétera. Pero miran la realidad que descubren con una «virginidad» desarmante, que suele tener su encanto… cuando no sueltan horrores que hacen reír, como cuando habla de la mujer de Barcelona, en unos términos que las bien plantadas de d’Ors podrían considerar algo así como ignominiosos…
En fin. Cool,
Q.-
Ricardo Lanza says
Pues, anda, que si hiciese un libro de viajes yo… Puede que solo hablase de unas piedras que se han caído y nadie supo quien y cuando las levantaron, del aspecto que tendrían los paisanos de la Bética, los suevos de la Galecia o los mozárabes del emirato, de lo que mi imaginación dijese acerca de los fenómenos del sentir que se hubieran producido en el interior de las personas, de usos y costumbres del promedio de gentes, de gatomaquias y perromaquias, de orates, de raros y exquisitos, de anónimos del deseo, de la muerte anónima que ningún albacea es capaz de reflejar, de dioses que salvan y perpetúan, como quieren muchos y se esfuerzan en que así fuere…¡ganas de perdurar, estimado!
JP Quiñonero says
Ricardo,
La palabra, el verbo, abren caminos infinitos… los libros de memorias descriptivos pueden ser muy divertidos. O aburridos. Rilke y Juan Ramón quizá sean más esenciales… y «solo» hablan de ángeles, de un burro y cosas así. Puede escribirse sobre un burro, y… si ese libro se llama Platero igual hasta se trata de un libro esencial. Oséase, que a tus escritos íntimos, oye.
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
Y fíjate: primer día de jubilado de un mindungui. Se reflejan sus 24 horas (bueno, menos las de sueño, 6, 7 u 8), no sucede otra cosa que comer en el chino con la mujer (anodina y maruja, de la misma edad) «para celebrarlo», tarde de multicine, después café con tortitas, y a la cama, de vuelta en taxi por ser un «día muy especial». No tienen hijos drogadictos ni prostitutas; no hay descendencia; tampoco es impotente o eunuco o le suponen un ligero ramalazo; no atracan el restaurante cuando almuerza la pareja, no hay amenaza de bomba en el cine, ningún accidente durante la carrera de taxy; en cuanto al curriculum laboral: aprendiz a los 17 años, mili en Cáceres o en Matacán, auxiliar a los 23, oficial a los 37, oscilando el salario entre mini mileurista y maxi mileurista (800 a 1500 euros mensuales), ninguna aventura sexual de él o de ella, anónimo del deseo. ¿Las posesiones? un piso pagado en 25 años, se ubica en el alfoz de una ciudad mediana (Vitoria, Albacete, Vigo, Oviedo…), un vehículo de segunda mano, cambiado 3 ó 4 veces, vacaciones de 15 jornadas hospicianas en la costa, esporádicas salidas a discotecas en un principio, a los bailes de maduros en un final, comunes enfermedades y alifafes que van dejando secuelas, mucha televisión en el fin de semana; conocer el ordenador por encima en los 4 ó 5 postrimeros años laborales. ¿Alguien sacaría de ese argumento un libro esencial, siendo veraz a la historia y expresándola como los personajes parlarían? Haciendo alquimia de la literatura, sale desde el gusano la mariposa. ¿Existen los milagros en las letras, estimado?
