Cena familia G7 de Biarritz, 25 agosto. Foto Carlos Barria / Reuters.
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Tras tres días cortos de intensos debates, en Biarritz, los representantes del G7, Donald Trump (EE. UU.), Emmanuel Macron (Francia), Angela Merkel (Alemania), Boris Johnson (Reino Unido), Shinzo Abe (Japón), Justin Trudeau (Canadá), Giuseppe Conte (Italia) y Donald Tusk (UE), consiguieron salir vivos del campo de minas de las grandes crisis y divisiones internacionales, sin conseguir avanzar soluciones concretas a ninguno de los incendios que amenazan el nuevo desorden económico, comercial, militar y diplomático mundial.
Durante tres días cortos, estos fueron los seis grandes temas de discusión: 1. Guerras comerciales y crisis del comercio mundial, víctima de las tensiones chino – americanas. 2. Tensiones internacionales consecuencia de la crisis nuclear con Irán. 3. Brexit duro, y tensiones trasatlánticas. 4. Puesto de Rusia en la nueva sociedad internacional. 5. Lucha global contra las desigualdades. 6. Cambio climático y crisis ecológica en Amazonia.
Los siete grandes occidentales dieron por concluidos sus debates con un breve comunicado de treinta líneas cortas, resumiendo los trabajos de manera ecuménica y telegráfica:
Comercio mundial: “Estamos apegados a la estabilidad económica mundial”. “Nos comprometemos a encontrar un acuerdo para simplificar las reglas internacionales”.
Irán: “Compartimos los mismos principios. Teherán no puede tener el arma nuclear, nunca. Debemos favorecer la estabilidad regional”.
Ucrania. “Alemania y Francia organizará una nueva cumbre, con Rusia”.
Libia. “Apoyamos los trabajos de Naciones Unidas y la Unión Africana”.
Hong Kong: “Hacemos un llamamiento a evitar la violencia”.
Detalle significativo: los siete grandes no consiguieron articular una frase común sobre cambio climático.
Emmanuel Macron y Donald Trump hicieron su propio y voluntarioso balance de la cumbre de Biarritz, con una rueda de prensa mundial, en nombre de todos los participantes, insistiendo en los “avances” y “acuerdos” conseguidos, sin ocultar completamente la fragilidad volátil de tales propósitos.
El presidente francés decidió comenzar anunciando su proposición personal de celebración de una cumbre entre Donald Trump y Hasán Rohaní, Presidente de la República Islámica de Irán, a partir de estos principios: “Estamos de acuerdo en dos puntos: Irán debe respetar los acuerdos internacionales. Irán no debe tener jamás el arma nuclear”.
¿Está de acuerdo Donald Trump en celebrar esa cumbre con el Hasán Rohaní? Esta fue su respuesta: “Estaré dispuesto a reunirme con el presidente de Irán cuando las circunstancias lo permitan. De momento, Irán, debe respetar las reglas de juego y llevarse cuidado; de lo contrario, será necesario utilizar la fuerza de manera muy violenta”.
Se presta a Emmanuel Macron un trabajo de “intermediario”, intentando favorecer una posible negociación directa y multilateral, entre Irán, EE. UU. y el resto de la comunidad internacional. Trump no desmiente, incluso sugiere que pudiera “negociarse” alguna forma de “ayuda” indirecta (créditos asegurados por el petróleo iraní), pero hace este análisis de fondo: “Irán no es hoy el país que era cuando yo llegué a la Casa Blanca, cuando Teherán apoyaba muchas acciones terroristas. Irán puede ser un gran país, pero tiene unos programas económicos graves y no tendrá nunca el arma nuclear. Si los iraníes se comportan correctamente podría reunirme con Rohaní”.
En el terreno de las tensiones comerciales mundiales, Macron y Trump hicieron un balance “positivo” de la cumbre, sin poder precisar ningún acuerdo concreto.
Trump estima que Pekín está dispuesto a negociar y rebajar la tensión, como consecuencia de sus presiones arancelarias, de alcance mundial. No está claro como pueden evolucionar unas tensiones desastrosas para Europa.
Macron, por su parte, estima haber llegado a un “acuerdo” con Trump, en el terreno inflamable de la imposición fiscal, en Francia, de los GAFA (Googel, Apple, Facebook, Amazon). Sin embargo, tal “acuerdo” había sido negociado mucho antes de la cumbre de Biarritz: trasladar a la OCDE el proyecto de negociación de una nueva fiscalidad mundial para los grandes grupos de la nueva economía numérica. La crisis queda oficialmente en suspenso, hasta mediados del 2020.
¿Impondrá Trump nuevos aranceles a los vinos franceses, para “responder” a la nueva fiscalidad decidida por Macron para imponer a los GAFA? Ante esa duda y pregunta concreta, Trump se salió por la tangente, haciendo un elogio lírico de los vinos franceses.
En su rueda de prensa conjunta, el presidente norteamericano y el presidente francés evitaron evocar el tema inflamable del Brexit duro, apoyado calurosamente por Trump.
El domingo, Boris Johnson, primer ministro británico, había declarado que el Reino Unido no pagaría los 43.000 millones de euros, “o buena parte de esa cantidad”, para consumar un Brexit duro, sin acuerdo. Antes que terminase la cumbre de Biarritz, la Comisión Europea (CE) recordó oficialmente que “el Reino Unido deberá pagar la factura del Brexit, para iniciar una nueva relación de pleno derecho”.
