Grau Sala, ABC, El fin de las ideas.
La campaña electoral de las elecciones presidenciales del próximo mes de abril también tienen una dimensión cultural profunda: está confirmando la «agonía» o «desaparición» del «intelectual de izquierdas», muy alejado de todos los partidos de izquierdas.
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El hundimiento fáustico de la antigua URSS y las aspiraciones imperiales de la nueva Rusia enterraron en una tumba colectiva varias décadas de triunfo del marxismo intelectual, que encabezaron Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir.
El integrismo fanático del régimen iraní enterró los discursos de Michel Foucault y sus discípulos apoyando la «revolución espiritual» que encarnó para ellos el ayatolá Jomeini.
La experiencia socialista de François Mitterrrand (1981 -1995) puso fin a las ilusiones de una generación de intelectuales que participaron en aquella aventura, como Régis Debray y Max Gallo.
Las sucesivas renuncias y virajes del socialismo francés a finales del siglo XX precipitaron la «huida» de una generación de intelectuales críticos, herederos de los «nuevos filósofos», como André Glucksmann, Bernard Henry-Levy y Alain Finkielkraut. El hundimiento político del socialismo francés, durante la presidencia de François Hollande (2012 – 2017), atizó la huida de las nuevas generaciones intelectuales, como Michel Onfray.
La campaña electoral de las presidenciales de abril está iluminando el paisaje de ruinas de lo que en otro tiempo de llamó «intelectual de izquierdas», francés.
Figuras eminentes de la izquierda intelectual, durante el último medio siglo, como Jacques Julliard, antiguo sindicalista, ensayista famoso, antiguo consejero político de Michel Rocard, o Marcel Gauchet, fundador de la revista socialdemócrata Le Débat, consejero de la editorial Gallimard, han publicado comentarios muy críticos contra todos los partidos y candidatos de izquierdas, de Anne Hidalgo, socialista, a Jean-Luc Mélenchon, extrema izquierda.
Por su parte, los portavoces políticos de la izquierda denuncian el «giro a la derecha» del intelectual de izquierda clásico de la tradición francesa.
Jean-François Pécresse, analista político, analiza los orígenes y evolución de esa «muerte», ese «divorcio», de este modo: «Estamos asistiendo a un divorcio profundo entre la izquierda que ha gobernado y la izquierda que piensa. Ese divorcio histórico se consumo durante el mandato presidencial de François Hollande (2012 – 2017), que consumó el extinción del socialismo tradicional, un socialismo humanista, pacifista y progresista, para convertirse en un socialismo posmoderno que no ofrece otra cosa que un compromiso empírico con el liberalismo».
Nicolas Truong se pregunta: «¿Hay todavía intelectuales de izquierda?». Y se responde a sí mismo de este modo: «Desde la desaparición del intelectual profético, universalista, tipo Víctor Hugo, se fue haciendo más rara la figura del «intelectual crítico», seguida de la decadencia de la figura del intelectual de izquierdas».
Decadencia, agonía, alejamiento y distanciamiento hostil entre el mundo de las ideas y el mundo de la política.
Durante varias décadas, Marcel Gauchet fue un intelectual de izquierda clásico, ocupando un puesto importante en la vida cultural parisina, como director de Le Débat y asesor literario en Gallimard. Con esa experiencia, Gauchet analiza la crisis actual de este modo: «No hay izquierda intelectual. Hay una extrema izquierda intelectual que quiere monopolizar el pensamiento y excluye lo que no le interesa. A título personal, sigo sintiéndome de izquierdas: creo que hay un espacio para la transformación de la sociedad y más de justicia. Pero constato que los partidos de izquierdas han abandonado las ideas universalistas de su tradición, para embarcarse en aventuras de extrema izquierda multicultural». Gauchet agrega: «La izquierda siempre tuvo un problema con el sectarismo. Pero ese vicio constituyente se ha agravado».
Otro gran intelectual de izquierdas, durante varias décadas, columnista histórico en el antiguo Nouvel Observateur, el semanario de referencia de la izquierda socialdemócrata, Jacques Julliard, comenta: «¿Las causas del hundimiento electoral de la izquierda? Pueden resumirse así: los socialistas privilegian a sus grupos de presión contra su electorado. Hay cuatro grupos de presión: las minorías sexuales, las feministas, los islamo izquierdistas, los ecologistas doctrinarios. Luego están los funcionarios, periodistas, universitarios. Esas categorías están muy alejadas de los obreros o los agricultores, que se sienten abandonados por una izquierda difunta para ellos, cuando los partidos de izquierdas se abandonan a las minorías multiculturales y activistas». Julliard agrega: «No son los intelectuales quienes han abandonado a la izquierda; es la izquierda la que ha abandonado a los intelectuales».
