Salon des Entrepreneurs, 1 febrero 2017. Foto JPQ. Retrato improvisado de Marine Le Pen, ¿en el podio ganador?

Marine Le Pen ha conducido al Frente Nacional (FN, extrema derecha) a la crisis más grave de su historia: perseguido por la justicia francesa y europea, a la baja en los sondeos de opinión, hundido en un rosario de crisis políticas, económicas y familiares, a garrotazos.

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La presidenta del FN esperaba “solventar” ese rosario de crisis larvadas “ganando” o consiguiendo un resultado “honorable” en la segunda vuelta de la elección presidencial. Derrotada por Emmanuel Macron el 7 de mayo pasado, con un resultado inapelable del 66,10 % contra 33,90 % de los votos de la segunda vuelta presidencial, Marine Le Pen comenzó un “vía crucis” cada día más duro, desde entonces.

Siguiendo las peticiones del Parlamento Europeo (PE) y las investigaciones de la Oficina europea de lucha contra el fraude (OLAF), la fiscalía del Tribunal de París agravó días pasados todas las crisis del FN inculpando al partido, en tanto que “persona moral”, de los presuntos delitos de extorsión de fondos públicos “en banda organizada”.

El PE y la justicia francesa sospechan que el FN extorsionó unos 5 millones de euros, pagados por los contribuyentes europeos, a través de un sofisticado sistema de “empleos ficticios” de los que se benefició el partido y varios de sus dirigentes, comenzando por Jean-Marie y Marine Le Pen, cobrando, en beneficio del FN, los salarios que el PE pagó a una veintena de presuntos “asistentes parlamentarios”, entre los que se encontraban la secretaria personal de Marine Le Pen y el más famoso de sus “gorilas”, un antiguo “paraca” reconvertido en la “defensa personal” de Jean-Marie y Marine Le Pen: Retrato improvisado de un guardaespaldas de Marine Le Pen.

La justicia ya condenó hace meses a los Le Pen a pagar buena parte del dinero extorsionado al PE, que comenzó por retirar a los dirigentes de extrema derecha buena parte de sus salarios, como eurodiputados, para “ir pagando” una factura que pudiera agravarse.

Inculpando al FN, en tanto que partido, la fiscalía parisina instala una “bomba” potencial en la burocracia interna de la extrema derecha francesa. La policía judicial ha comenzado por interrogar al tesorero del FN, Wallerand de Saint-Just, un viejo “cocodrilo”, amigo íntimo de los Le Pen, para comenzar a establecer responsabilidades en el seno de la “banda organizada” que extorsionó 5 millones de euros al PE.

Perseguida, en su día, a título meramente personal, como eurodiputada, Marine Le Pen pudiera volver a ser inculpada, en tanto que presidenta de un partido acusado de funcionar como “banda organizada”.

Días antes que la fiscalía decidiese inculpar al FN, dos bancos, Société générale (SG) y HSBC, le pidieron a Marine Le Pen que retirara los menguados depósitos de su partido, ya que no deseaban tenerla como clienta. Indignada, la presidenta del FN denunció una “persecución financiera de Estado”. Sin que nadie le hiciese gran caso, Marine Le Pen anunció un día más tarde el lanzamiento de un gran “empréstito popular”: los simpatizantes de la extrema derecha son invitados a ofrecer “préstamos” o donaciones de fondo perdido, para salvar las amenazadas finanzas de un partido al borde de la bancarrota.

Según los últimos sondeos, entre un 58 y un 60 % de los franceses, tienen mala o muy mala opinión de la “nueva” Marine Le Pen, cuyo partido vive una profunda crisis interna, tras la dimisión de Florian Philippot, número dos del FN, desde hace años, el mes de septiembre pasado.

Dimitido Philippot, el FN enterró oficiosamente su “recentraje” euro populista, para consumar un nuevo “giro” hacia su línea “tradicional”. Le Pen celebró con champagne la dimisión del primer dirigente oficialmente “gay” de la historia de la extrema derecha: “El Frente Nacional de Le Pen es un partido gay friendly”. Marion Maréchal-Le Pen pidió a su tía que “restaurase” los “valores tradicionales” del FN. Marine, como la llaman sus fieles, deshoja las margaritas pardas de su imprevisible “via crucis”.

Quiñonero currándose sus retratos de Marine Le Pen y su gorila.

Marine y Marion, dos rubias extremistas peligrosas.

Extrema derecha de Le Pen.
Francia.