Arco del Triunfo / Campos Elíseos, 1 diciembre 2018. Foto JPQ.
Emmanuel Macron ha pedido socorro a los partidos políticos, los sindicatos y la patronal, para intentar evitar el nuevo fin de semana de enfrentamientos y violencias que teme toda Francia, cuando la crisis de los chalecos amarillos ha comenzado a inquietar al resto de Europa.
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Al final del consejo de ministros de ayer, el presidente de la República pidió a todos sus ministros que “vayan menos a la televisión y estén más presentes en la calle para explicar nuestra política”.
Sentado ese principio, Macron pidió a su portavoz oficial que hiciese pública esta comunicación: “Pedimos a todas las fuerzas políticas y sindicales, a la patronal, que lacen llamamientos claros y explícitos a la calma. El momento que vivimos no es el de los enfrentamientos y la oposición; si no el de la defensa de la República”.
Se trata de un acontecimiento muy raro en la historia de las crisis nacionales: un jefe de Estado que no duda en pedir ayuda y socorro a todas las fuerzas políticas y sociales, con el fin de evitar una agravación de la crisis que él mismo no ha dudado en dramatizar al rojo vivo: “Son de temer actos de gran violencia, con la presencia en París de un núcleo duro de personas dispuestas a romperlo todo, incluso a matar”.
Sin citarlo, Macron aludía veladamente a las declaraciones de uno de los numerosos “portavoces” oficiosos del movimiento de los chalecos amarillos, Eric Drouet, camionero de provincias, que ha lanzado un llamamiento pidiendo “llegar” hasta el Elíseo, a dos pasos del Elíseo, para “hacerse escuchar”.
Ante tal amenaza, que se repite de manera intermitente desde hace tres semanas, el ministerio del interior anuncia el despliegue de más de 65.000 CRS (Compañías Republicanas de Seguridad, anti disturbios), gendarmes y policías, bien pertrechados con cañones de agua y gases lacrimógenos.
Macron no descarta una última intervención personal, si lo considerase oportuno, ante una fronda nacional que se ha transformado y crecido en varios frentes, desde el estallido original del movimiento de los chalecos amarillos, que “solo” denunciaba originalmente la subida del precio de los carburantes y la carestía de la vida.
Tras las concesiones de Macron, anulando la subida de los carburantes, y prometiendo una subida del salario mínimo, esas reivindicaciones relativamente modestas se han transformado en una contestación global de las políticas sociales y económicas del presidente.
Los chalecos amarillos de clase media precaria quieren menos impuestos y mejores servicios en la Francia periférica. Los chalecos amarillos de profesiones precarias quieren mejores salarios y seguridad de empleo. Los chalecos amarillos de extrema izquierda quieren la restauración del impuesto sobre las grandes fortunas. Los chalecos amarillos de extrema derecha quieren mejores pensiones y más ayudas sociales. Los agricultores que se han sumado a la revuelta quieren ayudas para las explotaciones más modestas. Los camioneros que amenazan con sumarse a las manifestaciones quieren mejores condiciones de trabajo mejor pagado. Los estudiantes que han lazado su propio movimiento quieren una “revisión general” del modelo educativo…
Según los últimos sondeos, el 78 % de los franceses piensan que los “gestos” de Macron “no han estado a la altura de las esperanzas de los chalecos amarillos”. Otro 63 % estima que la movilización amarilla “debe continuar”.
Tras ese abanico de exigencias la crisis original parece transformarse en algo parecido a una revuelta contra el modelo fiscal de Francia: un 83 % de los franceses estiman que el Estado gasta muy mal sus ingresos fiscales, los más altos de Europa.
Los chalecos amarillos no quieren “menos Estado” como el Tea Party norteamericano, en su día. Bien al contrario, las clases medias francesas que temen la precariedad quieren pagar menos impuestos pero reclaman mejores servicios al Estado. Detalles simbólicos: los chalecos amarillos que llegan a París, para manifestarse, llevan en sus mochilas una bandera de Francia y cantan el himno nacional, La Marsellesa, al pie del más emblemático de los monumentos del patriotismo nacional, el Arco del Triunfo.
Macron / Chalecos amarillos… Francia coquetea con la idea de un Mayo del 68 de las clases medias.
Macron y los chalecos amarillos: angustia social, crisis sindicatos y partidos, violencia urbana.
Macron / Chalecos amarillos… Arde París, tras la ocupación y “profanación” del Arco del Triunfo 3.
Macron / Chalecos amarillos… Arde París, tras la ocupación y “profanación” del Arco del Triunfo 2.
Macron / Chalecos amarillos… Arde París, tras la ocupación y “profanación” del Arco del Triunfo.
ABC, 2 diciembre 2018, Arde París sumido en el caso de la revuelta de los chalecos amarillos.
Le Monde: “Gilets jaunes”: voitures incendiées, magasins pillés… les violences s’étendent dans Paris.
Macron / Chalecos amarillos… “¡Más madera..!”.
Macron cambia de chalecos amarillos y extrema derecha.
Macron / Chalecos amarillos… batalla campal en los Campos Elíseos.
area jose says
Pareto dedujo de sus estudio el 80/20. El ochenta por ciento de la población vivía con el 20 por ciento de la riqueza y el 20 por cien vivía con el 80 por cien de la riqueza. En los años 70 se habla de dos tercios estaban integrados y un tercio necesitaba ayudas estatales. En el siglo XXI hablan de un diez por ciento controla el 90 por ciento de la riqueza a nivel mundial.
Mussolini aconsejaba desplumar al pollo de pluma en pluma y cuando se diesen cuenta estaría desplumado. Es lo que llevo a cabo con el Estado italiano. Un estado sin instituciones pero con la voluntad del Duce. Sin partidos sin sindicato sin instituciones solo orden obediencia y autoridad para el pueblo.
Macron pide ayuda a los sindicatos a los partidos y a los funcionarios todos desplumados durante estos últimos treinta años de libertad sin igualdad ni fraternidad. Hoy se pide una republica del 50/50 con la libertad de organizar la vida de todos dignamente y sino se puede, intentarlo. No se puede vivir en el siglo XIX estando en el XXI. Hoy avisan mañana arrasan. O la turba o los dragones.
JP Quiñonero says
Jose,
Bueno… los chalecos amarillos franceses tienen una característica particular: quieren menos impuestos pero reclaman mejores servicios o más ayudas al Estado… el 83 % de los franceses piensan que el Estado es un muy mal gestor del dinero público… hay otros frentes de crisis, pero ese quizá sea el más profundo. A ver como evoluciona este lío, que no sé si es comparable con otros líos que no sean franceses,
Q.-