Passage de la Main-d’Or, 19 junio 2022. Foto JPQ.
El presidente con la mayoría parlamentaria más modesta de la historia de la V República, Emmanuel Macron, enfrentado a cara de perro con una oposición muy dura de extrema izquierda y extrema derecha populistas, debe afrontar con urgencia inflamables crisis sociales y económicas.
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El ministerio del Interior alertó hace días de un rosario de huelgas y movimientos de protesta por venir, en los hospitales, en los servicios públicos, con amenazas crisis de muy diversa naturaleza: el incremento del costo de la «cesta de la compra», la degradación del poder adquisitivo, asubida del precio de los combustibles…
Ante ese riesgo, temido, de movimientos de protesta social profunda, del tipo «chalecos amarillos», Elisabeth Borne, jefa de gobierno y primera ministra, se apresuró a anunciar medidas de «urgencia inmediata»: la concesión de un «cheque alimenticio» para las familias más modestas; una «prima» contra la inflación; inicio de la primera ronda de negociaciones (empresas, sindicatos, gobierno) para «replantear» la reforma del sistema nacional de pensiones, la gran reforma nacional prometida hace cinco años…
Macron fue elegido presidente, el 2017, prometiendo la «Revolución», título de su libro – programa: «reformar Francia para refundar Europa». Entre 2017 y 2022, Macron tuvo una mayoría parlamentaria absoluta de 338 diputados. Pero la «revolución» fue aplazada indefinidamente. Entre noviembre del 2018 y el primer confinamiento sanitario de 2020, los «chalecos amarillos» de extrema izquierda y extrema derecha movilizaron a centenares de miles de manifestantes, cada semana. Las reformas prometidas quedaron aplazadas.
Reelegido presidente, el pasado mes de abril, Macron se encuentra hoy con una mayoría parlamentaria, relativa, de 245 escaños, en una Asamblea Nacional (AN, primera cámara del Parlamento), donde la extrema izquierda y la extrema derecha prometen una oposición radical.
Marine Le Pen, presidenta de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), reclama una vicepresidencia de la Asamblea y la presidencia de la Comisión de finanzas. La Nueva Unión Popular, Ecológica y Social (NUPES), dominada por La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda populista), liderada por Jean-Luc Mélenchon, ha comenzado por presentar una moción de censura, el próximo 5 de julio.
Aritméticamente, esa moción tiene pocas posibilidades de triunfar: pero confirma la fragilidad excepcional de los nuevos equilibrios parlamentarios y la «complejidad» del gobierno de la nueva Francia, angustiada, dividida y fragmentada a todos los niveles, sociales, culturales y políticos.
La moción de censura será previsiblemente apoyada por los distintos grupos parlamentarios de los partidos que componen la NUPES: La Francia Insumisa (72 escaños), el PS (26 escaños), los ecologistas de EELV (23 escaños) y el PCF (12 escaños).
Sin embargo, será sin duda rechazada por los partidos que apoyan al presidente Macron y su gobierno: Renacimiento (160 escaños), MoDem (48 escaños), Horizontes (28 escaños) y otros varios grupúsculos que tienen otros 9 escaños.
¿Apoyará la extrema derecha de Marine Le Pen la moción de censura de la extrema izquierda? Incluso sumando los 89 diputados de extrema derecha, la moción de censura, «solo» contaría con más o menos 200 diputados, cuando la mayoría relativa de Macron es de 245 diputados.
¿Apoyarán los 64 diputados de Los Republicanos (LR, derecha tradicional) la moción de censura de la extrema izquierda populista? No parece evidente. Se trataría de una unión «contra natura», cuando buena parte de la derecha tradicional aspira a convertirse en «comodín» de Emmanuel Macron, condenado a gobernar con alianzas a geometría variable.
La moción de censura que amenaza con presentar la extrema izquierda populista tiene una «virtud pedagógica»: Macron tiene una modesta mayoría relativa en la Asamblea Nacional, y es el presidente con menos apoyo parlamentario de la V República. Pero, por ahora, no existe una alternativa de gobierno.
