Saint-Germain, esquina Place du Québec, 10 abril 2020. Foto JPQ.
Según mis artilugios fotográficos, eran exactamente las 7:16:45 …
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… Ciclistas.
París en tiempos del coronavisus … Viernes Santo Saint-Germain-des-Prés cuando despierta el día.
Antes del alba, cuando me despierto, abro el balcón de casa para admirar la luna llena en todo su fulgor matinal.
Las primeras luces del alba todo lo visten con su hermosura, dice el Cántico, citado libremente.
Cierro los ojos y me asaltan los viernes santos de infancia. Y otros mucho más recientes. Siento la tentación y necesidad apremiante de tirarme a la calle…
De ahí esta crónica / relato visual:
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Procesión de Viernes Santo, en París.
Joven catalana piadosa, en la procesión de Viernes Santo.
Madre e hijo, entre la vaga / huelga general y la procesión de Viernes Santo.
Timbaler / tambor y tamborilera de una cofradía catalana, Viernes Santo.
Nazareno / natzarè catalán, Viernes Santo.
Catalanas piadosas, con cirio y peineta, Viernes Santo.
Cofrade musical, con pendientes, Viernes Santo.
Merienda cena de Viernes Santo, en el centro comercial.
Viernes Santo, en el centro comercial: sola religión, el consumo.
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París cuando despierta el día en tiempos del coronavirus rue de Rennes.
A las siete de la mañana, en camiseta y sin máscara. Para matarla.
Pero Amancio,
Si a estas horas no hay nadie…
Amancio,
Ayayay … en París… a esas horas, todo eso está permitido, razonablemente, claro. En fin,
Q.-
Quiño,
Viendo esta imagen me da la impresión de que tu ciclista parisina de las 7:16:45 …es una mujer feliz, a pesar de los pesares, el coronavirus y el Viernes de Pasión…
Fina,
Esa fue mi primera y segunda impresión. La buena señora iba ¡cantando..!
Me pareció que la imagen «dialogaba» con otra foto tomada minutos antes: las palomas echando a volar ante la iglesia…
Q.-
Quiño,
Precisamente quería comentarte que me gustó mucho tu relato visual de la Iglesia de Saint-Germain-des-Prés, en un Viernes Santo y con las palomas al vuelo…
En aquél momento no te lo pude decir y luego se me pasó…
Vaya, vaya, y la ciclista cantando…así me gusta!!!
«A mal tiempo, buena cara»… 🙂
Fina,
Ah, qué alegría… son cosas que solo ocurren cuando ocurren… no hay nada de «artístico» ni esas cosas… todo naturaca.
Y la señora … ¡cantando..! Con lo que está cayendo…
Avanti..!
Q.-
A quien madruga, Dios le ayuda, estimado, y esa ciclista, joven y risueña, en parte desvestida para el clima, es buena imagen de creencia en que la «magia» -harto ayudada por tanto sanitario y basurero que se cuida de nosotros; !gracias!, no ceso de decirles, incluso físicamente lo hago cuando a alguno que cumple su deber yo me lo encuentro- ponga ese «deus ex machina» y nos saque de ese coco terrible que ataca, destruye y envenena, viene también cubierto de ominoso disfraz que la ciencia no acierta a distinguirlo, estimado. Sea el Poder con nosotros, y mientras baja y nos acorre, hagamos -como tú- esperanza de la vida, recuento de ese hoy que no debe aterrarnos, sea faceta de ese Aquí y Ahora que es ley de vida disfrutar. Saludos, abrazos y gestos de amistad, van para todos los lectores. Vale con que les guste, les sirva en estos días.
Ricardo,
Doblemente agradecido.
«… hagamos esperanza de la vida..» Sí.
Dejarse arrastrar por todo lo negro que puede verse, pensarse e imaginarse quizá sea tan indispensable como evidente, necesario, claro está. Si se es capaz de mirar con limpieza. Sin dejarse arratrar hacia el nihilismo sin salida.
Dicho eso … me digo, casi todos los días, que, paradójicamente, hay mucha gente que desea vivir, ser feliz… y decide dar la batalla por el principio: resistiendo con alguna alegría… esta mañana me tropecé con un señor americano contento y feliz… encantado con dejarse fotografiar ante una panadería donde la gente hacía cola para comprar el pan nuestro…
Oséase, que a luchar, dar guerra.
Avanti..!
Q.-
Don Ricardo Lanza,
Por favor, no diga Ud. estas cosas, con lo que me cuesta «madrugar».
¿Piensa Ud. realmente que a los trasnochadores Dios nos tendrá en el olvido?
Ya sabe lo mucho que me gusta y admiro su LOGOS. Creo que nos sirve, especialmente en estos días tan «inéditos» (como acostumbra Ud. a decir).
En fin, a ir resistiendo con esperanza, disfrutando del «Aquí y Ahora», y dando las gracias por el pan nuestro de cada día…