Rue de Mézières, 20 abril 2020. Foto JPQ.
Mis respetos y gratitud, Madame.
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París en tiempos del coronavirus … Parisina con su baguette, rue de Rennes.
Rue de Mézières, 20 abril 2020. Foto JPQ.
Mis respetos y gratitud, Madame.
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París en tiempos del coronavirus … Parisina con su baguette, rue de Rennes.
Nuetros viejos europeos que no están residencias se patean las calles los que pueden buscando aquello que necesitan nada de alegrias a no ser el sol de la calle vacia sin vecinos. Recuerdo el comentario de un subsahariano que comentaba como era posible tanta gente mayor por las calles y con un aspecto digno eran los años ochenta muchos vivian con sus familias y en sus barrios era una epoca digna en su pobreza. Todo empezo a cambiar en años posteriores cuando se empezo a brasilizar Europa los viejos o vivian solos o en residencias pocos viejos en las calles pero mas que en otros muchos paises. Hoy el sesenta o setenta por ciento de los muertos son mayores de setenta años y el resto pobres sin casa o con casa y algunas excepciones. Virus perverso que nos privas de los abuelos ahora que los nietos los disfrutaban pues muchos ganaban mas que sus hijos trabajando. Que mundo es este que una enfermera joven y guapa cuidando un viejecito sirve para engañar como se desmonta un estado de un cierto bienestar para todos.
José,
«Que mundo es este que una enfermera joven y guapa cuidando un viejecito sirve para engañar como se desmonta un estado de un cierto bienestar para todos..»
Si. Ay… y, sin embargo, como dice la peli de WA… «y sin embargo funciona» (WA se refiere a otra cosa, pero bueno). Sí… hay mucha gente potable por todas partes, capaz de trabajar con limpieza y honradez.
Quedan… todo los «otros». Que los zurzan. Dicho esa sin acritud, que no venga la Guardia Civil a denunciarnos por antisociales,
Q.-
Josep,
Pienso que después de los setenta años ya he vivido mi vida y lo que reste, si es para bien, lo considero una especie de propina, de regalo…
Me tranquilizaría mucho saber que en estos tiempos de coronavirus, en lugar de sufrir el horror de una muerte por asfixia, existe la posibilidad mediante «recursos paliativos» de morir sedada plácidamente en mi domicilio.
Amo la vida, el amor, la alegría, el baile…pero temo la dependencia, el dolor y perder la dignidad. Es por ello que estoy a favor de la eutanasia.
Recuerdo aquel bello poema:
Sota la pluja, arbres, camí, silenci,
vides llunyanes. Sense recança miro
com el meu pas s’esborra.
Salvador Espriu.
Quiño :
Todo mi cariño para esa frágil mujer, y para tí ,por esa foto que tan bien describe la soledad de ese colectivo de ancianos que se echan a la calle a conseguir su pequeña cantidad de provisiones imprescindibles .
Y en España nos vanagloriabamos de tener la mayor esperanza de vida del mundo , además de la mejor sanidad del mundo y la mejor dieta del mundo y del mejor clima del mundo…y de las mejores tapas del mundo.
Como espetó Fernán Gómez en aquel video : ¡Vaya usted a la mierda!
A esa generación de mayores «afortunados» se la ha dejado morir en condiciones de abandono vergonzosas por el sistema de selección obligatoria. A la madre de un amigo infectada , no se la permitió ingresar en hospital , y murió mediante recursos paliativos en su domicilio,para evitarle el horror de la asfixia. Por supuesto no han podido despedirse , ni acudir a la incineración.
Un caso más , un número más, simplemente
He recordado la impresión de sacrificio de una generación que sentí al visitar el cementerio de Levallois – Perret, en un paseo desde mi nuevo domicilio en Neully. Al ver banderas inglesas asomando por encima de las vallas , entré y encontré un cuidado cementerio militar inglés con esa dignidad que muestran los anglosajones para sus fallecidos en combate.