Ensayista, historiador, filósofo, Michel Onfray se descubrió como intelectual de izquierda libertaria, para terminar llegando a esta conclusión: “Los obreros apoyan y votan a Marine Le Pen por una razón muy simple: a la izquierda, nadie habla de ellos y nadie los representa. Sarkozy decepcionó. Y Hollande traicionó a las clases populares, que se refugiaron electoralmente en la extrema derecha. No está claro que los obreros estén con Macron…”.
El divorcio aparente entre la izquierda política y la antigua izquierda intelectual también tiene el rostro de agrios enfrentamientos «familiares», que Élisabeth Badinter, figura histórica de la izquierda intelectual, analiza de este modo: «Una parte de la izquierda social demócrata no puede expresarse en los diarios conservadores, ya que los antiguos diarios de centro izquierda están paralizados por el miedo o se han convertidos a las ideologías multiculturalistas». Badinter agrega: «El drama es el silencio de las personas que no se atreven a decir nada: paralizadas por el miedo a que los traten de reaccionarios».
Divorcio, crisis, agonía, malas relaciones, desaparición… diversos rostros del mismo problema de fondo, que también tiene dimensiones culturales y filosóficas de gran calado, que Luc Ferry, ex ministro de Cultura, ensayista famoso, comenta en su raíz última, a su modo de ver: «La izquierda abandonó el universalismo para adoptar el derecho a la diferencia y las ideologías liberales que proponen la discriminación positiva. Esa deriva multiculturalista alejó a la izquierda política de los obreros y de muchos de sus intelectuales».
Desde la misma óptica de la historia de las ideas, el ensayista conservador británico Roger Scruton hace este análisis de la agonía del intelectual francés de izquierdas: «En Francia, el intelectual de izquierdas es un cura sin Dios. La izquierda política francesa se presenta como alternativa un capitalismo utópico que no llega nunca. Hay algo de mefistofélico en la izquierda intelectual francesa: «Yo soy el espíritu que todo lo niega», como dice el Mefistófeles de Goethe. Así, se alejan de los partidos reformistas, demasiado burgueses. Sin que las metamorfosis de los partidos socialistas convenzan ni a los obreros ni a los intelectuales». ABC, Agonía y desaparición del intelectual francés de izquierdas.
Albert Camus y la profanación de los muertos.
Historia.
José says
El mundo en el que vivimos es nuevo nunca ha existido algo parecido. A nivel intelectual desde Platón siempre ha basculado entre la utopía y la distopía entre la República y las Leyes. Entre el Mundo feliz y la Isla…entre la derecha y la izquierda entre la justicia y la injusticia entre el bien y el mal…siempre bipolar. Hasta que llegó la dama de Platino en Inglaterra y pregonó que no había alternativa saco sus armas para acabar con todo lo que no era del agrado suyo del Actor y del Papa y acertó se extendió por el mundo global. Sin sindicatos sin partidos sin derechos …hemos llegado a este nuestro mundo en el que piensan los de la Bolsa los Banco y la Élite del uno por cien. Gates Soros Amazon Tesla el de los coches y robots el de los viajes espaciales…
y estos son la conciencia de la nueva noosfera de la galaxia. Mefistofeles los ha encumbrado y sin alma son famosos y nos ayudan a no pensar son los que han enterrado a los trágicos griegos sin los cuales no se puede pensar. Sedados no hay ruinas sobre las que pensar y cuando se flota no se sabe dónde está la derecha ni la izquierda y no hay ningún tipo de identidad para situarse. La entropía actual lo ha matado todo y el frió lo hiela.
Luis says
Estimado José, siempre leo con sumo interés tus reflexiones críticas cargadas de rigor, convicción y férrea firmeza nietzscheana.
Son una llamada, casi a toque de corneta, al ejercicio del pensamiento.
Olvidada la cuna ática el mundo, embarcado en su stultifera navis, camina con alegre inconsciencia a su perdición.
Muchas de tus sabias reflexiones me traen el recuerdo de lecturas situacionistas.
Muy buen fin de semana!
