¿Qué hacer? ¿Dónde ir?
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El ¿viajero, peregrino, vagabundo, caminante? de Brigitte Szenczi caminaba por ¿un desierto? ¿una tierra baldía?
Los restos de una columna caída nos dicen que ese lugar pudo estar habitado, en otro tiempo, a la manera del legendario imperio abandonado a las inclemencias del sol y los inviernos en el poema de Borges.
Errante en ese paisaje desértico, víctima de un conflicto semejante al de la carretera por donde caminan un hombre y su hijo, en busca de salvación, en el relato de Cormac McCarthy, el viajero de Brigitte contempla una ciudad celeste.
Esa ciudad es una ciudad de ciudades, una ciudad imaginaria, como las de Italo Calvino. Su arquitectura posee el rigor áureo de la geometría visionaria: esa ciudad ha sobrevivido al pavoroso conflicto que nos amenaza y destruyó todas las otras ciudades.
El viajero se detiene para contemplar su naturaleza celeste. Hubo y él conoció otras ciudades. Todas desaparecieron, víctimas del “rigor de las ciencias” o la humana locura. Esa ciudad imaginaria es indestructible: está construida con la precisión y la materia espiritual que une todas las cosas visibles e invisibles.
Creación y alumbramiento, 2017… Brigitte Szenczi & Juan Antonio Mañas.
Brigitte Szenczi, Juan Antonio Mañas y la construcción de un nuevo mundo.
Trabajo esencial de Brigitte Szenczi.
Trabajo esencial de Juan Antonio Mañas.
Obra última de Brigitte Szenczi.
Obra última de Juan Antonio Mañas.
Retrato improvisado de Brigitte Szenczi.
Retrato improvisado de Juan Antonio Mañas.
Feliz 2014 Brigitte Szenczi y Juan Antonio Mañas.
Dos artistas: Szenczi & Mañas.
Arte.
txema says
Podría ser perfectamente una ilustración de las ciudades invisibles, de I Calvino.
Hay varios libros con ilustraciones
https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/781157/arquitecta-peruana-ilustra-las-ciudades-invisibles-de-italo-calvinos-invisible-cities
http://www.haigharchitects.com/projectpages/invisiblecities.html
hoy pareces mas optimista !
JP Quiñonero says
Txema,
¡Más optimista..!
¡Hasta donde vamos a llegar..!
En verdad, vaya usted a saber. Es cierto que el arte, la cultura, me dan un chute considerable. Y la obra de Brigitte me gusta mucho.
Me tomo la libertad de retomar tus link, aquí:
–Arquitecta peruana ilustra las ‘Ciudades Invisibles’ de Italo Calvino.
–Visible Invisible Cities : Architectural Illuminations.
Q.-
Ricardo Lanza says
Me gusta el paisaje y el agudo comentario que has vertido. Es gigantesco mecano, ideal del niño sabio, centón de historias de arquitectura, largo discurso de monumentos ubicados en un tiempo que muchos reconocemos. De frente, la yerma llanada, ocre polícromo frente al gris de unas montañas que afronta la mirada del peregrino. ¿Va a un finisterre tras del cual es encuentran sus Campos Elíseos personales?, ¿es él ya Finisterre, aunque su imagen se perciba joven y animosa, afrontando el yermo o el fielato?, ¿cuánto de magia y de eviternidad contiene la pintura?, ¿será fetiche alentador del Año Nuevo? Mucho me agrada, y mejor lo digiero adunando tu discurso. Un saludo, estimado.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Pues encantado, oye.
Si, todo eso… quizá se trate de las semillas de un mundo nuevo, el mundo nuevo que cada artista lleva en su corazón, sus pinceles, sus palabras, si…
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
Pues todavía, seis horas más tarde, mi mente divaga en la obra de la Scenczi y Mañas, la convierte en clase de duermevela vespertino, sigue hacia ese Finisterre que es el omega de todo artista; ilumina mi viaje con mi personal literatura (la obra enorme e inacabable, puede que insolidaria e inútil; quedará en el disco duro cuando venga el ropavejero tras mi muerte), parte de ese fulgor lo trae tu Temporada en el Infierno (combustible, quizás, que me regala), paisajes y personajes que nos llevan, motivo de ensoñaciones. Saludos, estimado.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ah, qué biennnnn… siento mucho respeto por la obra de JA & B… también yo encuentro en sus cosas algunos ecos de otras cosas mías…
Los caballeros inexistentes de Calvino y Quiñonero…
… ecos y espejos que quizá tengan muchos otros rostros. Rostros y rastros de otros personajes, otras ilusiones, otras vidas, si…
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
Se acerca la medianoche, me gustaría escuchar «Las doce de la noche y sereno», mientras golpea el chuzo el janitor que avisa al noctámbulo de que ya llega la llave de su vivienda donde le aguarda con la estaca la parienta. Nostalgias de Fonseca y los rezos por el ánima de su santo rector; el Malecón de Murcia de madrugada: los estudiantes de postguerra meten mano a las chicas en lo oscuro, cantan los bronces de la catedral apagando las sirenas de los buques que rezan a Santa Bárbara porque la mar no los anegue; Gustavo Doré, sus certeros dibujos de las trágicas riadas, pesadilla en que las aguas se me llevan. Saludos nocturnos.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ah… tus visiones nocturnas tampoco están mal, oye. Goya decía que el arte mana del diálogo íntimo entre la fantasía y la razón. En su caso, estaba forjando una suerte de «conciencia visual» del mundo. En el tuyo, algo parecido, la nocturnidad te conduce a otros mundos, que están en este. Tan ricamente, oye.
Avanti..!
Q.-
PS. Un café & al curro diurno, que tampoco está mal, no.
Ricardo Lanza says
Sí, estimado, sí; y me llevas al cafetín del Rastro o a Els Quatre Gats, y nos juntamos con la gallofa, y nos invitan Utrillo y Ramón Casas, y viene a despotricar Alejandro Sawa, recién salido de afeitarse en los retretes del cafetín usando un poco de agua de fregar, la barba ungida con recuelos, lamiendo una cuchara con restos de azúcar que acaba de rescatar del piso. Por detrás, la jarca de la Busca se despereza, alzan los pies de la cuerda que permite mantenerlos al aire, tiran de esas viejas mantas palentinas que regalara O’donnell cuando vino de las victorias de África y acampó con su tropa en la Dehesa de Amaniel, dando origen y nombre a la barriada de Tetuán de las Victorias, cubículo que fuera de traperos y coscolinas de la bribia del fin de siglo; también tenemos el Raval en nuestra BCN, parte lo allanan los bombardeos en la Guerra, en mayúscula que todavía la llamamos, ¡aún se escucha hablar de rojos y de azules! Se hacen presente las batallas del abuelo.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Las batallas de los abuelos siempre tienen su encanto, claro.
Dicho eso… donde se pongan las batallas propias, deambulando por los desiertos nuestros de cada día, me resultan una miqueta más atractivas. Lo mío es la marcha inmediata… mirar hacia atrás me enriquece y emociona, sin duda; pero me invita a tirarme a la calle a comerme el mundo, con pan recién salido del horno, las primeras horas del día…
Avanti..!
Q.-