Encrucijada del Pont de l’Alma, Avenue Montaigne y Avenue George V, 1 diciembre 2018. Foto JPQ.
Jean Giraudoux dice en algún lugar que la perspectiva de la Torre Eiffel desde el Pont de l’Alma es la más bella de París.
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Esa esquina / encrucijada se encuentra entre su último domicilio, en el Quai d’Orsay, a la altura de la Avenue Rapp, y la geografía de una de sus obras más famosas, La Folle de Chaillot.
Giradoux vivió a dos pasos del domicilio del Charlus proustiano, París, Proust. Charlus en la Concorde, antesala del Infierno, y la perspectiva que contemplaba cada día, al salir de su casa, durante veinte o treinta años, ha cambiado mucho: El Ángel de la historia y los nuevos rostros de París… Torre Eiffel Down, Iglesia ortodoxa rusa Up.
Camino del metro, tras fotografiar una batalla campal, entre los anti disturbios de Macron y los chalecos amarillos, contemplo la metamorfosis de la perspectiva más bella de París, a juicio de Giraudoux; y vuelvo a recordar, en esa esquina / encrucijada, la legendaria cita de las Tesis sobre la filosofía de la historia de Walter Benjamin, tan próximas, por momentos, de las Diez tesis ahistóricas sobre la Cábala de Gershom Scholem:
“… Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se muestra a un ángel que parece a punto de alejarse de algo que le tiene paralizado. Sus ojos miran fijamente, tiene la boca abierta y las alas extendidas; así es como uno se imagina al Ángel de la Historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. Donde nosotros percibimos una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única que amontona ruina sobre ruina y la arroja a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado, pero desde el Paraíso sopla un huracán que se enreda en sus alas, y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras los escombros se elevan ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso…” → Angelus Novus, el Ángel de la historia y el eterno retorno de la catástrofe.
José says
Durero en 1514 pinto la melancolia un angel triste y pensativo rodeado de ciencia geometrica matematica solo aburrido y perezoso. La ciencia intentaba entender el mundo. El final del Renacimiento nos trajo la fisica matematica un paso importante de Galileo. En el 1905 Klee con su heroe con una ala abre una nueva melancolia producto de la ciencia que lo inunda todo con su tecnologia. Y quince años despues con Angelus Novus nos muestra las ruinas descritas por un judio marxista inspirado por los humos del haxis y su gran bagaje intelectual y a partir del Paris del 1919 y el del 45 vemos sus ruinas reconstruidas. Hoy en plena abstraccion la penultima o ultima ruina solo seran numeros que nadie pagara ni reconstruira. El Paris biografico se convertira en un callejon de Orlando. Las ciudades del otro lado del atlantico nacieron sin arte ni historia. Solo quedaran las del oriente no detruido. Si las culturas con ciudades antiguas de la India y China cayesen naceria el hormiguero humano uniforme en todas partes. Sin budas sin bibliotecas sin museos sin iglesias sin mezquitas… solo con almacenes para alimentar y reproducir hormigas. Pobre Daniel Halevy sin su Paris y acertado A. Andersch con su turismo de guerra escuela preparotoria para otros viajes por el mundo.
Fina says
¡Josep!
¡Caramba!, ¡hasta de ángeles sabes!
Hay que reconocer que tienes una amplia «dimensión intelectual».
Esta expresión la escuché de un amigo también muy sabio. Me gustó y la grabé en mi memoria.
Gracias por tus enriquecedores comentarios…aunque a veces nos translades a un hormiguero o a un gallinero con tu visión realista y apocalíptica.
Bona tarda!
JP Quiñonero says
José,
Pues vaya usted a saber… a partir de media tarde, comienzo a estar una miqueta out y lerdo; con lo cual, tengo tendencia a descender a la ciudad más trivial de cada día, un poco más sucia, me temo, ay… Malraux y / o Jean d’Ormesson decían que París tendría muy bellas ruinas… en esas estamos… unas ruinas encantadoras, para quienes tenemos la vida resuelta; ruinas menos encantadoras para quienes están condenados a vivir donde Cristo dio no sé cuantas voces,
Q.-