Pont au Change, 2 enero 2020. Foto JPQ.
Publicidad multicultural en la techumbre del Tribunal de commerce de Paris.
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A la derecha, el Palais de justice, antiguo Palais de la Cité, residencia de los reyes de Francia entre los siglos X y XIV.
A mi espalda, la plaza y el Théâtre du Châtelet, que tuvo sus días de gloria con Tchaïkovski, Mahler y Richard Strauss, antes de convertirse en algo así como el templo donde se ofició el triunfo, ocaso y fin de la opereta, que Luis Mariano encarnó como nadie.
El tiempo ha seguido su curso.
Francia de ayer, Francia de mañana, entre el asesinato de París y el Ángel de la historia.
Ralph Lauren tendencia Black Lives Matter en Saint-Germain-des-Prés … La rentrée del coronavirus.
En tiempos del coronavirus, el lujo cosmopolita apuesta por la moda multicultural, 2.
Pareja mestiza en el Pont au Change.
Extinction Rebellion en París, en el Pont au Change.
Huellas celestes, quizá, del oscuro conflicto que contempla el Ángel de la historia:
Que pasara cuando las ruinas mentales se visualicen? La publicidad inunda las mentes y las almas de los no creyentes y creyentes apartando les de su esencia de animal cultural. Las instituciones se diluyen en su camino a una comunidad de hombres realizados y dignos . Sin leyes sólo queda la fuerza caotica y los individuos abandonados a su suerte. Nómadas de un mundo de cemento y acero .No hay tierra sin sacos y agua sin plásticos. El ángel de la historia no quiere ver lo que hay y no ve lo que vendrá. Los nuevos veinte y treinta de este siglo XXI puede que sean los del alma de Fausto comprada por Mefistofeles. Entramos en un mundo que Fausto no tiene nada que vender y el diablo nada que comprar. Hemos llenado la casa de trastos que desplazan a sus dioses. Casa grande coche grande nicho grande. La nueva publicidad en París y en todas partes.
Hombre Jose,
Para ver «ruinas mentales» solo hay que mirar la tele y cosas así…
Bueno, bromas a parte … el ángel de la historia hace lo que puede: abrumado con la cantidad de ruinas que se amontonan ante sus ojos, horrorizados, claro,
Q.-
¡Caramba, Josep!
Me pregunto si es posible vivir sin alma y sin dioses…
¡Vaya mundo estamos construyendo! O mejor destruyendo…