JP Quiñonero says
Ricardo,
No me cabe la menor duda… basta con leer cualquier poema, de ayer o de hoy. O un libro genuinamente libro -para distinguirlos del «libro» basura que usurpa el puesto de los libros genuinos en las librerías- para advertir esa realidad inmaterial está viva como siempre… ayer estuve dándole vueltas a un viejo libro de Pla sobre el Madrid del advenimiento de la República… ¡genial..! No solo está vivo: está mucho más vivo que las riadas de basura ideológica que hoy nos ocultan la realidad con su prosa «informativa», esa suerte de chapapote verbal que todo lo oculta y lo pudre con sus opiniones… Para terminar el día, abrí una antología de Kavafis, traducida por un viejo amigo cartagenero; y, qué te voy a contar…
Q.-
Ricardo Lanza says
Sí, estimado: jarca plumífera de juicios personales de valores, iterados a modo de informativo de las 12, basura de palabras ¿palabras basura?, elenco, ¡ay!, también, de nombres consagrados que tienen que vivir; y se me ocurre, recién regresado de una héjira matutina por Toledo: ruidosas cataratas de turistas, amparadas bajo la enseña que lleva el guía; entran y salen de palacios, conventos, museos, iglesias, hacen fila larguísima para montar en trenecito, casi se junta en procesión con la cola frente a la tienda de hamburguesas, dejo de ver a Bécquer, han caído las fondas de Galdós y de Hemingway, ya solo admiro a las bellas visitantes, me hago beocio, me satisface uhn bocado de jamón de Salamanca que hallo al paso, cabe la entrada de una casona, orilla de esa calle del Comercio cuyo nombre aún campea en muchas de las ciudades mesetarias. Saludos.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Me pregunto si lo de «nombres consagrados» es digno de ti… tomado sensu stricto veo una suerte de canalla tirando a insignificante, gritando en la taberna pública, disfrazados con arreos de opereta pueblerina.
Correré un tupido velo…
Las fondas de Bécquer y Galdós (a don Ernesto lo metería en lugares para turistas ricos americanos, que era lo suyo), en efecto, acosadas por el nuevo urbanismo basura, bien merecen la redención de tus palabras, si, incluidos los bocatas salmantinos, que acaban de abrir una sucursal en París de la Francia, con un éxito turístico aparente.
Cool.
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
Creo que Hemingway lo hacía en el café y hotel Suizo (¡Claro, Suizo y París, los nombres socorridos de hostales y botillerías!), hoy ocupado por el Mc Donald’s, y roto parcialmente durante los combates del Alcázar en 1936. Primaba el costumbrismo, tomaban las turistas ricos del Toledo de entonces fotos del azacán y las lavanderas, de las viejas de negro sentadas en el interior de esos patios minúsculos que jalonan la acrópolis de la vieja ciudad; también de niños sucios, ancianos estólidos, mujeres mal vestidas, en cierto modo y para muchos, érase aquello un remedo de lo que bien acabas de recordar en tu blog: «Quien no ha conocido el «Ancien Royaume» ha ignorado la alegría de vivir»; algo así como el: «Después de mi, el dluvio», sarta de compación insolidaria que abandona el magín en que cuando cesa de afectar a la fisiología; queda luego el recuerdo fotográfico de pobres y afligidos, residencia en la historia que el viajero no compartiera.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Si, ay, qué de catástrofes en la Gran Vía… todavía recalo ocasionalmente por el Círculo de Bellas Artes, que ya es otro mundo, ya sé, pero, ay, de Chicote a la Plaza de España, pasando por Callao, qué de horrores… Por no hablar de Sol y las calles que allí desembocan… en otro tiempo, hasta había en una de esas cakes una librería donde compré hace siglos la primera edición española de París era una fiesta, en la traducción de GF (que no se si mejora el original). No en vano llegué por vez primera a la calle del Desengaño, que ya lo anunciaba todo, aunque en esa calle publicase Goya una de sus más memorables colecciones de grabados, detalle que no figura por ninguna parte.
Cool.
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
Sí, estimado, que están algo mejor las Ramblas que la Gran Vía; aunque en la Plaza de Cataluña, ¡Ay!, y es que los tiempos adelantan una barbaridad y se arruina y se esquilma el legado de los ancestros (solo quedan, ¡ay, también! los restos de los letrados, de quienes se reflejan en las historias; nada del menestral y del pelaire, de la partera y la lavandera, la bordadora, el hortera; todos iguales bajo la horizontal reposada del polvo; asimismo, mayores, medianos y los ricos, dixit Jorge Manrique). Y yo, a estas alturas, y con la casa sin barrer, llena de polvo y de cenizas, convirtiéndome ya en escondido mascarón de mi mismo, inútil en el puesto atribuido de albacea de albaceas, aspirante a beneficiado de la seo de Sigüenza, mutado desde siempre en mozo viejo…¡Ni césar ni nada!, el libro de Ruano, ¿te acuerdas?, anónimo del destino, sereno de las noches insomnes a quien ningún nocherniego solicita llaves ni acorrida contra rufianas y rabizas.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Bueno… nada de lloriqueos ni lamentaciones, oye.
