Aire de la Gueule d’Enfer, 15 agosto 2022. Foto JPQ.
En 1936, el Comité National de Défense de l’Automobile (CNDA) hacía campaña contra la fiscalidad del automóvil:
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Aire de la Gueule d’Enfer, 15 agosto 2022. Foto JPQ.
«Los impuestos que pesan sobre el automóvil encarecen la vida».
«Hay que bajar los impuestos sobre los coches».
«A causa de esos impuestos,
la carne es más cara,
el pan es más caro,
la leche es más cara,
el vino es más caro».
Desde el siglo XIV, tras la Gran Peste Negra, las revueltas populares contra los impuestos, reales y estatales, se suceden en Francia de manera ininterrumpida, una, dos o varias veces por siglo.
Las revueltas contra la fiscalidad del automóvil tienen una modernidad y actualidad particular.
En Francia hay (2019) 34.970 pueblos. Durante siglos, esa densidad urbana fue un indicador de «calidad de vida». Con su iglesia, su alcaldía, se bar en la plaza del pueblo, el francés de la Francia periférica podía vivir en autarquía, lejos de las grandes ciudades, con su pequeño terreno, sus vacas, sus gallinas, sus verduras, frutas y legumbres.
La aparición del automóvil y el resto de las revoluciones que siguieron, vivir en un pequeño pueblo, alejado de la capital departamental o regional, convertía el coche en un vehículo sencillamente indispensable y gravoso para la economía familiar. La fiscalidad del automóvil y el precio de los combustibles se transformaron en un problema social, cultural y político de primera importancia.
En su origen último, la revuelta de los Chalecos amarillos (2018 – 2019) comenzó siendo una revuelta de la Francia periférica contra las subidas y el precio de los combustibles.
Las crisis climáticas y energéticas en curso pueden terminar amenazando el precio de los combustibles. Los carteles del CDNA, de 1936, en una brocante / rastro popular, se inscriben en esa larga historia.
Verneuil-sur-Avre, su brocante / rastro … Rockero castizo, en familia.
Verneuil-sur-Avre, su brocante / rastro, Ramón y la historia universal del pueblo, los pueblos.
Verneuil-sur-Avre y la primera baguette de tradición francesa.
José says
Los telares mecánicos no acabaron con los esclavos. Los nuevos esclavos metálicos necesitan combustibles y trabajan más que los antiguos de carbono. Hay que alimentarlos pero trabajan tanto que tienen que pagar impuestos para poder comprar su pienso y además hay que sacar los excedentes para evitar explosiones sociales uniformizados con los chalecos de sus vehículos. Los nuevos dueños se cabrean pues quieren paralizar sus esclavos de carbono con impuestos y acabar con tanto dueño de esclavos mecánicos para evitar que ese diez por ciento que dirige el cotarro no desaparezca. Ni Atenas con sus artistas e intelectuales ni Esparta con sus militares no acaban de ver cómo controlar el populacho con sus esclavos metálicos parados. Los telares mecánicos automatizados pertenecen al diez por ciento de atenienses y espartanos que necesitan el combustible para sus mega esclavos que producen y controlan a los pequeños dueños de sus domésticos que hasta ahora los han servido. Ya veremos a partir de ahora . Mejor comprar chalecos de todos los colores para poder continuar alimentando a los domésticos que los sirven y los pasean. La democracia del diez por ciento entra en la última crisis estructural . Sin combustible no hay democracia ni impuestos.
JP Quiñonero says
José,
«.. Sin combustible no hay democracia ni impuestos..»
…
En Francia, si no recuerdo mal, el 36 % de los ingresos fiscales del Estado vienen de la fiscalidad asociada al coche, el automóvil … al mismo tiempo, una ligera subida del precio del combustible puede ser un problema grave para las familias más modestas que viven en el sexto pino y necesitan el coche para casi todo, ay …
Q.-