Todos los proyectos y «gestos» gubernamentales están literalmente hipotecados. Macron y su gobierno tendrán que negociar con centristas, reformistas, liberales y conservadores, cuando Le Pen y Mélenchon utilizarán cada proyecto para apoyar todo tipo de protestas callejeras.
La fragilidad de unos y otros corre el riesgo de atizar demagogias enfrentadas.
Macron parece dispuesto a firmar cheques sin fondos conocidos, con cargo al déficit y la deuda públicas, como ocurre en Italia, España, Grecia y Portugal, para intentar frenar la contestación social.
Mélenchon y Le Pen no dudan en recurrir a la demagogia pura y dura, reclamando medidas «excepcionales»: la jubilación a los 60 años; la semana laboral de cuatro días; el salario mínimo neto a 1.500 o 1.600 euros; control de precios y fronteras; «primacía» de la legislación nacional contra la legislación europea; hostilidad al ingreso de Ucrania en la UE; «distanciamiento» de Francia hacia la UE y la Alianza Atlántica…
Ese enfrentamiento a cara de perro entre la modesta mayoría macroniana, y las oposiciones enfrentadas de extrema izquierda y extrema derecha populistas, puede prolongarse durante la nueva legislatura. La «revolución» prometida hace cinco años ha quedado definitivamente aplazada sine die, cuando Francia entra en el laberinto de una muy difícil gobernanza, con muchos flecos europeos. ABC, Macron se prepara para un maremoto de protesta social y crisis económica + PDF.
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José says
A veces de lo más podrido se puede hacer abono para la nueva cosecha. Antes vivir en el campo y comer del campo y vender excedentes para satisfacer otras necesidades era la vida de familias más o menos extensas. Alrededor estaban los que se ganaban la vida con oficios y más arriba con sus disfraces los que controlaban. Siempre lo mismo pero diferente. Los Robin Hood cuando empezaron con sus patrañas financieras a desposeer a aquellos que se ganaban la vida con su propiedad y su trabajo y entregar esas fincas tiendas talleres consultorios… a gentes desconocidas creadores de grandes empresas grandes fincas industrializadas centros comerciales como catedrales ciudades hospitalarias universitarias….el individuo emigró a las grandes ciudades y allí comprobó que estaba solo muchos viviendo solos o con desconocidos que si necesitaba algo estaba cogido por unos rentistas desconocidos deslocalizados y unas autoridades sin autoridad no era nada y si se acercaba a algún grupo era buscando ayuda para vivir sobrevivir y a veces era usado para fines de los que no era consciente . No conocía a casi nadie y eso que tenía información virtual de casi todo. Fuera de la pantalla era un mendigo desorientado no sabía dónde estaba la Derecha ni la Izquierda y no digamos el Centro. Del Renacimiento había bajado a un nueva Edad Media con un Clero familiar apoyado por científicos y empresarios. Eso sí todo tecnificado hasta los ángeles y los demonios. Todo automatizado hasta la carne de cañón. El cero lo multiplica todo es la nueva política.
Glup glub más agua por favor.
JP Quiñonero says
José,
«Campo, campo, campo … y entre los olivos los cortijos blancos…» decía don Antonio Machado.
Los otros días, sus paisanos votaron a la derecha. En francia se suicida un agricultor cada dos o tres días…
A ver …
Q.-
PS. Macron, en sus cosas.
Fina says
Sí, Josep, sí,
Todo tecnificado y automatizado…hasta para hacer la facturación del equipaje en los aeropuertos…
Ya es inusual encontrar un ser humano que te atienda, con el que puedas hablar y entenderte en muchos ámbitos. Si no aprendemos el lenguaje de las máquinas actuales estamos perdidos, es como si fuéramos de otro mundo, de una época prehistórica…
Dice el refrán: ¡Renovarse o morir!
Aunque me pregunto si esta dependencia a las nuevas tecnologías es realmente vida…No lo sé, quizás sea una vida artificial, virtual, nueva, desconocida, difícil de imaginar…
Ojalá que todos estos avances y metamorfosis sean para mejor…