Campos Elíseos, 8 diciembre 2018. Foto JPQ.
Emmanuel Macron sacó el carnet de cheques para intentar apagar el fuego de los chalecos amarillos.
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ABC, Macron eleva el salario mínimo para tratar de apagar la protesta.
Le Monde, Emmanuel Macron concède aux “gilets jaunes” sans rien céder → Discours de Macron : des mesures jugées insuffisantes, à droite comme à gauche.
Tras la espuma de un debate inflamable, siempre, el problema de fondo:
La franquicia chalecos amarillos, de la extrema derecha a la extrema izquierda, con numerosas variantes entre la reivindicación angustiada y el populismo emergente, ha precipitado a Francia en una crisis cultural, social, política y económica que el presidente Emmanuel Macron cree posible “solucionar” con 12.000 a 15.000 millones de euros.
Los analistas financieros optimistas, consultados por el vespertino Le Monde, estiman que el “viraje presupuestario” que está consumando Macron “solo” costará unos 8.000 o 10.000 millones de euros. Pero insisten en un punto negro, con muchos flecos europeos: Francia quizá no pueda cumplir sus compromisos con la zona euro (recortar el déficit al 3 % del PIB), víctima de las turbulencias francesas.
Los analistas financieros menos optimistas, consultados por el semanario Journal du Dimanche (JDD), estiman que las medidas propuestas por Macron costarán al erario público entre 12.000 y 15.000 millones de euros, cuando la economía francesa corre el riesgo de sufrir un nuevo retroceso, que el Banco de Francia y el ministerio de Economía y Finanzas evalúan de manera muy precisa: un frenazo del crecimiento del PIB, el último trimestre del año, entre el 0,1 y el 0,2 % del PIB, que ya era inferior al 2 %, en el mejor de los casos.
Menos crecimiento y más gasto amenazan todas las previsiones de bienestar, hipotecadas, pagadas con deuda pública, cuando Francia está cambiando de modelo social, caminando hacia lo desconocido a través de la franquicia de los chalecos amarillos, con un arco iris de reivindicaciones muy variopintas.
Históricamente, las reivindicaciones de partidos o sindicatos podían ser aceptables o inaceptables. Pero podían negociarse, con algún tipo de acuerdos.
Ante la crisis actual, partidos y sindicatos están hundidos, sin falta de representatividad. Facebook, Twitter y otras redes sociales están sustituyendo a los sindicatos tradicionales, como correas de transmisión de los nuevos actores sociales: extrema izquierda, extrema derecha, clases medias que temen la precariedad y piden socorro a un Estado que paga con deuda pública el bienestar hipotecado.
“Se trata de una catástrofe histórica”, comenta Jacques Julliard, historiador, agregando: “Los sindicatos cometieron el error de consagrase a sus antiguas clientelas. Las nuevas clases medias temen la precariedad y no tienen quién las represente. De ahí los riesgos crecientes”.
Extrema derecha y extrema izquierda intentan “montarse al carro” de la fronda popular / populista, que ha conseguido lo que hubiese parecido inaudito hace unos meses: la “convergencia de luchas” extremistas, que Sylvain Boulouque, historiador del movimiento obrero, analiza de este modo: “Los chalecos amarillos oscilan entre la revolución nacional de la extrema derecha y la revolución social de la extrema izquierda”.
Pierre Rosanvallon, titular de la cátedra de historia moderna y contemporánea en el Collège de Francia, analiza el eclipse histórico de los partidos políticos tradicionales y los sindicatos de este modo: “La revuelta de los chalecos amarillos nos está haciendo entrar en una nueva era social. Los cuatro millones y medio de franceses pobres o muy pobres están poco o nada presentes entre los chalecos amarillos, de los que forman parte clases medias modestas, pequeños comerciantes, asalariados modestos que se han radicalizado a través de internet, con una presencia evidente de la extrema izquierda y la extrema derecha, presentes en las mismas manifestaciones”.
Esa diversidad antagónica, hasta ayer mismo, se convierte hoy en un coctel inflamable. Con los antiguos sindicatos podían negociarse medidas de posible salida de las crisis. No es fácil contentar las reivindicaciones muy diversas de un movimiento sin cabeza visible, sin organización existente, sin portavoces autorizados, con reivindicaciones entre apocalípticas y antagónicas: “revolución nacional” o “revolución social” para “cambiar de República”.
La franquicia Chalecos amarillos fotografiada por Quiñonero.
