Église Saint-Sulpice de Paris, 8 julio 2022. Foto JPQ.
Históricas catástrofes…
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En París…
… El Senado, Cámara Alta del Parlamento francés, confirma y denuncia la degradación amenazante del patrimonio religioso nacional, con más de 5.000 iglesias «en penoso estado de conservación».
Hace dos años, el Observatorio del patrimonio religioso (OPR) publicó un informe oficial, afirmando que 500 iglesias francesas corren riesgos físicos graves, cuando otras 5.000 se encuentra en lamentable estado de conservación.
La primera denuncia del OPR no tuvo respuesta oficial de ningún tipo. La inconclusa crisis sanitaria, la pandemia del Covid-19 que comenzó a propagarse entre enero y marzo del 2020, agravó el problema.
Dos años más tarde, el Senado publica su propio informe, confirmando las cifras del OPR, y lanzando un nuevo llamamiento público: «Es urgente comenzar una gran operación nacional. Primero, un inventario. A continuación, medidas urgentes. Si tardamos en tomar conciencia y actuar, buena parte de nuestro patrimonio religioso, muchas iglesias, están condenadas a desaparecer entre la indiferencia general».
En Francia (67,8 millones de habitantes) existen 34.955 comunas, municipios, pueblos, pequeños o muy pequeños en su inmensa mayoría, que tienen 100.000 lugares de culto, entre los que destacan unas 45.000 iglesias. El Estado es el gestor económico de buena parte de ese patrimonio, acosado por colosales problemas presupuestarios.
En París, fue necesario recurrir a la beneficencia universal y las donaciones internacionales, para poder comenzar los trabajos de mantenimiento de grandes iglesias célebres, como Saint-Germain-des-Prés, Saint-Eustache o Saint-Sulpice. La reconstrucción de la catedral de Notre Dame, un símbolo nacional y europeo, ha necesitado de muy importantes donaciones privadas.
En la Francia profunda, los pequeños pueblos, las asociaciones de pequeños municipios, agrupados administrativamente en «países», los alcaldes no tienen los recursos financieros mínimos para proceder al mantenimiento o renovación de millares de iglesias.
La despoblación rural, la tragedia inmensa del suicidio de los agricultores (un campesino francés se suicida cada tres días), las crisis económicas, sociales y sanitarias, han agravado el problema de fondo del patrimonio religioso, rural en bastante medida.
Muchas iglesias han sido cerradas, sin párroco ni parroquianos. Muchos sacerdotes están obligados a ofrecer sus servicios en varios pueblos, simultáneamente.
«Hija preferida de la Iglesia», durante siglos, Francia vive hoy la degradación de su patrimonio histórico, religioso, caído de hinojos en una tela de araña de problemas trabados de manera aparentemente insoluble.
La Iglesia no es propietaria de muy buena parte del patrimonio amenazado. Los ingresos económicos eclesiásticos, por otra parte, serían harto insuficientes para afrontar colosales problemas de fondo.
El Estado, propietario de la gran mayoría de las iglesias y lugares de culto amenazados, no tiene «identificados» todos los problemas; ni tiene dinero, tampoco, para acometer reformas indispensables, a corto plazo. La degradación de las finanzas públicas, más deuda, más déficit, más gastos urgentes (crisis económica, crisis sanitaria) también impide tomar decisiones inmediatas.
Los alcaldes de los pequeños municipios más afectados por la degradación del patrimonio se encuentran en una situación de impotencia absoluta: las economías y fiscalidad municipales son harto insuficientes para afrontar problemas que se han ido agravando durante muchos años.
Ante tal situación, con menos vocaciones religiosas y menos católicos practicantes, muchos municipios se han visto forzados a cerrar e intentar vender, en muchos casos, modestas iglesias milenarias.
Encontrar «clientes» para comprar iglesias medievales o renacentistas no es tarea fácil. ¿Qué «negocio» o actividad, mercantil o privada puede instalarse en una iglesia abandonada, incluso comprada a bajo precio?