Se trata de una crisis de inmenso calado, jurídico, institucional, que el G7 ha preferido eludir, para evitar el enfrentamiento directo con Donald Trump, que apoya de manera muy enérgica un Brexit duro.
En un balance de la cumbre, la pareja Trump – Macron evitó evocar el debate de fondo sobre el puesto de la Rusia de Putin en la nueva sociedad internacional. Ambos son partidarios de “reintegrar” al dirigente ruso en los chalaneos del G7. Pero la UE es mayoritariamente hostil y no oculta su inquietud ante la gesticulación marcial permanente de Putin.
Organizador personal de la cumbre de Biarritz, Macron deseó introducir un gran debate de fondo: combatir colectivamente las desigualdades en la nueva escena mundial. Con ese fin fueron invitados países de varios continentes: España, Australia, Chile, la India, Burkina Faso, Egipto, Senegal, Rwanda y África del Sur.
Tan inmenso debate planetario fue parcialmente eclipsado con una larga serie de “proyectos”, ideas y negociaciones. Quedó como elemento positivo, quizá, el inicio de un diálogo más intenso entre Europa y África, con muchas promesas de ayudas y cooperación, cuando China ya ocupa un puesto creciente en el “despegue económico” del continente africano.
Novedad significativa en la historia del G7: los grandes debates consagrados al medio ambiente, el cambio económico y la crisis global de Amazonia… Emmanuel Macron comenzó provocando una crisis diplomática grave con Brasil.
El presidente francés inició los trabajos de la cumbre de Biarritz anunciando que Francia no aceptará los acuerdos comerciales entre la UE y Mercosur, calificando al presidente brasileño de “embustero”… Siguieron veinticuatro horas de tensiones.
Angela Merkel “recentró” la crisis, rechazando la ruptura sugerida por Macron. Pero el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, respondió con brutalidad, lanzando “chistes” y “bromas” de la más baja estofa sobre Brigitte Macron, la esposa del presidente francés, que respondió “esperando” que los brasileños “tengan pronto un presidente más digno”.
Sin zanjar esa crisis diplomática grave, el G7 terminó anunciando una ayuda de 20 millones de dólares para combatir la crisis ecológica en Amazonia. El presidente brasileño se apresuró a rechazar tal ayuda, sencillamente irrisoria. A título personal, Leonardo di Caprio había anunciado que su fundación personal, “Earth Alliance”, hará una donación de 5 millones de dólares, una cifra apenas cuatro veces inferior a la promesa de las siete grandes potencias occidentales.
ABC, 27 agosto. Macron alardea de una cumbre del G7 con muy pocos resultados concretos.
The Economist, 27 agosto. This summit suggests that Mr Macron is growing into a role as a European leader who may not always get it right, but is trying to use the multilateral system to ease tensions and defend the liberal order.
Trump atiza en el G7 de Biarritz un Brexit duro y otros incendios contra la Unión Europea.
El G7 de Biarritz, fragmentado e impotente ante el nuevo desorden mundial.
Soberanía limitada de Europa ante Washington y Pekín, los nuevos imperios… ¿España?
Putin sobre Europa: “La idea liberal está hoy obsoleta”.
Trump y el ocaso de Europa, en Normandía.
En la voz mas alta miniserie que describe la maners de trabajar de una television de Murdoch con un director neocom. Hay una frase que viene a decir la politica es la television mas o menos. La sociedad del espectaculo es el circo romano sin Cesar ni Cicerón La realidad bidimensional sustituye la tridimensional la pantalla crea la verdad y el discurso pocas veces es musica y la mayoria ruido. No hay ni emisor ni receptor en los discursos verbales todo es imagen. Los que distraigan mas y mejor ganaran
Es un concurso unos ganan y otros pierden. Es el fin de democracia de partidos y el principio de las sociedades insectivoras como unica posibilidad de sobrevivir y dejar de vivir.
José,
Te agradezco un montonazo que recuerdes LA VOZ MÁS ALTA / THE LOUDEST VOICE… esta mañana misma la recomendé a una buena amiga. Me parece una serie excepcionalmente buena…
El personaje central de la serie, Roger Ailes, es un personaje excepcionalmente siniestro y «canónico»: fue consejero para temas de comunicación para todos los presidente conservadores, desde Nixon. Creó la cadena Fox, un temible imperio de incomunicación de masas, partidario de la guerra sucia más temible… algo así como la «voz audiovisual» de Donald Trump: es decir, algo Muy Temible.
Algo mucho peor, quizá, que el circo romano… esos medios tienen hoy una influencia continental, incluso planetaria.
No he visto por ninguna parte que nadie hable de ese acontecimiento.
Gracias por recordarlo..!!!
Q.-
Josep,
Con esto de «sociedades insectívoras» quieres decir que ¿o comes, o se te comen?
La Ley de la Selva, vamos…y además nos dan a conocer verdades artificiosas según los intereses de los que ostentan el poder.
¡Cómo está el patio!
Quiño,
Gracias por explicar en pocas líneas y de forma tan comprensible lo ocurrido en el G7.
Buenas noches a todos/as.
Fina,
Ayayayay…
Q.-