JP Quiñonero says
José,
Bueno …
Creo que lo muerto era todo aquello del intelectual de izquierdas… aventando ideas muertas a toda hora… creo que hay muchos otros mundos… pero, por razones muy diversas, esas otras realidades, personales, intelectuales, permanecen invisibles en un mercado español donde proliferan productos de una categoría muy modesta…
Que los intelectuales de izquierdas sean una especie zoológica muy amenazada no significa que no haya otros intelectuales, que están ahí, si alguien se interesa por las ideas…
Q.-
Luis says
Gracias Juan Pedro por este Artículo cual carga de profundidad que orienta y sitúa perfectamente sobre la deriva de la intelectualidad francesa.
Personalmente me ha sido muy útil para entender su evolución, pues me quedé en Barthes, Kristeva, Sollers y el doble volumen Tel Quel sobre China… ha llovido desde entonces!
De muy Especial interés y meridianas me Parecen las reflexiones de Gauchet y Julliard.
Periodismo de calado, de antaño que reconcilia con el promiscuo revoltijo de boutades en que han devenido los medios en general y el digital en particular.
Ortega decía que el escritor debe hacer examen crítico y determinar si lo que va a escribir se ha escrito ya y si contribuye al mayor conocimiento y progreso del hombre. si no es así, no hay que hacerlo para “evitar aumentar la pesada carga que la Humanidad arrastra con textos y escritos innecesarios”. Articulazo orteguiano!!
Feliz fin de semana!!
JP Quiñonero says
Luis,
Qué generoso eres…
…
Como tantos otros afrancesados, también sufrí de todo aquello … lo del «maoismo» del Tel Quel fue una decepción… leer a Michel Foucault hablando de la revolución espiritual del ayatolá iraní, no te digo… Julliard y Gauchet conocen muy bien todos esos paños: de ahí que su cosas tengan siempre una dosis de pedagogía importante…
Dicho todo eso, las librerías parisinas siguen siendo una fuente de inagotables tentaciones…
Q.-
Luis says
Gracias Juan Pedro, me descubriste la deriva integrista de Foucault y sus camaradas, inimaginable. Al dejar la facultad y entrar en el Mundo real tuve un corte epistemológico, en palabras de Althusser y perdí el contacto e interés de lectura de la intelectualidad francesa (tras la célula maoísta vino el proceso de selección y a continuación facturado Directo a Chicago a una multinacional de la que la Competencia sembraba el bulo de que trabajábamos para la CIA).
Azorín dijo “en París todo son librerías y hoteles y por este orden”. Ya no es así, pero siguen habiendo muchas librerías y al frente grandes libreros con grandes y turbulentas vidas (Bueno, no hace falta serlo para tenerla). En las librerías de París, y en especial en las anticuarias, Peco desde inmemorial…
La pasión Por el libro en Francia es tal que hace que el activo subyacente (“el gancho” vaya) de las estafas nacionales se Construyan sobre manuscritos y editio princeps de Balzac, Zola, Sade, Proust (en España que somos más básicos y toscos con un ladrillo nos basta pá liarla parda y que el espabilado de turno pegue El Pelotazo).
Quizás hayas escrito alguna crónica sobre el caso Aristophil, el felón y singular L’Heritier, su palacio en Saint Germain inaugurado por Sarkozy y la ministra Rachida y de su librero secuaz metido en el ajo con el que he tenido algún trato.
Buen sábado parisien!!
JP Quiñonero says
Luis,
Recuerdo muy vagamente el escándalo Aristophil … pero no escribí nada… no…
Los franceses y los libros: es cierto, es una relación profunda, aunque, según algún librero que intenta vender en los muelles, la cosa atraviesa una crisis profunda…
… como sabes, en Francia, lo primero que hace un político es publicar un libro… incluso en el peor de los casos, se trata de una relación profunda, incluso cuando es superficial… no imagino a los políticos españoles en esas tesituras…
Vivir para ver…
A pasarlo bien, vaya,
Q.-
Pablo Eugenio Fernández says
Mi querido Quiño, esta vez voy a ser breve. No escribo aquí dentro, como yo quisiera por falta de tiempo, perdona. Pero te agradezco, ha sido luminoso, tu reflexión.
Las ideas y la política han ido mucho tiempo de la mano, demasiado, se ha explicado la inteligencia, la ciencia, por la ideología, y se ha cometido un atropello a la libertad.
