En tiempos de coronavirus, la figura del Flâneur tiene por momentos los rasgos del Waldgänger, el Emboscado, en la traducción de mi viejo amigo Andrés Sánchez Pascual.
Incluso en el momento más grave de la crisis / confinamiento, hombres y mujeres caminaban cada día hasta Notre Dame, para contemplarla, a distancia, tras las barreras, andamios y rejas.