Place Saint-Sulpice, 26 junio 2020. Foto JPQ.
Emmanuel Macron fue elegido presidente el mes de mayo de 2017 prometiendo una “revolución” que debía “transformar” Francia.
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Tres años después, el proyecto continúa empantanado y se presta al presidente la intención de cambiar de Gobierno y “relanzar” su presidencia, hipotecada, tras el desastre electoral de la segunda vuelta de las elecciones municipales, el domingo día 28.
“Revolución” era el título del libro programático del candidato Macron, con estas principios cardinales: “transformar” Francia, “refundar” Europa, sanear las cuentas del Estado y “transformar” el modelo nacional de producción y distribución de riqueza.
“Revolución pendiente”. Macron comenzó reformando a paso de carga el mercado laboral, con éxito. No hubo otras reformas mayores.
La gran reforma del sistema nacional de pensiones continúa empantanada, sin futuro conocido, tras dos años de polémicas y crisis.
El estallido de la crisis nacional de los “chalecos amarillos”, entre 2018 y 2019, se saldó con unas concesiones presupuestarias de 20.000 a 26.000 millones de euros. Quedaron aplazados los proyectos de saneamiento de las cuentas del Estado. El relanzamiento económico no se produjo.
El costo económico de la pandemia agravará todas las crisis nacionales. Francia forma parte de los países europeos más afectados por la crisis, con Italia y España.
La “refundación” de Europa estaba aplazada antes de la pandemia. El gran discurso de Macron, en la Sorbona, el otoño del 2017, no tuvo el eco esperado. Angela Merkel ha aceptado lanzar con Emmanuel Macron un proyecto de Fondo de Reconstrucción Europea (FRE) que debe ser discutido en el seno de la UE.
Cuando Alemania proyecta su influencia continental a través de su poder económico, Francia es capaz de proyectar su fuerza militar en el Sahel, pero debe pagar su hipotecado bienestar con deuda pública.
A dos años cortos de la próxima elección presidencial, la segunda vuelta de las elecciones municipales ha sido una catástrofe política personal para Macron. Su partido, La República En Marcha (LREM), no han conseguido la implantación nacional esperada. Su candidata a la alcaldía de París ha sido un desastre.
Macron puede seguir gobernando, en solitario. Perdidos, relativamente, tres años de mandato, el presidente se sabe amenazado, políticamente.
Macron ha prometido un nuevo mensaje a la nación, para “fijar” el nuevo calendario, los nuevos proyectos, la nueva “refundación”… que debiera comenzar, durante los próximos quince días, con un nuevo Gobierno, quizá.
Macron ha recibido numerosos “consejos”, “propuestas”, “sugerencias”, “proyectos” e “ideas”.
No es un secreto que la crisis económica y social tendrá un costo político duro. Al día de hoy, Macron no tiene rivales políticos conocidos. La derecha sigue huérfana de Nicolas Sarkozy. El socialismo francés está por los suelos. Extrema izquierda y extrema derecha populistas están consagradas al “bombardeo” político permanente: pero no son alternativas presidenciales.
Esa soledad extrema expone a Macron a todos los vientos y tormentas por venir. De ahí la urgencia de un “proyecto”, un “nuevo rumbo”, una “ilusión”, que pasan por el cambio de gobierno, primero, y el cambio o relanzamiento político, los próximos meses.
“Debemos reinventarnos, todos, comenzando por mí mismo, para construir juntos nuestro futuro”, dijo el presidente días pasados, avanzando la piedra fundacional del nuevo (¿?) proyecto político presidencial: la “reinvención” … ¿En qué consiste esa “reinvención” por venir? ¿Con quién? ¿Con qué Gobierno? ¿Con qué promesas de cambios o reformar, empantanadas o aplazadas las reformas que debían “transformar” Francia con una “revolución” siempre pendiente..?
Édouard Philippe, primer ministro, es una personalidad política conservadora, pro europea. Conservando o prescindiendo de Philippe, en su próximo cambio de Gobierno, Macron enviará una señal significativa. Con la pandemia ha proliferado una angustia e incertidumbre nacional poco favorable a los “experimentos”, quizá.
Francia en tiempos del coronavirus … estacazos municipales para Emmanuel Macron.
Francia en tiempos del coronavirus … déclassement, crisis nacional, descenso de categoría.
jose says
La ingeniería social ha levantado un edificio sin fundamentos. Herbert spencer ultra liberal avant la letre padre del social darwinismo propuso el estado mínimo con su libro el individuo contra el estado y la utopia del fin de las guerras y la industrialización del planeta tierra . Acertó en lo de la industrialización pero las guerras la pobreza desigualdades de todo tipo libertad con cámaras igualdad en imágenes fraternidad entre los amos y los pueblos reducidos a una sola oligarquía. La mayoría de los prohombres homenots para Pla del XIX y principios del XX son bajados de sus pedestales y la revision de la historia descubre que mucho progreso se llevo a cabo sobre espaldas desnudas de derechos puras herramientas humanas como los llamaban los clásicos antiguos. Los franceses con su sensibilidad política descubren que la única revolución posible es la reconstrucción del ser humano con un nuevo respeto de lo vivo que queda. No es tiempo de guerras mundiales ni de salvadores individuales solo un pueblo en una sola Tierra. Sobrevivir para intentar vivir con una cierta dignidad trágica.
JP Quiñonero says
Jose,
Pues… que cada palo aguante su vela, vaya.
De entrada, Macron propone la convocatoria de dos referéndums ecológicos… oséase, que tira millas…
Q.-
Fina says
Quiño,
Nunca había estado tan bien informada de la política francesa como hasta ahora. Gracias.
Veremos qué rumbo toma Macron y si consigue ilusionar a los franceses con nuevos proyectos en tiempos del coronavirus…
Buenas noches a todos/as.
JP Quiñonero says
Fina,
Bueno… se agradece … la política francesa es de alguna manera mi primera fuente de ingresos … debo ocuparme de esos negocios … con el tiempo, le he tomado una suerte de cariño, qué quieres… la fotografía callejera me hace más llevadero ese via crucis (¡!) …
Palanteeeeee …
Q.-
Fina says
Josep,
Dices: «Sobrevivir para intentar vivir con una cierta dignidad trágica».
No sé, me pregunto si la dignidad tiene que ser forzosamente trágica.
Me gustaría que se pudiera vivir dignamente con alegría, aunque fuera sólo de vez en cuando…
Quizás sea un imposible, algo así como pedir peras al olmo…especialmente en tiempos del coronavirus.
Jose says
Se tiene que ser digno en la enfermedad en la vejez en los conflictos con los demas en la muerte de los demas en las relaciones conflictivas … en la vida que nos toque. Esto es la felicidad tragica o asi lo veo…