Rue des Lombards, 14 diciembre 2022. Foto JPQ.
La Marsellesa comenzó a sonar por las calles de París y muchas ciudades francesas mucho antes del final del Francia – Marruecos, cuando estalló una alegría profunda y contenida, ante el riesgo, el miedo, de estallidos de violencias en los Campos Elíseos parisinos.
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Minutos antes del comienzo del partido, en el barrio de Les Halles (los mercados, en el corazón histórico de París), la hinchada francesa era más numerosa y tan multicultural como la marroquí.
A la puerta de un club nocturno de la Rue des Lombards, donde debía retransmitirse el partido, Mamadou (franco congolés) y Mây (franco vietnamita) cantaban La Marsellesa, entusiastas, enarbolando la bandera francesa, entre los aplausos de un público donde franceses blancos conservadores (¿?) cohabitaban con franceses negros y mestizos de muy diversa procedencia.
“¿No es muy prematuro cantar victoria?” les pregunto. “¡Nooo!” responde ella, agregando: “Francia es la madre de todos. Y hay muchos franceses de origen marroquí. La selección marroquí está muy bien. Es una gran esperanza para árabes y africanos. Pero Francia nos acoge a todos”.
Tras el primer gol de Theo Hernández el ambiente callejero tomó un tono entre precavido, cauto y angustiado. En los bares de los Campos Eliseos, la hinchada marroquí no podía ocultar su inquietud. Leila (20 años), franco-argelina, no conseguía evitar sus lágrimas a la puerta de un Mac Donald. En el interior de la misma hamburguesería, dos amigos franco-marroquíes, Wallid y Marc, se deseaban optimistas, dentro de un orden: “Pase lo que pase, ha sido una aventura magnífica. Esta final pasará a la historia de las juventudes marroquíes, árabes y africanas”.
A las puertas del triunfo, el presidente Emmanuel Macron envió a través de Twitter un mensaje de comedido optimismo: la imagen de la Copa del Mundial, presentada con este pregunta “¿No la llevamos?”. Gran señor diplomático, Macron declaraba tras el triunfo: “Los marroquíes han hecho un gran partido”.
A los treinta minutos cortos del fin del partido, los Campos Eliseos parisinos se convirtieron en escenario de una gran fiesta, muy colorista, que comenzó muy pacífica. Fumígenos, fuegos de artificio, automóviles triunfantes, “conciertos” de claxon, banderas nacionales, La Marsellesa, himno nacional, a todo trapo.
En Estrasburgo y otras ciudades, pequeños grupos de militantes de grupúsculos de ultra derecha intentaban “apropiarse” del triunfo. En vano. La celebración, en París, en Marsella, en Lyon, en Burdeos, tenía palmarias dimensiones multiculturales. Los franceses de muy diversa procedencia, africana, asiática, oriental, se sumaban encantados a la celebración de la misma madre patria. En otras grandes plazas, República, Bastilla, se repetían las mismas y pacíficas, en principio, escenas de júbilo. Como en el resto de Francia. Con tensiones muy vivas en algunos lugares, como en Nantes y Niza, donde, al filo de la noche, se “coqueteaba” con la violencia. “¡Fuera los árabes!”, gritaban algunos encapuchados.
Esos incidentes “contenidos” (¿?) atizaban el miedo a disturbios, a lo largo de la noche triunfal. Gérald Darmanin, ministro del Interior, había movilizado a 2.000 antidisturbios en París, y otros 5.000 en la periferia, con este mensaje: “Celebraremos el triunfo, con alegría. Pero no aceptaremos que los violentos ocupen el terreno”. Varias estaciones de metro se cerraron. Los grandes escaparates fueron protegidos con vallas metálicas. Cordones de fuerzas antidisturbios protegían todas las esquinas. Las entradas de París, por las autopistas, habían sido protegidas con fuerzas especiales.
Al filo de la madrugada, los estallidos de alegría callejera parecían triunfar. Los focos de violencia no parecían “progresar”. Pero nadie descartaba incidentes, a lo largo de una larga noche imprevisible. Alain Bauer, especialista en seguridad urbana, comentaba el riesgo potencial de este modo: “París y su periferia, la “banlieue”, son víctimas del fenómeno de las bandas. Hay varias decenas de bandas violentas en el norte de París. Y cerca de doscientas en la periferia suburbana. Los grandes acontecimientos deportivos son una oportunidad para todos los salvajismos. Las bandas se meten entre los hinchas y precipitan disturbios, violencias, saqueo de establecimientos mal protegidos. El Gobierno conoce el problema. De ahí las medidas de seguridad excepcionales. El riesgo de violencia es siempre el mismo, gane quien gane”. ABC, La Francia multicultural hace suyo el triunfo contra Marruecos.
ABC, Francia unida y multicultural contra las violencias callejeras.
Francia multicultural.
París by night, en color.
Francia / Marruecos, en Qatar … esperando nuevas libertades para los pueblos árabes y africanos.
Francia / Marruecos en Qatar … “¡Vamos a ganar!”.
Francia / Marruecos … duelo fratricida, en Qatar.
Madre francesa con niñas, orgullosa de su bandera nacional.
Qatar, fútbol, Francia, Marruecos … “¡Hemos ganado..!”.
La Francia africana y multicultural gana el Mundial y se tira a la calle en París.
José says
El multiculturalismo es la realidad de occidente . Inglaterra Francia Estados Unidos Canadá Australia Bélgica…avanzan hacia el fin de las democracias apartheid. En este campeonato mundial será interesante seguir quienes pasan a la final. Inglaterra tiene un presidente de ascendencia hindú . América una vicepresidenta que apenas sale por los medios no Blanca y más casos particulares por todo el mundo. Europa salió de casa y se esparció por el mundo y llegó a dominarlo hasta finales del siglo veinte este veintiuno no sabemos cómo acabará la fiesta pero los blancos europeos son sustituidos poco a poco. Todo empezó en 1905 con la victoria de los japoneses contra los rusos. Empieza el principio del final de la supremacía blanca. En este mundial hemos visto equipos con jugadores de diferencias procedencias no blancos en época de nacionalismos. Esa variedad si se extendiese en los barrios de todas las élites y en todos los parlamentos tal vez algo podría cambiar. Pero por ahora solo en el mundo del espectáculo y en otros ambientes se vive relativamente. Aún quedan restos de la era victoriana por todas partes . En el momento que todo el mundo este industrializado nadie podrá dominar a nadie. La especie tendrá garras y caninos y tendrán que ritualizar los comportamientos para poder continuar el viaje. Podremos decir que todo empezó con un mundial de fútbol. La catarsis puede que funcione o no.
JP Quiñonero says
José.
Bueno … diría, groseramente, que el multiculturalismo es «ley de vida» … En Indonesia cohabitan no sé cuantas lenguas y varias religiones, el la India ni te cuento … la cosa va bien o mal, según … en los EE. UU. parecía que iba más o menos bien, pero vaya usted a saber … en Sevilla adoran torres construidas por …
En fin, veremos. En el caso francés, la cosa va por rachas y momentos…
A ver…
Q.-