He crecido, mi generación, en una izquierda sectaria que se proponía como refugio del peligro que suponía la derecha, la extrema derecha, que era todo bicho viviente que no fuera de izquierda. Sin la más mínima crítica.
Qué viene el Coco, decía Goya.
Se puede entender a Francis Picabia y saber de su ojo de cocodilato y disfrutar de el sin ser de izquierdas, ni de derechas, simplemente hombre, y curioso, y vividor en el sentido amplio de amor a la vida, y a la libertad.
Gracias, dije que iba a ser breve 😂😂😂
JP Quiñonero says
Pablo,
Pues me parece muy bien.
Dicho de otro modo, la política puede ser un tostón envenado, o algo así.
Pues con la música a otra parte. Que los zurzannnnn
A vivir…!
Q.-
Ricardo Lanza says
Y el Tel Quel que me viene a la memoria, y yo creyendo -y lo mantuve, meses o años- que se trataba de una colina artificial mesopotámica, y ponderaba si era sumeria o babilónica, asiria o de Al Ubaid, milenios de por medio cual si en añadas se contasen, y seguía buscando en el apéndice de Espasa, y hasta hablé con un sabio de esas cosas, y miraba en los mapas, escudriñando en los montes limitáneos a las llanuras aluviales del País de los Dos Ríos, y me dejaban hacer, pero nadie me respondía si eran germanos arqueólogos, británicos, franceses o italianos, y mucho tardé en que me enterase que era aquel nombre una revista muy especial, y que nada de árabe o semítico había en sus palabras, y eso que cada vez que mencionaba los vocablos de Tel Quel pretendiendo darles valor de oteros que guardaban portadas de palacios, toros alados, relieves y tablillas cuneiformes, mucho que se reían los leídos; y yo me quedaba en Víctor Hugo, en Zola y en Balzac, nada entendía ni escuchase de Philippe Sollers y Roland Bartres…; puede que fuesen actores y cantantes, quizas un totun revolutum de psiquiatras y filósofos cual Lacan o Derrida, a lo mejor rebotados del París 68, surreal expresión de nuevos cultos… Al fin -y ya fue largo- supe que hacían broma de mi anclaje en el pasado. Cariñosas que son mis remembranzas de Tel Quel, su estela se me pierde, viene difuminada con Beckett y Godot, me creo que la envía Raymond Russell, ¿tendrían él y Proust un acomodo en la revista?, es mi pregunta actual, mi estimado, y a toda la compaña de este infierno se la hago.
José says
Todas las aportaciones con los comentarios al artículo por cierto muy bueno me llevan a recordar algo que trabajo Foucault. Hay dos tipos de intelectuales los específicos y los universales. Esta es una época para los específicos los universales se diluyen son como marcas en la arena de las playas que la más pequeña de las olas los borra. Hay un universal o mejor unos universales que lo inundan todo son los productos tecnológicos con sus científicos e ingenieros que calladitos van cambiando el mundo no sabemos si para bien o para mal o para avanzar y no parar la carrera del progreso de las cosas nuevas que no existían y ahora existen. Una muestra muy actual puede los CRISPR el corta y pega de ADN y ARN que puede cambiar la selección natural de la especie por una artificial a la que se puede acceder de manera mucho más fácil y más barata que la nuclear. Mejor podríamos cambiar el título por Agonía y desaparición del intelectual universal. Musil en su Hombre sin atributos nos lo visualiza con la aportación de los conocimientos de su época hoy imposible aunque fuese la mente más lúcida de todas.
El infierno se ha llenado de fuego y lucidez para que buscar el cielo uniforme. Demos gracias a Quiño por traernos a este su blog.
JP Quiñonero says
José,
Bueno… quizá haya otros mundos…
En Alemania, Habermas es un intelectual de izquierdas genuino, de gran altura.
En Inglaterra, Ken Loach es un gran director de cine e intelectual francamente respetable.
En los EE. UU. Chomsky es un gran intelectual de izquierdas siempre vivo …
… vaya usted a saber por otros mundos…
Q.-
JP Quiñonero says
Ricardo,
En Tel Quel tenía cita casi todo … Proust y RR también, claro. Pero todo tenía lecturas tan particulares… de la genialidad presumida al puro delirio…
De los mejores, Barthes, siempre quedan iluminaciones de lector sensible, pero, ay, muy alejado de los grandes críticos… pienso en Steiner, en Blanchot, grandísimos maestros siempre vivos…
Q.-