En los casos menos gloriosos, muchas iglesias han sido saqueadas, antes deseo okupadas. En ambos casos, los antiguos lugares de culto han sido profanados con pintadas obscenas, basuras jamás recogidas, cachivaches miserables abandonados de mala manera.
En España …
… Hispania Nostra publicó hace días un informe con datos preocupantes acerca de patrimonio religioso español.
La asociación daba a conocer que cerca de 400 monumentos religiosos aparecen en su Lista Roja, lo que significa que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
Se trata de monasterios, ermitas, cenobios, iglesias y hospitales que han quedado abandonados y muchos de ellos, arrasados, vandalizados y saqueados. «Lo que antes eran unos monumentos que albergaban valiosas bibliotecas y obras de arte sacro, quedaban reducidos a un montón de escombros. Muchas veces, las piedras y las vigas de madera de esos conventos se arrancaron para construir casas, cercados o incluso plazas de toros, mientras que las más valiosas y elaboradas (capiteles, columnas y hasta claustros enteros) eran vendidas, en ocasiones a compradores extranjeros», denuncia Hispania Nostra.
La asociación apunta diversos factores como responsables, en mayor o menor medida, de la pérdida irreparable de estos edificios: «En ocasiones fue la Guerra de la Independencia contra Napoleón. Después vinieron la letal Desamortización de Mendizábal (1836-1837) y la Guerra Civil (1936-1939). Y, en otros muchos casos, la desidia, la mala gestión o la falta de vocaciones, agudizada tras el Concilio Vaticano II (1962-1965)».
En el informe aparecen destacados casos graves, como los del convento de San Antonio de Padua en Garrovillas de Alconétar (Cáceres), víctima de calamidades, expolios y vandalismo, o el Santuario de la Virgen de Gracia (La Fresneda, Teruel), uno de los últimos en incorporarse a la Lista Roja, y del que ya solo quedan en pie las paredes y los suelos. ABC, El patrimonio religioso de España y Francia, en ruinas + PDF.
Francia en tiempos del coronavirus … 5.000 iglesias amenazadas.
Historia que llevo años contando y fotografiando:
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Todo empieza con un credo quía absurdum y continúa con el credo ut intellegaban y acaba con lo que había. Dicho de otra manera cuando llega lo nuevo parece absurdo pero no queda más remedio que aceptarlo si queremos entender algo de lo desconocido después aparece lo distinto con nuevas instituciones nuevos edificios nuevas creencias y se arrasa y aprovecha lo anterior asimilando lo que interesa. Algo de esto está pasando en la globalización industrial. Cayeron con explosivos museos bibliotecas templos ciudades. Llegó la hora de que se extienda y se acabe con lo anterior . Los miles de años de diferentes visiones del mundo son sustituidos por la nueva visión ingenieril de pura supervivencia destructiva. Lo anterior esta vez ya no sirve para lo nuevo no se puede aprovechar. La nueva industria lo mide lo enumera todo lo llena de artefactos de todo tipo que monopolizan la mente colectiva. Los nuevos laboratorios cambian las especies a su antojo no van a cambiar la nuestra por supuesto . Aquellos edificios aquellas visiones del mundo son sustituidas por nuevos productos físicos que llenan la nueva especie en su nueva visión. La cultura humanista ha empezado a desaparecer de muchas partes y puede que de todas. El planeta Tierra se ha llenado de cosas iguales en todas partes. Antes los templos eran diferentes hoy el avión y el aeropuerto es el mismo en todas partes las especies se transforman en los laboratorios a voluntad o desaparecen o se crean de nuevas. Credo quía absurdum. Creo porque es absurdo. Toda circunferencia se cierra donde empieza.
José,
Bueno …
El abandono y destrucción del patrimonio histórico es una cuestión bastante simple de respeto haci la identidad de los pueblos: la indiferencia culpable es un espejo de la tiranía de la ignorancia desalmada e indiferentes, destruyendo las raíces y cimientos de una abandonada «casa común».
Q.-