Me cruzo con alguien que me parece interesante.
Me dirijo a ella o él, sonriendo, mirando de frente … «¿Puedo hacerle una foto?» …
En la mayoría de los casos me dice que sí … y no hago una foto: hago varias, tres o cuatro, o más…
En algunos casos, ella o él me pregunta: «¿Y para qué quiere la foto? ¿Porqué yo..?».
Respondo: «… soy fotógrafo aficinado; y me gusta fotografiar a personas con personalidad…». Ella o él suele aceptar, sonriendo. En bastantes casos, me piden que les envíe una copia…
Se ha dado el caso que, tras la foto, quieran pagarme con unas monedas… ¡¡!!!
Unas señoritas musulmanas casi consiguen que acepte un billete de 10 euros… ante mi rechazo, me pidieron que aceptara posar para ellas, lo que hice encantado, claro… Fueron ellas: Elegantes dubaitíes desayunando en un café radical chic,
Gracias por contestar a la pregunta de Carole y contarnos cómo consigues tus objetivos para capturar las imágenes de las personas que te parecen más interesantes…
Es increíble el poder de una mirada de frente, una sonrisa y las palabras adecuadas…Imagino que muy pocos podrán negarse a tus encantos y «savoir faire»… 🙂
¡Cuánta psicología habrás aprendido en tus vagabundeos y cuántas experiencias…!
Imagino que debe ser muy gratificante para ti poder eternizar lo efímero… lo bello, lo curioso, el color, el amor, la guerra, la vida y todo lo que llama tu atención.
Preciosa la turista noruega, aunque la preferiría sin tatuajes, sin el «HELL IS EMPTY».
En fin, ella sabrá…»Contra gustos no hay disputas».
Quizá todo sea bastante sencillo … parece que inspiro confianza: miro de frente, respondo con claridad, confieso mi respeto …
Aprender, aprender … en el fondo, fondo, se trata casi siempre de homenajes muy íntimos a dos de mis amigos más antiguos y perdidos: Santiago Morales, que iba para torero; y Feliciano Fidalgo, que fue algo así como mi hermano mayor …
Ya nos contará como consigue fotos tan, tan, tan…
Carole,
Pues…
Me cruzo con alguien que me parece interesante.
Me dirijo a ella o él, sonriendo, mirando de frente … «¿Puedo hacerle una foto?» …
En la mayoría de los casos me dice que sí … y no hago una foto: hago varias, tres o cuatro, o más…
En algunos casos, ella o él me pregunta: «¿Y para qué quiere la foto? ¿Porqué yo..?».
Respondo: «… soy fotógrafo aficinado; y me gusta fotografiar a personas con personalidad…». Ella o él suele aceptar, sonriendo. En bastantes casos, me piden que les envíe una copia…
Se ha dado el caso que, tras la foto, quieran pagarme con unas monedas… ¡¡!!!
Unas señoritas musulmanas casi consiguen que acepte un billete de 10 euros… ante mi rechazo, me pidieron que aceptara posar para ellas, lo que hice encantado, claro… Fueron ellas: Elegantes dubaitíes desayunando en un café radical chic,
Q.-
Quiño,
Gracias por contestar a la pregunta de Carole y contarnos cómo consigues tus objetivos para capturar las imágenes de las personas que te parecen más interesantes…
Es increíble el poder de una mirada de frente, una sonrisa y las palabras adecuadas…Imagino que muy pocos podrán negarse a tus encantos y «savoir faire»… 🙂
¡Cuánta psicología habrás aprendido en tus vagabundeos y cuántas experiencias…!
Imagino que debe ser muy gratificante para ti poder eternizar lo efímero… lo bello, lo curioso, el color, el amor, la guerra, la vida y todo lo que llama tu atención.
Preciosa la turista noruega, aunque la preferiría sin tatuajes, sin el «HELL IS EMPTY».
En fin, ella sabrá…»Contra gustos no hay disputas».
Fina,
Quizá todo sea bastante sencillo … parece que inspiro confianza: miro de frente, respondo con claridad, confieso mi respeto …
Aprender, aprender … en el fondo, fondo, se trata casi siempre de homenajes muy íntimos a dos de mis amigos más antiguos y perdidos: Santiago Morales, que iba para torero; y Feliciano Fidalgo, que fue algo así como mi hermano mayor …
Q.-
Quiño,
¡Qué bonito es inspirar confianza!
Qué hermoso y distinto sería nuestro mundo si reinara la confianza y la amistad entre los hombres…
En fin, andando y aprendiendo…
Buenas noches a todos/as.
Fina,
Es verdad. Me hace mucha ilusión… y, para colmo, eso me obliga, en cierta manera, a intentar comportarme con respeto, claro…
Q.-
«¡Qué trabajo nos manda el Señor..!» decía mi abuela Encarna.
Quiño,
Cuánta razón tiene tu abuela Encarna…!!!
Venga, palanteee…!!!
Fina,
Las abuelas saben muchooooooo
Q.-