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Saint-Ouen, Marché aux puces. ¿Rue Jules Vallés? ¿Rue Lacuyer? 8 agosto 2022. Foto JPQ.
El Marché aux puces de Saint-Ouen quizá solo sea un archipiélago de mercados / mercadillos, en la periferia de una ciudad emblemática de la banlieue, los suburbios del norte de París, el 9 / 3, el 93, que tiene rostros menos amables.
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En Saint-Ouen, como en Saint-Denis, Pantin, La Courneuve, Stains, en la banlieue, en el departamento 93, en particular, más del 8 % del parque inmobiliario «privado» está calificado oficialmente de «indigno».
Es una manera amable de calificar una historia atroz.
La indignidad inmobiliaria, urbanística, es la consecuencia provisional de una desastrosa historia inconclusa, que culminó, las últimas décadas, con un rosario de catástrofes urbanísticas, frutos podridos del eterno retorno de la catástrofe, según el Ángel de la historia de Walter Benjamin…
«Pauvre banlieue parisienne, paillasson devant la ville où chacun s’essuie les pieds, crache un bon coup, passe, qui songe à elle? Personne. Abrutie d’usines, gavée d’épandages, dépecée, en loques, ce n’est plus qu’une terre sans âme, un camp de travail maudit, où le sourire est inutile, la peine perdue, terne la souffrance, Paris “le coeur de la France”, quelle-chanson! quelle publicité! La banlieu tout autour qui crève! Calvaire à plat…» → Céline: “Tierra sin alma, campo de trabajo maldito..”.
«Alguien tuvo la peregrina idea (¿?) de construir un hotel de lujo (¿?) (tres estrellas) en esa tierra de nadie, en la frontera de la gran ciudad, sin ser todavía la tierra de nadie de la banlieue, los suburbios…» → La Porte de Montmartre, Céline y la tierra de nadie de la banlieue.
Walter Benjamín y Celine cada uno a su manera vieron la cara oculta del progreso. Uno viviendo la política el arte la cultura de su época desde una perspectiva de izquierda religiosa propia de sus orígenes. El otro como médico en su tesis intuye la perversión que se escondía en la nuevas instituciones urbanas como era posible que murieran mas parturientas en los hospitales que las que parían en la calle. Tanto uno como otro desde ideologías extremas pero nunca siendo correctos vieron lo que la mayoría no quería ver. Solo después de las dos guerras europeas mundiales aparecieron otros que dieron la palabra a los locos los pobres a los presos enfermos…que cuestionaron las instituciones que los retenian con unos protocolos iguales para todos. Se fueron cerrando para metamorfosear el antiguo discurso en uno nuevo políticamente correcto. Todos los desahuciados desaparecieron en una nueva Disneylandia donde todos eran guapos ricos inteligentes viviendo en un mundo perfecto y feliz y de pronto se llenan las calles de las ciudades de perdedores que no los quieren en las instituciones semidesmontadas sin techo deambulan y sobreviven como pueden antes de llegar a las fosas comunes en un nuevo tipo de guerra. Nadie quiso ver la cara oculta que se avecinaba con la industrialización primero con las plantas después con los animales y ahora con los individuos infra y dentro de poco con los que van de supers. Las ciudades como nuevos campos de batalla. Una nueva guerra civil mundial permanente donde se aplican las viejas y nuevas tecnologías de control y exterminio. Nadie explica a los niños que las ruedas son redondas en esta nueva guerra. Aquellos que ven tendrán que avanzar escondiéndose para no acabar como Celine y Benjamín en este mundo sin discursos que hablen de la nueva realidad.
José.
Bastante amén, sí.
Quizá algunos matices … lo de Benjamin de izquierdas… bueno … a mi modo de ver es pura ilusión … su visión del progreso, como eterno retorno de la catástrofe, es poco o nada «progresista» … lo suyo es el mesianismo judío de la cábula:
Angelus Novus, el Ángel de la historia y el eterno retorno de la catástrofe …
Céline es algo muy parecido: el mesianismo apocalíptico de las tradiciones cristianas más profundas … imaginó que el fin de Europa comenzaría con el incendio de Notre Dame … profecía cumplida…
Q.-
PS. Sin duda, los panfletos antisemitas de Céline están ahí: a mi modo de ver, no empañan en absoluto el conjunto de su obra, de las más grandes del siglo XX, con mucho.
Josep,
Es muy triste y duro ver la realidad de la indignidad humana e inmobiliaria. Por ello es comprensible que la mayoría opte por cerrar los ojos y olvidar en la nueva Disneylandia…