Boulevard Saint-Germain, 22 mayo 2022. Foto JPQ.
“Ninguna situación es tan grave que no sea susceptible de empeorar”, decía Federico II de Prusia, Federico II el Grande, citado por Clausewitz.
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A los cuarenta y cinco días de la presentación de su penúltimo gobierno, Emmanuel Macron se ha visto forzado a volver a cambiar de equipo gubernamental «para transformar Francia y asegurar su independencia».
La extrema izquierda amenaza con una moción de censura en una Asamblea Nacional (AN) sin mayoría absoluta de ningún tipo.
Macron fue reelegido presidente el 24 de abril pasado. Tardó un mes en cambiar de gobierno, el 20 de mayo. El 19 de junio, el partido y la mayoría presidencial consiguieron una mayoría relativa mínima en la nueva AN, donde hicieron una irrupción histórica la extrema izquierda y la extrema derecha populistas. Doce días más tarde, el lunes por la mañana, el presidente volvió a cambiar de gobierno, para celebrar un primer consejo de ministros pocas horas más tarde.
Se tratará de un «ajuste técnico». Pero el cambio, forzado, intenta afrontar un arco iris de problemas crecientes.
Olivier Véran, ex ministro de Sanidad, sustituye como portavoz del nuevo gobierno a Olivia Grégoire (antigua compañera sentimental de Manuel Valls), víctima de incompetencia palmaria. Damien Abad, ministro de las Solidaridades, fue depuesto del cargo, acusado judicialmente de violencias sexuales, perseguido por varias jóvenes que han multiplicado las denuncias de tentativas de violación.
Todos los ministros importantes, Bruno Le Maire (Economía), Gérald Darmanin (Interior), Catherine Colonna (Asuntos Exteriores), Sébastien Lecornu (Defensa), Pop Ndiaye (Educación) siguen en sus cargos. Pero el nuevo «ajuste técnico» y cambio de gobierno es el reflejo fiel de una fragilidad política de fondo, con una Asamblea Nacional muy hostil y un clima social muy degradado.
Como preámbulo al primer consejo de ministros, Macron hizo una grave declaración de principios: «Los grupos parlamentarios han confirmado su negativa a participar en una coalición. Debemos confirmar la independencia nacional en un contexto de guerra en Europa. Esa independencia solo es posible reformando y transformando Francia».
Esa es la matriz amenazada del nuevo mandato presidencial de Macron: reformar y «transformar» Francia en una situación de guerra internacional y profundas divisiones nacionales.
Élisabeth Borne, primera ministra, jefa de gobierno, presentará en la AN, este martes, los primeros proyectos de reformas. La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda populista) amenaza con presentar una moción de censura.
Macron tiene una mayoría relativa mínima de 250 diputados en una AN de 577 escaños. Todas las izquierdas suman 149 diputados, la extrema derecha 89, la derecha tradicional 74. Juntas, las extrema izquierda y la extrema derecha tienen menos escaños que Macron. No es evidente que la derecha tradicional vote una moción de censura reclamada por los extremos.
Ante esa situación de frágil e inestable equilibrio parlamentario, Macron debe hacer frente a una incipiente fronda social, al inicio de su nuevo mandato presidencial.
El personal de los aeropuertos parisinos amenaza con huelgas a repetición, con posibles trastornos para todo el tráfico aéreo europeo. Los ferroviarios han convocado una huelga nacional para el miércoles. Médicos y enfermeras del servicio público amenazan con nuevas huelgas. El incremento del precio de los combustibles y la inflación, amenazan con una fronda social, durante o después de las vacaciones. ABC, La extrema izquierda presenta hoy una moción de censura contra Macron.
Ha llegado el nuevo Macron, de Júpiter a Ícaro.
La Francia de Macron, Mélenchon y Le Pen, muy difícil de gobernar.
Los resultados de las legislativas obligan a Macron a una remodelación profunda de su Gobierno.
José says
Clausewitz como Hegel y Marx creían que todo podía mejorar o empeorar no dejan de ser hijos de su tiempo. Aún creían en la política. Uno pensaba que la política podía remplazar la guerra en pequeños periodos otro que se podía llegar al Estado racional y Marx que se podía llegar a la sociedad sin clases era la época que empezaba el progreso industrial. Había un mundo global pero aún no sabían cómo sería una guerra mundial industrial como las del siglo XX y casi podemos decir XXI. La ciencia tecnológica ha puesto en manos de los políticos todo tipo de armas. No sabemos cómo se puede entender a los nuevos políticos militares empresarios todo en uno. Se puede llegar a un punto en el que no se puede empeorar a no ser que nos quedemos sin piedras y palos para la próxima guerra. Los nuevos presidentes de naciones sin soberanía dentro una problemática global no pueden buscar soluciones reales a los nuevos problemas. Una cosa era soñar como en el siglo XIX y otra actuar como en el siglo XXI. Cualquier cosa que pase en la granja todos salen afectados. Todos actúan como impotentes sonámbulos frente a un poder invisible fuera de la granja. Ni los chicos de Eton Orwell Huxley quizá el presidente actual de Inglaterra también de Eton vea lo que hay y lo que puede venir. El presidente francés se adelanta a lo nuevo como el primer individuo que en su poder no puede ejercer en un mundo global en el que nadie manda ni el americano chino ruso…a no ser que por azar o necesidad se atisbe un nuevo orden de los invisibles fuera de la voluntad de políticos militares empresarios.
JP Quiñonero says
José,
Pues vaya usted a saber…
Solo tengo claro que Francia está pasando a otra cosa, una nueva página de su historia política, social y cultural… como ocurre en otras partes, de EE. UU. a toda Europa …
Q.-