SW, L’homme qui court, Paris 1953.
Instantánea callejera que recuerda la matriz de toda su obra, tan semejante, por momentos, a la de Balthus: la búsqueda y el descubrimiento de la luz…
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Ha muerto la fotógrafa franco suiza Sabine Weiss, Weber, de soltera (Saint-Gingolph, Suiza, 23 julio 1924 – París, 28 diciembre 2021), gran dama de la fotografía humanista de la segunda mitad del siglo XX, cuya obra, esencial, es un himno de melancólica ironía a la fugacidad de los instantes más felices de la vida.
Sabine Weber, Weiss, al adoptar el apellido de su esposo, el pintor franco norteamericano Hugh Weiss (1925 – 2007), comprendió que su vida estaría consagrada a la fotografía a los 11 años, en 1935, cuando se compró su primera cámara con el dinero que le daban sus padres los fines de semana.
Abandonó la escuela con la misma y límpida sencillez: cogió su bicicleta no volvió nunca más. A los veintidós años se instaló en un París que toda su vida recordó con amor: «¡Qué tiempos tan felices..! Salíamos de la ocupación alemana, comenzaba nuestra americanización, encontré trabajo con Willy Maywald y pronto me tropecé con un americano con el que no tardé en casarme. Él fue mi mejor compañero para vagabundear por la noche parisina de la época, un mundo perdido para siempre».
Señora de una alegría dicharachera y contagiosa, fotógrafa de corte clásico con una pasión cierta por los detalles íntimos, Sabine Weiss fotografió a grandes creadores, como Stravinsky, Pablo Casals, Fernand Léger, Scott Fitzgerald, Jeanne Moreau, Françoise Sagan (su cómplice ocasional), Giacometti, Robert Rauscheberg entre muchos otros. Y colaboró con la gran prensa de su tiempo, Vogue, Paris-Match, Time, Newsweek. Robert Doisneau y Jacques-Henri Lartigue fueron sus amigos, grandes admiradores de sus trabajos callejeros, los más íntimos.
Quizá entró en la historia de la fotografía en 1955, cuando Edward Steichen, gran fotógrafo y pintor, conservador del MoMa neoyorquino, incluyó varias de sus obras en una exposición legendaria, «The Family of Man» (1955), que pretendía ofrecer una «visión humanista» de «la gran familia de los hombres». Junto a Doisneay, Willy Ronis, Izis y Édouard Boubat, sus «colegas» de la fotografía humanista franco – parisina, fue «clasificada» para siempre en ese capítulo de la historia fotográfica.
A partir de aquella exposición, Sabine Weiss se instaló para siempre en el pedestal de las grandes figuras, no siempre recordadas con rigor. En verdad, ella nunca asumió plenamente la categoría «artística» de «fotógrafa humanista». Viajó por varios continentes, por cuenta de publicaciones e instituciones, dejando un legado de más de 200.000 fotografías, en blanco y negro, esencialmente.
Hace apenas un año, miraba hacia atrás, sin ira, y declaraba a la Agencia France Press (AFP): «He hecho de todo, en fotografía. Fui a los hospitales, a las fábricas, los campos. Fotografié a los ricos y a los pobres. Hice foto de moda. Pero, finalmente, lo que queda, para mí, son las fotos más personales, las que tomé vagabundeando por las calles de París, que no siempre se publicaron en revistas bien».
Su obra ha sido expuesta con mucho éxito en Francia, Europa, los EE. UU. Una docena de libros recogieron parte de su obra. Hasta el fin, ella siguió siempre fiel a la niña que abandonó el colegio, en bicicleta, para convertirse en fotógrafa. De ahí su recuerdo y fidelidad a sus «trabajos» nocturnos, en compañía de su esposo y compañero de vagabundeos, fotografiando parejas de enamorados en una esquina nocturna, salidas del metro parisino hacia el alba o el anochecer, la fugacidad de encuentros accidentales a los que confirió la eternidad de su purísima luz fotográfica. ABC, Muere Sabine Weiss, gran dama de la fotografía humanista.
Fina says
Quiño,
Esta imagen es todo un poema…¡Me encanta!
Correr hacia la luz…es tan bello y esperanzador.
No conocía a esta gran dama y fotógrafa…Ya ves, siempre aprendiendo en tu INFiERNO.
Gracias!!!
JP Quiñonero says
Fina,
Si, Sabine Weiss, gran señora, sí…
Además: alegre, simpática, dicharachera … detalle importante…
Q.-