
Rue d’Aligre, 14 junio 2009. Foto JPQ.
Las elecciones presidenciales culminan un proceso de «ocaso», división, enfrentamientos y relativa «marginación» cultural, social y política de todas las izquierdas francesas.
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Marginación política relativa: todas las izquierdas, juntas, tienen menos intenciones de voto que las extremas derechas.
Marginación social: el 35 % de los obreros franceses votan a la extrema derecha desde hace años; el voto obrero es muy modesto entre el muy minoritario electorado comunista; cuenta poco o nada en el ultra minoritario electorado socialista; y no tiene un peso llamativo en las extremas izquierdas.
Marginación cultural: las ideas de izquierdas son minoritarias en la vida pública.
Se trata de un proceso histórico que tiene cuarenta años de historia…
En 1981, la unión de la izquierda socialista y comunista, liderada por Fraçois Mitterand, se proponía «romper con el capitalismo» y construir el «socialismo a la francesa». Aquella aventura duró dos años cortos, y terminó con la ruptura entre PS y PCF, pero Mitterrand gobernó con muy distintos gobiernos de izquierda y derecha hasta 1995, catorce años.
François Hollande fue elegido presidente, el 2012, afirmando que su gran «adversario» eran las «finanzas». Gobernó cinco años, terminando su mandato con la cota de estima popular más baja de un presidente de la V República.
En total, la izquierda socialista, en solitario, o acompañada de otras izquierdas, ha gobernado Francia en diecinueve de los últimos cuarenta y un años.
Las presidenciales del 2022 marcan una ruptura y hundimiento histórico: seis partidos y grupúsculos de izquierda, socialistas, comunistas, ecologistas y de extrema izquierda, están enfrentados entre ellos, se presentan divididos y tienen menos votos que las extremas derechas.
Según los últimos sondeos publicados la tarde / noche del viernes, este es el estado de división minoritaria de las izquierdas francesas:
-Jean-Luc Mélenchon (extrema izquierda populista) tiene 15,5 % de intenciones de voto. Fue ministro muy moderado de Mitterrand, ha sido líder de varios grupúsculos extremistas. Nunca ocultó su simpatía por el nacionalismo de Vladimir Putin. Su programa ultra nacionalista compite con el de Marine Le Pen por el electorado popular. En vano: el 35 % de los obreros franceses votan extrema derecha desde hace muchos años.
-Yannick Jadot (ecologista) tiene 5,2 % de intenciones de voto. Antiguo partidario del comunismo de Léon Trotski, tiene un problema de fondo: los ecologistas franceses están divididos entre partidarios y adversarios de Macron.
-Fabien Roussel (comunista) tiene un 3,2 % de intenciones de voto. Ha conseguido hacer campaña sin decir la palabra comunismo ni una sola vez, sustituida por «progresista». Esa reconversión le ha permitido pasar del 1 al 3,2 % de intenciones de voto.
-Anne Hidalgo (socialista) tiene un 2 % de intenciones de voto. La alcaldesa de París, nacida en la provincia de Cádiz, corre el riesgo de pasar a la historia como la protagonista del hundimiento histórico del Partido Socialista. Catástrofe que pudiera culminar con la «desaparición» de su partido, sustituido por una nueva formación de carácter «progresista».
-Philippe Poutou (nueva extrema izquierda) tiene un 1 % de intenciones de voto. Nathalie Arthaud (extrema izquierda tradicional) tiene un 0,6 % de intenciones de voto. Marxistas tendencia Groucho: «De la inexistencia pasé a la más absoluta miseria».
Socialistas y comunistas no se entienden entre ellos, y tampoco se entienden con tres partidos de extrema izquierda, igualmente divididos. Los ecologistas de izquierdas no se entienden con ningún partido de izquierda.
Esa cruda realidad política puede acelerar la desaparición, recomposición de varios partidos políticos de izquierdas.
En el PS, varios ex ministros socialistas han abandonado al barco a la deriva de su propia partido, para pasarse con armas y bagajes al proyecto político de Emmanuel Macron. Anne Hidalgo, la candidata socialista, por su parte, ha celebrado varias cenas como amiguetes y personajes con aspiraciones, como el ex presidente François Hollande, preparando «el día después» de la derrota anunciada.
El PCF, los dos micro partidos de extrema izquierda, y los ecologistas, se contentarían con no agravar sus crisis de identidad, sin otras aspiraciones que la supervivencia estricta.
