Rue Jacques-Callot esquina Rue de Seine, 24 noviembre 2021. Foto JPQ.
En Francia (67 millones de habitantes), al 18 de diciembre, la pandemia había infectado a 8,58 millones de personas, cobrándose 121.418 muertos, cuando las nuevas variedades de virus agravan la incertidumbre social y sanitaria.
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El gobierno espera evitar nuevos confinamientos con llamamientos a la «responsabilidad cívica» y más controles de fin de año, temiéndose que la campaña de las próximas elecciones presidenciales se convierta en una pesadilla política grave.
En París los conciertos y fuegos artificiales de fin de año han sido prohibidos. Los Campos Elíseos, la gran avenida nacional, ha sido «bunkerizada» con un impresionante despliegue de policías, gendarmes y unidades militares. Los prefectos han recibido la orden de prohibir fuegos artificiales y reuniones callejeras «multitudinarias».
Las salas de fiestas están cerradas desde hace días y no abrirán hasta primeros de enero. Está prohibida la venta de bebidas alcohólicas para consumir en la calle. La frecuentación restringida de cines, teatros, bares y restaurantes, está sometida a los controles sanitarios de rigor.
El gobierno espera poder evitar nuevos confinamientos, nacionales, locales o regionales, pero se multiplican los llamamientos a la responsabilidad cívica, comenzando por la vacunación y los test sistemáticos. Existe desde primeros de año un movimiento anti vacunas, que llegó a movilizar a 200.000 manifestantes algunos fines de semana. El sábado pasado los anti vacunas apenas movilizaron a 20.000 o 30.000 personas, en toda Francia, cifra irrisoria en un país de 67 millones de habitantes.
Sin embargo, la resistencia anti vacunas va mucho más allá de la movilización callejera. Grupúsculos y partidos de extrema derecha (Marine Le Pen, Éric Zemmour) intentan captar a una parte de ese electorado, esperando beneficiarse políticamente, en la perspectiva de las elecciones presidenciales del 10 y el 24 de abril próximos.
La incertidumbre sanitaria corre el riesgo de tener una influencia imprevisible en una campaña electoral importante, para Francia y Europa, ya que el gobierno francés asume la presidencia rotativa de la Unión Europea (UE) a partir del 1 de enero próximo.
La división política nacional agrava las perspectivas sanitarias.
Al centro derecha, Emmanuel Macron, presidente y previsible candidato a su propia sucesión, defiende una política de «todos vacunados» y «responsabilidad cívica colectiva», evitando, por ahora, todo tipo de mitines y reuniones multitudinarias.
A la derecha, Valérie Pébresse, candidata a la presidencia de Los Republicados (LR) tiene una posición muy semejante y ha comenzado por evitar los mitines: solo ha celebrado una reunión pública importante, imponiendo un respecto estricto de las normas sanitarias básicas.
A la izquierda, Anne Hidalgo, candidata del PS, defiende una posición muy semejante, como Yannick Jadot, ecologista. A la extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon, convocó un mitin con entrada libre, disparando las alarmas de la comunidad científica y sanitaria.
A la extrema derecha, Marine Le Pen, evita las reuniones multitudinarias, aunque dice «comprender» el movimiento anti vacunas. Éric Zemmour, por su parte, denuncia la «tiranía» de Emmanuel Macron, «es un niño que está jugando a deconstruir Francia, para destruirla», y convocó un mitin de entrada libre, con resultados catastróficos: enfrentamientos físicos violentos entre militantes extremistas de izquierda y derecha, acoso y expulsión de periodistas que grabaron esos incidentes.
Ese campo de minas sanitarias y políticas, nacionales, corre el riesgo de tener muchas dimensiones europeas durante el semestre de la presidencia francesa de la UE.
Francia … angustia social, pandemia sanitaria, descomposición del paisaje político tradicional.
Francia, angustiada … Macron se mira en el espejo de Narciso.
París / Francia ¿España? ¿Europa? … Incertidumbre, inquietud, fatiga.
José says
No hay servicio militar obligatorio. No se acaban de imponer los valores republicanos obligatorios en las aulas multiculturales. Las desigualdades aumentan cuánta más riqueza hay en el país. Los partidos de siempre hacen aguas. La democracia francesa como las anglos se viven en las calles de los suburbios. Las cárceles se llenan. Los hospitales se colapsan. Las mascotas pueden elegir joyas ropa comida hotel etólogo…Las guerras biológicas de los menos ricos se desencadenan y las corporaciones farmacéuticas se forran. La gente se cabrea y se vuelve violenta y se le va la olla. La anomia se adueña de casi todo. No sabemos que les espera a los franceses después de las elecciones. Podríamos decir con Nabokov lo hemos probado todo menos el suicidio.
Fina says
Josep,
¡Caramba, qué fuerte! No sabía que Nabokov dijo esto…
¿ Cómo no inmutarse ante tanta angustia e incertidumbre…?
Por todos los dioses ¡qué tiempos!
JP Quiñonero says
José,
Bastante amen, aunque lo del suicidio es cosa de mi VN … el otro, el autor de Lolita, quizá evoca el suicidio en otras circunstancias, hablando de ajedrez, si no me falla la memoria, en una novela escrita en parte ¡en los Pirineos Orientales..!
Q.-
José says
Si de ajedrez como Zweig en su libro de la ajedrez antes de suicidarse con su esposa. Se empieza con casos particulares y se llega a posibles generalizaciones. Otros como Koestler y su esposa …Son síntomas de alguna enfermedad que se avecina…
la cuna se balancea sobre un abismo, y el sentido común nos dice que nuestra existencia no es más que una breve rendija de luz entre dos eternidades de tinieblas
Nabokov.
Habla, memoria.
JP Quiñonero says
José,
Biennnnnn
El libro consagrado al suicidio del ajedrecista de Nabokov es La defensa Lujine …
Q.-