En mi caso, me distraigo vagabundeando por las calles de una ciudad que fue otra. Por decirlo finalmente, «la forme d’une ville
Change plus vite, hélas ! que le coeur d’un mortel…» De ahí la tarea épica del vagabundeo urbano. En otro orden de cosas, la juventud tampoco es un tesoro de ningún tipo, «tenía veinte años, y no le dejaré a nadie decir que es la mejor edad de la vida…». De cita en cita, si…
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
Vagabundeo urbano, héjira personal, singladura en bañera templada que se va enfriando: los patitos de goma señalan los puertos de las toallas, el faro lo ilumina la bombilla del espejo, el lavabo corresponde a otro mar que un dios tarado desecó en otro tiempo… Quedan las calles, las plazas, los parques, los solares, el Eresma o el Arlanza, que con el Sena y el Támesis ya no me atrevo por si me ahogo al cruzarlos y la Madre del Pozo me arrebata a ese Hades que recoge a los niños nonatos. ¡El metro!, ¡fíjate!, peligroso laberinto urbano al que otorgas categoría de operación de comandos cuando vas de uno a otro extremo de la línea y ya entró la madrugada; llegar de El Prat a Badalona, ardua labor, no sé si pertenece al corazón o a las entrañas, hasta podría tener talante de aventura, saga de cómic ilustrado por Solana, usando textos de Noel y de Silverio Lanza… Acracia humana, demasiado humana… Saludos desde el ocaso del domingo, ventoso que es, de nuevo al margen de la lluvia que se espera, sus gotas están siendo orín de los angelitos, ¡ni siquiera mojan!
JP Quiñonero says
Ricardo,
Si… todo eso suena bien, acracia humana incluida, claro está. Nada de lo que es humano me es ajeno, decía alguien de cuyo nombre no me acuerdo.
Si… quizá lo esencial sea eso, seguir caminando, intentando evitar palos, atracos, intentando respirar el aire con menos polución posible, para vivir y gozar de todo eso, comunicándonos siquiera con nosotros mismos. Esa es mi táctica, al menos, intentando evitar los estacazos que llueven por todas partes. Cuando consigo salir indemne me siento satisfecho y contento, «tan ricamente».
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
Es lo que vale para nosotros, estimado, ese camino que se hace al andar; aunque, mjuchas veces, se elige (o te lo eligen) el de las piedras, las cuestas, los vados en que el agua te alcanza el cuello, los largos despñoblados de taberna a taberna, el final que se percibe ominoso. ¿Podemos hacer otro camino, dando marcha atrás? A lo mejor al recular encontramos más grato el trayecto, observamos cosas que antes no vimos o la ira y la prisa impidieron valorarlas. Camino de Santiago que conduce hasta nuestro Finisterre Personal, una historia ágrafa y muda, pocas veces letrada, valiosa únicamente para uno. (No es poco, amigo, como tu bie n acabas de explicar).
JP Quiñonero says
Ricardo,
Más o menos… quizá eso pueda ser interesante: seguir el mismo camino de siempre puede ser de un aburrimiento subido; y el gustazo sadomasoca por las dificultades quizá permita descubrir territorios inexplorados, gustos insospechados. Por otra parte, yo es otro, decía AR… y ese yo que es otro también cambia con el paso del tiempo. «Yo, que tantos hombres he sido…» no he sido nunca el hombre que bailaba con una jovenzuela Begin the Beguine, hace siglos, a la salida de un cine de barrio…
… Cualquier cosa, menos quedarse en casa viendo la tv. De ahí el encanto del regreso, al final del día, de la noche, hacia el alba, en busca de un rincón cálido y acogedor, para seguir soñando, por otros medios, si,
Q.-
PS. Eleanor Powell & Fred Astaire «Begin the Beguine» Tap Dancing.