Vladimir Nabokov (en el espejo) dictando a Vera. Ithaca, NY, 1958, tres años después de la primera edición de Lolita. Foto Carl Mydans.
VN a Vera Nabokov… “Luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Mi pecado. Alma mía”.
[ .. ]
Un revólver para salir de noche (Galaxia Gutenberg), de Monica Zgustova, cuenta una historia esencial: la historia íntima, espiritual, carnal, familiar, de las fuentes bautismales de una de las grandes sagas novelescas del siglo XX, la de Vladimir Nabokov.
Andando el tiempo, Lolita ha dejado de ser una obra “sulfurosa” para convertirse en un clásico. Y el conjunto de la obra nabokoviana ya figura en un lugar central de las fábulas que contribuyeron a cambiar el arte de escribir novelas durante la segunda mitad del siglo XX.
Monica Zgustova ha explorado los territorios más íntimos de las relaciones entre Nabokov, su esposa Vera, las apasionadas relaciones del escritor con numerosas señoras, señoritas, y las fuentes seminales de su creación literaria.
[ .. ]
Hay quienes piensan que las cartas de Nabokov a su esposa Vera se encuentran entre las grandes correspondencias amorosas de la literatura contemporánea. Centenares de cartas, durante toda una vida, donde el escritor trata a su esposa con los calificativos que van de los cuentos de hadas a la complicidad más íntima. Sospecho que usted percibe esas cartas de manera un poco más escéptica.
-Si. Soy más escéptica hacia el amor pasión de Vladimir Nabokov hacia Vera. Hay un cuento de Nabokov, Bachman que refleja, con palabras del escritor, mi propia visión de esas cuestiones… en ese cuento, la esposa del protagonista, un pianista virtuoso, está siempre sentada ante él, con veneración, pero él no la ama. Él necesitaba ser amado. Creo que Nabokov nunca amó a Vera con pasión. El arte no miente. En su cuento, el escritor había retratado a un gran artista y a una mujer a la que el artista no amaba. No la amaba, pero la necesitaba imperiosamente para su arte y para su vida práctica
Usted retoma la historia o la leyenda que se presta a Vera Nabokov: llevaba con frecuencia un revolver en su bolso de mano. Para unos biógrafos, ella también oficiaba de algo así como guardaespaldas… usted deja caer que Vera tenía una cierta fama de mujer más o menos dura, en Berlín.
-No sé si creer en la hipótesis de la leyenda, que no sé si es verdadera. No hay que olvidar que Nabokov hablaba con frecuencia con una gran ironía. Sí me parece cierto que Vera podía tener algo de un “boxeador” para quienes la conocieron, desde muy joven, en Berlín. Una persona que se abre camino en la vida con mucha energía y no para de pegar a su adversario hasta tumbarlo, hasta el fin.
En uno de los cuentos del primer Nabokov, hay uno, Primer amor… la historia de dos niños, en Biarritz. Un amor infantil. Muchas veces me he preguntado si esa historia, o la gran historia de Ada, o el ardor, no pudieran ser parábolas del amor de los Nabokov, Vladimir y Vera, unidos en cierta medida, desde la infancia, por una sensibilidad única.
-Puede hacerse esa lectura, si usted quiere. Pero soy un poco escéptica. En casi todos los relatos y novelas de Nabokov siempre hay varias fuentes de inspiración. En ese cuento comienzan por estar muy presentes otros amores, otras mujeres de las que Nabokov se enamoró con pasión, una niña, una mujer muy joven, y una exilada rusa, dos de los grandes amores de Nabokov. En la escritura de Nabokov las fuentes originales pueden estar muy disimuladas. En esos y otros relatos hay cosas de una y de otras. Vera no quería que se hablase de todo eso.
Un ejemplo de “complicidad conflictiva” quizá sea el de Nina Berbéroba. Nabokov la consideraba una gran escritora. Vera, por el contrario, no parecía soportarla.
-En ese y otros terrenos, había diferencias considerables entre Nabokov y Vera. En ese y otros muchos casos, ella podía sentir algo parecido a los celos. Vera no fue una creadora. Y podía sentir celos de las creadoras, como Berbéroba, o de otras mujeres a las que Nabokov amó con pasión. Ella temía no ser lo suficientemente atractiva. Y tampoco deseaba dejar aflorar sus celos, que Nabokov podía interpretar como algo muy vulgar.
En ese terreno usted reconstruye una historia mal conocida, cuando Nabokov se cruzó con Marilyn Monroe, cuando el escritor trabajaba con Stanley Kubrick en el guión de Lolita. Usted cuenta que Marilyn invitó a los Nabokov a visitarla. Él estaba encantado. Pero Vera impidió ese encuentro.