Macron / Chalecos amarillos… de la fronda fiscal a la franquicia radical 3.
Macron / Chalecos amarillos… de la fronda fiscal a la franquicia radical 2.
Macron / Chalecos amarillos… de la fronda fiscal a la franquicia radical.
“Nosotros también queremos pagar el Impuesto de las grandes fortunas. Suelta la pasta”.
La fronda de los chalecos amarillos comenzó siendo eso: una revuelta fiscal de la Francia profunda y periférica, víctima de la precariedad de sus servicios públicos; una revuelta fiscal de proletas angustiados y clases medias que temen la precariedad, considerándose víctimas del elitismo tecnocrático que Emmanuel Macron encarna como nadie.
Cuatro semanas más tarde, esa fronda se ha transformado en otra cosa:
Macron / Chalecos amarillos… la guerra de una franquicia / galaxia que tiene muchos rostros.
ABC, La protesta de los chalecos amarillos pierde apoyos pero se radicaliza.
Le Monde, Après un acte IV des « gilets jaunes » en léger recul, l’attente d’annonces de Macron.
Macron / Chalecos amarillos… el Ángel de la historia contempla la batalla de los Campos Elíseos.
El Ángel de la historia contempla…
Macron / Chalecos amarillos… soldados en los Campos Elíseos.
Macron / Chalecos amarillos… la guerra de una franquicia / galaxia que tiene muchos rostros.
Macron pide socorro a los sindicatos, los partidos políticos y la patronal.
Macron / Chalecos amarillos… Francia coquetea con la idea de un Mayo del 68 de las clases medias.
Macron y los chalecos amarillos: angustia social, crisis sindicatos y partidos, violencia urbana.
Macron / Chalecos amarillos… Arde París, tras la ocupación y “profanación” del Arco del Triunfo 3.
Macron / Chalecos amarillos… Arde París, tras la ocupación y “profanación” del Arco del Triunfo 2.
Macron / Chalecos amarillos… Arde París, tras la ocupación y “profanación” del Arco del Triunfo.
ABC, 2 diciembre 2018, Arde París sumido en el caso de la revuelta de los chalecos amarillos.
Le Monde: “Gilets jaunes”: voitures incendiées, magasins pillés… les violences s’étendent dans Paris.
Macron / Chalecos amarillos… “¡Más madera..!”.
Macron cambia de chalecos amarillos y extrema derecha.
Macron / Chalecos amarillos… batalla campal en los Campos Elíseos.
José says
El 68 fue una fiesta. Se pedia que volviesen los jovenes de Vietman Argelia… algunas un poco mas tarde. Las universidades se renovaron y las clases medias querian amor y no guerra. El estado. del biestar era el estado del trabajo. En el 18 todos conectados en el estado del malestar. El estado del capital
El estado universal homogeneo no llega y la historia no se acaba. Macron lo unico que puede decir que hoy se vive mejor que durante la Segunda Guerra Mundial. La nueva guerra empezo en Grecia y como una mancha de aceite se extiende. Los mejores continuan siendo los que trabajan y no esa clase ociosa patologica y perversa. Nunca como hoy la inteligencia y el sentido del humor esta fuera de los dirigentes y sus cheques. Todo se puede pervertir con estos maestros y sus artefactos. Diogenes cinico nos enseño que cuando la ciudad y la familia y demas instituciones se hunden solo queda la amistad. Y acabo con oh amigos no hay amigos. Y Alejandro Magno no es Trump.
JP Quiñonero says
José,
Bueno… demasiado genérico, hay muchas guerras.
A mi modo de ver, la crisis francesa no es homologable a las crisis griega, italiana o españolas… quizá haya puntos y cosas en común. Pero el lío de los chalecos amarillos tiene mala traducción en Ávila, o Cartagena.
«Amistad» o «amigos» son conceptos de uso complicado en las relaciones políticas, donde lo esencial son las relaciones de fuerza. En las movilizaciones sociales, los amoríos y las amistades tienen su importancia. En la gestión de los negocios públicos, los actores suelen mirarse a cara de perro, con la navaja presta a cortar las venas de quien se tercie, sin muchos miramientos ni escrúpulos de ningún tipo, me temo,
Q.-
Fina says
Josep,
¡Hay que ver cómo cambia todo en 50 años!
¿Entonces qué queda, Josep?
¿Puro nihilismo?
¡Viva Dioniso!
Bona nit!