Jean-Luc Mélenchon, el líder de Francia Insumisa (extrema izquierda populista), aspira su hora de gloria, a la vejez, tras cuarenta o cincuenta años de carrera, esperando convertirse en líder de la futura oposición de izquierdas. Gran triunfo personal y gran catástrofe para las izquierdas francesas. Mélenchon ha sido de todo: socialista moderado, socialista radical, ultra izquierdista, pro Putin, «distante» de Putin, culminando una carrera de ultra nacionalista de izquierdas, hostil a la Unión Europea (UE) y la Alianza Atlántica.
Tras la previsible primera vuelta catastrófica, el domingo, las izquierdas están condenadas a un amargo «vía crucis» de revisión profunda de sus idearios, programas, proyectos y modelos de organización.
En su nuevo ideario de circunstancias, el PCF está sustituyendo la palabra comunismo por la palabra progresista. Pretende olvidar su historia de sumisión voluntaria a la difunta URSS, siempre hostil a la UE y la OTAN.
En el PS ha comenzado un amargo proceso de reflexión y previsible refundación. A la espera de revelaciones todavía desconocidas, los socialistas más populares son tres fracasados: Lionel Jospin, antiguo primer ministro, fue eliminado por Jean-Marie Le Pen en las presidenciales del 2002. François Hollande, ex presidente, arrastra las cacerolas de una impopularidad excepcional. Anne Hidalgo conduce a su partido a un precipicio sin fondo conocido. ¿Qué hacer..? Las distintas familias socialistas, mal avenidas, entre ellas, inician un largo purgatorio.
Más allá de esa realidad política, electoral, se trata de una realidad cultural: las ideas de izquierdas, socialistas o comunistas, en primer lugar, han pasado a ser minoritarias o muy minoritarias en una Francia conservadora, muy conservadora o ultra conservadora. ABC, Socialismo, comunismo, izquierdas francesas, ocaso, crisis, divisiones, ruinas + PDF.
Las catástrofes no vienes solas:
El euroescepticismo de Le Pen y Mélenchon alarma a la UE.
Hundimiento económico y político del socialismo francés.
La derecha tradicional francesa al borde de un precipicio, de la mano de Valérie Pécresse.
“En todas partes cuecen habas”: Hundimiento histórico de la izquierda y derecha tradicionales, en Francia.
Macron contra Le Pen: sociedad abierta contra bunker ultra nacionalista.
Macron, a paso de carga contra imperialismos y extremas derechas.
El programa Macron: invertir en soberanía nacional, bajar los impuestos y trabajar más.
Macron acelera el hundimiento de los partidos políticos tradicionales, de izquierda y derecha.
La Francia nacionalista y ultra nacionalista contra Macron y Europa.
Macron: reformar Francia, refundar Europa, empantanadas.
Hace tiempo que los estados mínimos se desentienden de si son de las corporaciones o las corporaciones son del estado mínimo. Poco a poco se han convertido en corporaciones estatales multinacionales políticas y militares a las órdenes de las otras grandes corporaciones. El moribundo estado nación en sus estertores y en semana santa cree poder resucitar con sus grupúsculos armados con palos cuchillos pistolas piedras…y acabar con las corporaciones que les han quitado la bandera sus fábricas su moneda su banco central…su forma de vivir y ganarse la vida. Pero llegan tarde los de la montaña mágica y los del hotel reunidos anualmente han inventado un nuevo poder y una nueva organización de la riqueza. Los políticos actuales del nuevo orden son oligarcas que dirigen la guerra depredadora de haciendas y vidas autónomas creando el nuevo mercado. Las corporaciones políticas y militares están colapsadas solo tienen una función la propaganda y el orden público con poco poder esperando órdenes del nuevo mercado mundial. El miedo que todos tienen es que la máquina se pare como visualizo en los años setenta en su distopía E.M. Forster inglés como Huxley Orwell . Ingleses europeos amos del mundo durante los últimos doscientos años inventores del Leviatán o las democracias apartheid anglo. Élites esparcidas por todo el mundo pensando por todos hasta hoy que ya no se necesita el pensamiento solo las corporaciones de la vigilancia y control de los que fueron los estados nación. Si la máquina se rompe solo queda la selva desértica .
José,
«Los políticos actuales del nuevo orden son oligarcas que dirigen la guerra depredadora de haciendas y vidas autónomas creando el nuevo mercado…»
Lo veo una miqueta menos apocalíptico, pero, bueno …
Q.-