-Marilyn fue una mujer muy inteligente, sensible, a quien encantaba escuchar y hablar con hombres sensibles y de talento. Estuvo casada con Arthur Miller. Ella y Nabokov tenían gran sentido del humor. Hubiesen podido entenderse muy bien. Vera comprendió que Marilyn era un peligro para ella. Una rival demasiado bella e inteligente. E impidió el encuentro.
Lolita, el personaje de la novela de Nabokov, es una de las heroínas más amadas de la historia de la literatura universal, una síntesis de parte de las visiones del amor de Nabokov. Usted insiste en un punto sensible y poco estudiado: el recuerdo de Nabokov de los avances no sé si pedófilos, homosexuales, en cualquier caso, de uno de sus tíos.
-Creo que se trata de una cuestión importante y sensible. Lo que pasó, los “intentos” de su tío, fueron ciertos. Y esos temas de fondo, la pedofilia, la violación de menores, estuvieron presentes a lo largo de toda su obra. Incluso su rechazo de la homosexualidad, hasta la muerte de su hermano.
Vera fue la mecanógrafa de toda la obra de Nabokov, fue su agente literaria, su compañera de caza de mariposas, su esposa fiel; corrigió, incluso puso palabras propias en varias novelas de Nabokov, comenzando por Lolita… ¿Fue una mártir o una heroína novelesca de su esposo?
-No fue una mártir, de ninguna manera. Era una mujer muy fuerte. Quizá pudo ser víctima de sus propias pasiones. Le gustaban los coches caros; y los conducía a mucha velocidad. Quizá ese tipo de pasiones más o menos oscuras la ayudaban a suplir las cosas que no tenía. Quizá siempre le dolió no ser una gran creadora. Su hijo Dimitri heredó de ella su gusto por los coches caros y veloces. Y esa fue su tragedia.
Hay algo muy nabokoviano en esa historia. Me recuerda uno de los primeros cuentos, escritos en Berlín. Dos jóvenes se aman. Él está en Berlín. Ella en San Petesburgo. Él decide tomar el tren, ir a buscarla. Ella ha tenido la misma necesidad, correr a Berlin, para encontrarlo. Los enamorados se cruzan en ese trayecto. Pero no se encuentran ni se encontrarán nunca.
-Si. Es muy cierto. Es una historia muy profunda que explica muchas cosas de la obra de Nabokov.
Vera fue fiel a Nabokov incluso después de su muerte. Cuando él murió y ella tuvo que abandonar el Hotel de Motreux, se instaló en una casa situada a medio camino de la tumba y el último hotel.
-Vera sintió hacia Nabokov el amor de una santa hacia Dios. Una admiración absoluta. Le entregó su vida. Se dio cuenta que no tenía talento como creadora, pero su vida se justificaba estando a su lado. Cuando lo encontró y se casó no lo soltó nunca. Al final, en la tumba, no tenía que seguir luchando contra la existencia de otras mujeres. Entre ellos hubo otra relación íntima: el exilio, el destierro, juntos, los tres, Vladimir, Vera y Dimitri, el hijo. Los tres están enterrados en el mismo lugar.
[ .. ]
Rafael Conte fue el primero en subrayar la importancia de Nabokov en mi obra: Un peatón de París.
VN a Vera Nabokov… “Luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Mi pecado. Alma mía”.
Comentario de Darío Villanueva sobre los Escritos de VN.
Un hombre errante en busca de idioma.
Nabokov: palpitaciones inéditas.
Gloriosa cartografía de Vladimir Nabokov.
Apenas una cita:
“You came into my life -not as one comes to visit (you know, not ‘taking one’s hat off’) but as one comes to a kingdom where all the rivers have been waiting for your reflection, all the roads, for your steps. Fate wanted to correct its mistake. Fate wanted to correct its mistake- as if it has asked my forgiveness for all its previous deceptions.”
Fina says
¡Oh, Quiño!
Apenas una cita…pero qué cita!!!!!!!!
“You came into my life -not as one comes to visit (you know, not ‘taking one’s hat off’) but as one comes to a kingdom where all the rivers have been waiting for your reflection, all the roads, for your steps. Fate wanted to correct its mistake. Fate wanted to correct its mistake- as if it has asked my forgiveness for all its previous deceptions.”
Leer esto y escuchar a Khatia Buniatishvili – Schubert: Impromptu Nº. 3 in G-Flat Major, Op. 90, D. 899… hace que me sienta en la gloria y no quiera despertar.
Gracias!!!
JP Quiñonero says
Fina,
Ah… mi caso, siempre vuelto a viejas cosas de … Billie Holiday – Lady In Satin …
Q.-
Fina says
¡Caramba, Quiño!
Es que hay «viejas cosas» preciosas, a las que deseas volver…y más con lo liado que está el panorama actual.
Bona nit!
JP Quiñonero says
Fina,
Claro, claro… preservar lo bueno de ayer es la primera cosa, la primera piedra, indispensable para construir un mañana un poquito esperanzador, o algo así, digo yo…
Q.-