Lo llamativo, junto a los preciosos escudos de los regimientos en las lápidas y los pomposos nombres de las unidades : fusileros , caballería , artilleros, exploradores, etc. , era la edad de los allí enterrados . 17, 18 , 19 , 20 años era lo habitual, incluso en la única mujer, una enfermera tan joven como los varones.
O sea una generación sacrificada en la 1ª Guerra Mundial, además de procedencia humilde con dificultades económicas para ser repatriada y enterrada dignamente por sus familias en las Islas.
Ahora la generación sacrificada en España ha sido la tercera edad , que solo son números y curvas.
¡Que triste realidad !
Flâneur,
Se agradecen mucho tus palabras, que brotan y se leen con emoción.
…
Lo de España me inspira una tristeza rabiosa: rabiosa de cólera, ante el espectáculo de hunos y hotros (sic) tirándose los ataúdes a la cabeza.
En fin.
Neuilly no está nada mal, oye.
Avanti..!
Q.-
Desde aquí, estimado, tras el Estado de Sitio que me obliga (o me condiciona) a quedarme mirando durante muchas horas el desierto de gentes situado bajo mis ventanas, dedico mis deseos más valiosos a esta señora temeraria que pasea y se defiende galanamente con sus cosas. Voy a enviárselos, estimado, pretendiendo que se trasladen utilizando el campo astral, que es el trayecto más seguro (dicen que infalible o casi asegurado) para que lleguen desde el destino del envío hasta el mismo destinatario. Que esta vez no cabe ya decir «apres moi le deluge», ya que todo se anega y ni el tirano prevalece (¡menos mal!, que venga un porvenir no apocalíptico, haga certera esa leyenda de Acuario y su quasi mirífica mutación).
Ricardo,
Seguro que le llegan tus palabras, de alguna manera.
El Logos alejandrino, si recuerdas, era una «materia espiritual» que unía y une todas las cosas visibles e invisibles… Mirándome de frente, ella me decía algo que yo intento transmitir: tus palabras me dicen que su «mensaje» es escuchado… fraternidad de las cosas del espíritu.
Amén,
Q.-
Don Ricardo Lanza,
Estoy convencida de que su Poder es tan grande, que sus buenos deseos llegarán a través del campo astral al corazón de su destinataria, y cuando los reciba, se sentirá rejuvenecida y ligera de espíritu como una jovencita.
Que la Era de Acuario se manifieste entre nosotros…
Sí, como dijo el poeta, describiendo (recuerdo y me parece) la muerte de un soldado inglés y la apenada referencia a la tierra que le acoge, asegurando que esa greda foránea «…es ya Inglaterra para siempre». Melancolía de los cementerios militares… no semejan los muertos enterrados que estuvieran allí de modo obligatorio; quiero creerlos partícipes de voluntaria ordalía; así dolerán menos a sus deudos. Cuida harto Francia a los difuntos en la lucha: los suyos y los otros; hace un tiempo asistí a un funeral por un ex legionario, combatiente en Indochina y en Argelia. Era español, pero vino a hacer la guardia durante el tiempo de responso otro legionario que enviaba la embajada; para ellos, significaba ser francés, y me gustó el talante. Por cierto, hace no demasiado murió una enfermera británica que (dijeron) era el último militar vivo de la Primera Guerra Mundial (ya no queda nadie, ni siquiera de la Guerra de Marruecos; menos de dos millares de la nuestra Civil). Se había alistado a ¡los quince años! Sobrevivió cerca de una centuria más.
Ricardo,
Es esa es la tarea esencial, desde Antígona: honrar y rendir homenaje a nuestros muertos…
Cada cual a su manera, orando, escribiendo, trabajando, cada cual en su rincón, hilando el tejido y la trama de la vida,
Q.-
Quiño,
Conmovedora la imagen de esta parisina de cierta edad…manteniéndose en pie con la ayuda de sus dos bastones y su fuerza de voluntad.
Conmovedores también vuestros comentarios, llegan al alma.
Fina,
Ah…
Correré un tupido velo, e n c a n t a d o o o o …
Avanti..!
Q.-