¡Ay!, estimado: «Soldado de Nápoles que vas a la guerra; mi voz recordándote, cantando te espera…»; y es el recuerdo la tonada de aquella pavorosa pandemia, «Gripe Española» (bautizada así) que algo más de cien años antes (1918-1919, coincidiendo con los tiempos finales de la Primera Guerra Mundial, se llevó (quizás, y puede que apuntando al alza) a un ¡1% de la población del mundo y a un 2% de la española! Si retrocedes en el corredor del tiempo, observando nuestra Península IBérica nada más, tenemos en el siglo XIX tres grandes plagas de cólera, aún visibles sus tumbas de la época, recordando a los muchos infantes que la epidemia se llevara. (Cementerio Romántico de Brihuega: lápidas cinceladas con rosarios de frases muy simples y llorosas, aunque no menos sentidas, que nos traen la memoria de los niños fallecidos, burgueses, claro, que a los pobres no les quedaba sino para mal descansar y mal comer)…; y la fiebre amarilla del Sitio de Cádiz, y la viruela, y más cólera y más dengue; dejando asimismo en el libro de tragedias inhumanas la Peste Negra de las ratas, el Bocaccio que cuenta lo que pasa, los ayunos y flagelos que aplacan la cólera celeste, y ese tercio de gentes europeas que fallecen así, como si nada. Sea intención apotropaica lo que digo, pónganos en franquía contra el virus que viene y se protege, hágase la vacuna, quede ese miedo en mera alarma, fueren tus fotos y tus textos, estimado, factor de protección, completa asepsia.
Ay… «…fueren tus fotos y tus textos, estimado, factor de protección..» Largo me lo fias… Ya me contentaría con ser un testigo honrado, dejando constancia del tiempo que pasa… compilando pequeños instantes de vida diaria… en su trivialidad, también se trata, quizá, de un acto de amor a la vida, sí,
Ricardo Lanza says
¡Ay!, estimado: «Soldado de Nápoles que vas a la guerra; mi voz recordándote, cantando te espera…»; y es el recuerdo la tonada de aquella pavorosa pandemia, «Gripe Española» (bautizada así) que algo más de cien años antes (1918-1919, coincidiendo con los tiempos finales de la Primera Guerra Mundial, se llevó (quizás, y puede que apuntando al alza) a un ¡1% de la población del mundo y a un 2% de la española! Si retrocedes en el corredor del tiempo, observando nuestra Península IBérica nada más, tenemos en el siglo XIX tres grandes plagas de cólera, aún visibles sus tumbas de la época, recordando a los muchos infantes que la epidemia se llevara. (Cementerio Romántico de Brihuega: lápidas cinceladas con rosarios de frases muy simples y llorosas, aunque no menos sentidas, que nos traen la memoria de los niños fallecidos, burgueses, claro, que a los pobres no les quedaba sino para mal descansar y mal comer)…; y la fiebre amarilla del Sitio de Cádiz, y la viruela, y más cólera y más dengue; dejando asimismo en el libro de tragedias inhumanas la Peste Negra de las ratas, el Bocaccio que cuenta lo que pasa, los ayunos y flagelos que aplacan la cólera celeste, y ese tercio de gentes europeas que fallecen así, como si nada. Sea intención apotropaica lo que digo, pónganos en franquía contra el virus que viene y se protege, hágase la vacuna, quede ese miedo en mera alarma, fueren tus fotos y tus textos, estimado, factor de protección, completa asepsia.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ay… «…fueren tus fotos y tus textos, estimado, factor de protección..» Largo me lo fias… Ya me contentaría con ser un testigo honrado, dejando constancia del tiempo que pasa… compilando pequeños instantes de vida diaria… en su trivialidad, también se trata, quizá, de un acto de amor a la vida, sí,
Q.-
Fina says
Que sigan los actos de amor a la vida, las citas en Montparnasse o donde sea…y vuestros inteligentes comentarios que alegran y enriquecen mi vida…
¡Salud y gracias!
Buenas noches a todos/as.
JP Quiñonero says
Fina,
A vivir, claro, claro… cada cual a su aire, sin duda.
Avanti..!
Q.-