Pasarela del Pont des Arts, 17 abril 2020. Foto JPQ.
La crisis del coronavirus ha consumado un “milagro” por partida doble: ha convertido la explanada del Institut de France y la pasarela del Pont des Arts en espacios deportivos muy privilegiados.
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Pasarela del Pont des Arts, 17 abril 2020. Foto JPQ.
El Institut de France es un edificio construido a finales del siglo XVII, gracias a la millonaria herencia del cardenal Mazarin. Bajo el reinado de Luis XIV, el Institut se convirtió en una sociedad de sabios, que reúne, desde entonces, a las academias de la lengua, bellas artes, ciencias, ciencias morales y políticas. Un areópago de literatos, artistas, políticos, científicos, entre los que no abundan los deportistas de elite.
El Institut se comunica con el Museo del Louvre a través del Pont des Arts, cruzando el Sena, monumento nacional, glosado por numerosas canciones, novelas y películas, inmortalizado por sucesivas generaciones de artistas.
Las idas y venidas de los académicos y académicas da a la explanada de entrada del Institut un “aire” tan respetable como un parque temático de venerables sabidurías. El Pont des Arts, por el contrario, es víctima recurrente de su celebridad. Casi fue ayer cuando la alcaldía tuvo que tomar medidas policiales muy estrictas, para evitar que la pasarela del puente se derrumbase con el peso de los “candados de amor”.
La propagación del coronavirus y el confinamiento estricto han devuelto a la explanada del Institut y al Pont des Arts un atractivo único e impensable, en otro tiempo.
La explanada se ha convertido en lugar de cita de deportistas fin de semana, durante el confinamiento, que allí pueden hacer sus ejercicios de musculatura o estiramientos a los pies de una arquitectura de la más alta nobleza.
Víctima de su celebridad, el Pont des Arts está siempre abarrotado. Nubes de turistas se cruzan con la muchedumbre de parisinos que van y vienen al trabajo, cuando hay trabajo. Desaparecidos los turistas, confinados los parisinos, quienes habitan en la frontera norte del distrito VI (Saint-Sulpice, Saint-Germain-des-Prés, la calle del Sena, etcétera) pueden permitirse el lujo de hacer sus ejercicios físicos a la puerta de la Academia, pueden correr (cada cual a su ritmo) entre el Louvre y el Instituto, yendo y viniendo por el Pont des Arts.
Las columnas y la cúpula del edificio del Institut han sido testigos de incontables discursos literarios y solemnes. Por vez primera en su historia, quizá, son mudos testigos de las actividades de gimnastas de ocasión.
El Pont des Arts había sido inmortalizado por Auguste Renoir, Camille Pissarro, Jean Béraud, entre muchos otros grandes pintores. Canciones de Georges Brassens, Serge Gainsbourg, Vanessa Paradis, entre otros, contribuyeron a cultivar su leyenda. Varias películas cuentan tórridas escenas de amor, en su pasarela, a la luz de la luna. La realidad atroz de la pandemia añade un nuevo motivo de leyenda, trasformando el puente y la pasarela en espacios deportivos donde se espera y se sueña un mundo limpio y nuevo.
Candados de amor y enamorados vuelven al Pont des Arts.
El Pont des Arts… Renoir, Pissarro, Gaya, candados de amor.
París. La chica del Pont des Arts.
Amancio says
Belleza insolente, la de estas fotos tan luminosas.
JP Quiñonero says
Amancio,
Ahhh …
Glup, glup, glup… de agradecimiento… Te debo café, agua mineral, mascarillas… que se yo… graciasss …
Q.-
Fina says
¡Caramba, Amancio!
Es asombroso que con tan pocas palabras se pueda decir tanto…
No me extraña que Quiño te quiera agasajar…
Amancio says
Creo que si llego a pensar la frase, Fina, no me sale. Mejor así.
Fina says
No sé, no sé, Amancio…
Me pregunto cómo sería la frase si la llegas a pensar… 🙂
Fina says
Quiño,
¡Muchas gracias!
Me encantan todas estas historias que nos cuentas del Pont des Arts…y de tu París.
Con estas imágenes nos ayudas a mantener la ilusión y la esperanza.
Buenas noches a todos/as.
JP Quiñonero says
Fina,
Ah … la pasarela del Pont des Arts es, es es … qué se yo … una encrucijada muy bella… por estos días que corren ¡y con sol..! esa encrucijada tiene algo de milagro, muy bello, al margen de la fotografía, claro. La realidad siempre es muuuuuucho mejor que ninguna cultureta, literatura o fotografía… por momentos, me «avergüenzo» un poco de tener tanta suerte… pero, bueno, es así,
Q.-
Fina says
¡Disfrútalo, Quiño!
Disfruta de las bellezas de tu París y no te avergüences. Si tienes tanta suerte será porque te la mereces.
JP Quiñonero says
Fina,
Disfrute una miqueta melancólico, a qué negarlo… pero, bueno… «de todo hay en la viña del Señor…»
A ver.
Que tu generosidad siga dando luz, a tu alrededor, sí,
Q.-