Boulevard Beaumarchais, 2 octubre 2019. Foto JPQ.
La película pudiera comenzar con esta imagen: Violencia y angustia social en la Francia de Macron.
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Francia es víctima de una grave crisis de angustia social, una de cuyas manifestaciones más graves es el incremento de suicidios entre los agricultores y la policía nacional.
Con la agravación del drama de los suicidios de policías culmina una lenta pero inexorable caída nacional en un infierno desalmado, convertida Francia en “gran potencia” en número de suicidios, en Europa.
Durante las primeras cuatro semanas de este año, se han suicidado tres funcionarios / policías. Durante las 52 semanas del 2019 se suicidaron 59 policías y gendarmes. Un suicida por semana, durante más de un año.
Se trata de una crisis moral grave, con antecedentes trágicos: la tasa de suicidios se ha “estabilizado” a la alza, durante la última década, con niveles de angustia íntima siempre semejante, un suicida por semana.
La agravación de los últimos meses, coincidiendo con estallidos de cólera social, nihilista, convierte el suicidio de policías en uno de los indicadores sociales más funestos.
Todos los estudios sociológicos denuncian las condiciones ansiógenas del trabajo de las fuerzas del orden: durante el último año y medio, se suceden, cada fin de semana, manifestaciones de protesta (“chalecos amarillos”, primero; contra la reforma del sistema nacional de pensiones, más tarde) que siempre o casi siempre terminan con intervenciones “expeditivas” de las fuerzas anti disturbios, la Gendarmería y unidades policiales especializadas.
Ante esa tragedia, ante la impotencia aparente de la burocracia sanitaria nacional, desde el último semestre se suceden las manifestaciones de solidaridad y “alerta” de los sindicatos de policía, pidiendo “socorro” en silencio, pero con firmeza.
Ante la prolongación de la crisis, han surgido nuevas iniciativas de ayuda y solidaridad: una asociación destinada al “apoyo mutuo” entre colegas, y la creación de una página en Facebook: “SOS Policiers en détresse” (SOS, Policías angustiados).
Amigos, colegas, compañeros, intentan crear nuevas fórmulas de solidaridad y acompañamiento, ante las crisis de angustia íntima, solitaria, transformándose, una vez por semana, en tragedia colectiva.
La angustia social que culmina en la soledad trágica del suicidio, entre los policías, coincide con un proceso semejante, de insondables raíces nacionales: el suicidio de los agricultores.
Según las cifras oficiales del ministerio de Sanidad y de la Mutualité Sociale Agricole (MSA), en Francia se suicida un agricultor cada dos o tres días. “Mal” o “buen” año, durante la última década, en Francia se han suicidado entre 300 y 600 agricultores cada doce meses.
El Senado ha pedido al gobierno de Emmanuel Macron “medidas de urgencia”, para intentar combatir una tragedia nacional que se prolonga ante la “indiferencia” generalizada. La MSA ha creado un servicio de solidaridad y ayuda de urgencia, ofreciendo escucha y apoyo para los agricultores que se sienten solos y frágiles.
El suicidio de los agricultores se ha convertido en tema de crónicas audiovisuales y cinematográficas. El suicidio de los policías parece indisociable de los estallidos de violencia urbana y suburbana, cuando Francia se ha instalado definitivamente en un “podio” inquietante: a la cabeza de Europa en número de suicidas.
Según “World health statistics” (“Crude suicide rate”), este es el “ranking” europeo en número de suicidios: 1, Lituania. 2, Rusia. 3, Bielorusia. 4, Ucrania. 5, Letonia. 6, Bélgica. 7, Hungría. 8, Eslovenia. 9, Estonia. 10, Francia… Alemania ocupa el puesto 21, el Reino Unido el 32, España el 34, Italia el 35.
“Líder” en angustia social con tentaciones suicidas, entre los grandes de Europa occidental, Francia comparte con la antigua Europa comunista el privilegio atroz de un número inquietante de suicidas, entre quienes destacan policías y agricultores, categorías sociales sensibles en la construcción de la antigua nación Francia.
Violencia y angustia social en la Francia de Macron.
Macron, suicidio de policías, chalecos amarillos, angustia social.
Macron y los chalecos amarillos: angustia social, crisis sindicatos y partidos, violencia urbana.
José says
Una pandemia recorre el mundo moderno son las enfermedades mentales. Una violencia silenciosa y solitaria envuelve al ser humano. El miedo la angustia la ansiedad la depresion se ceban con los narcisos los humillados los deudores los ofendidos los solitarios los arrinconados y los llevan a la autodestruccion. Los pequeños faraones que matan y se suicidan para irse acompañados los estresados policias que usan su arma los agricultores que se envenenan con sus pesticidas o se cuelgan del arbol que tantas alegrías les habia dado los estudiantes embobados en sus pantallas y ajenos a los libros conductores con accidentes provocados… da igual las creencias. Oriente y occidente se encuentran sin culturas ni religiones que paren un mundo angustiado y suicida incapaz de parar el deterioro conductual y mental al que se somete a los individuos estresados y colonizados en sus conciencias en un mundo complejo dirigido por fuerzas ocultas. Este 2029 pueden ocurrir suicidios colectivos si no se para esta tendencia nefasta.
JP Quiñonero says
José,
Bueno, bueno… quizá soy un poco menos apocalíptico, pero, bueno… un suicidio por día ya me parece una tragedia… lo de suicidios colectivos no lo veo, salvo en casos muy excepcionales, claro, que ya se han producido.
Hay muchos hombres y mujeres que sufren en soledad, sí… ¿qué hacer.? No tengo la solución, claro. Piedad, compasión, apoyo, simpatía, solidaridad, me parecen palabras nobles, que tienen su sentido, también en estas cosas, claro, sí,
Q.-
Fina says
Josep,
Imagino que te refieres a este año 2020, aunque me parece ver el 2029.
Desde luego, ¡cómo está el patio! Ya podrían estas fuerzas ocultas dirigirnos hacia vidas más satisfactorias, en lugar de tantas angustias sociales y suicidios.
Si tienen el poder de programarnos como esclavos de las nuevas tecnologías, por lo menos que lo hagan de manera que nos sintamos felices y plenos en nuestra esclavitud…
Ya podrían dotarnos de buenos sentimientos: «piedad, compasión, apoyo, simpatía, solidaridad», como sugiere Quiño, y así poder convivir en un mundo más sano y feliz .
En una época en que todo es manipulado, me pregunto por qué no se pueden eliminar las enfermedades y los sentimientos negativos…¡Quién sabe! Quizás algo así sea una realidad dentro de algunas generaciones, si no nos hemos autodestruido antes…
José says
Fina me refiero al 2029. Hara cien años del crack de 1929. Cuando la caida de la bolsa y del sistema financiero se lleno Europa de dictadores que prepararon la segunda guerra mundial. Se produjo una plaga de suicidios por todas partes y el gran suicidio de la guerra con muchas vidas frustradas. Se acabaron los felices años de la Belle Epoque o los felices años veinte.
Fina says
Cierto, Josep,
Gracias por la explicación…
Aquí me tienes de nuevo preparando maletas…Ya casi me apetece no moverme de un sitio. En fin, debe ser mi destino…
Bona nit!