Pablo Picasso, Portrait de Maya à trois mois, Paris, 11 diciembre 1935, crayon graphite sur papier vergé, 25,5 x 17,5 cm. Colección particular. © ZarkoVijatovic © Sucesión Picasso 2022
A media tarde del martes, su familia anunció con un breve comunicado la muerte, rodeada de su familia, de María de la Concepción Picasso (Boulogne-Billancourt, 1935), inmortalizada por su padre con una serie de retratos que tienen un puesto eminente en la historia de la pintura.
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María de la Concepción fue la única hija de Picasso y Marie-Thérèse Walter, inmortalizada en varios de los retratos más bellos del genio malagueño. Andando el tiempo, María de la Concepción pasó a llamarse Maya Ruiz-Picasso, Maya Picasso, Maya Widmaier-Picasso, tras su matrimonio con Pierre Widmaier. La pareja tuvo tres hijos, Olivier, Ricard y Diana.
Entre el linaje de los Picasso, Maya / María de la Concepción, ocupó un puesto único, por su generosidad, su contacto personal con los artistas españoles instalados en París y la Costa Azul, su lejanía de los muchos otros mundos del resto del linaje picassiano.
Entre todas las mujeres inmortalizadas por Picasso, los retratos de Marie-Thérèse Walter destacan por su pureza olímpica. Los retratos de Maya / María de la Concepción son un caso único en la historia de la pintura, bien estudiado con los más grandes honores en la exposición «Maya, la hija de Pablo-Ruiz Picasso», que puede verse hasta finales de año en el Museo Picasso de París.
Comisariada por su hija, Diana Widmaier-Ruiz-Picasso, historiadora del arte, «Maya, la hija de Pablo-Ruiz Picasso», es la historia de una gran saga familiar, desde el padre del genio hasta la historia íntima del creador, «dialogando» e inmortalizando a sus hijos y a Maya, en particular. Se trata de un caso único en la historia del arte: un genio que consagra media docena de obras maestras a una hija, convertida en icono esencial de las metamorfosis de su gran arte, en uno de los grandes periodos de transición, durante los años 30 y 40 del siglo pasado. Las vanguardias estaban «agonizando» y Picasso daba los primeros pasos de su diálogo final con el Mediterráneo, en la Costa Azul.
El corpus global del legado picassiano era bien conocido. «Maya, la hija de Pablo-Ruiz Picasso» solo pudo ser realidad tras la donación al Estado francés de unas obras que formaban parte de la herencia íntima de Maya.
El azar ha querido que María de la Concepción / Maya, falleciese días antes del cierre de la gran exposición que también la consagra como «modelo» única, ella, que fue una figura conocida, querida, apreciada, admirada por la sencillez excepcional de su comportamiento, siempre abierta, dialogante y generosa con el mundo del arte parisino. Sus paseos personales por la Rue de Seine, entre su domicilio parisino y el corazón de Saint-Germain-des-Prés, visitando y animando a las galerías españolas más modestas, forman parte de una historia por escribir del rostro más íntimo y humano de la herencia picassiana. ABC, La hija que Picasso convirtió en un icono + PDF.
Arte.
Fina says
Quiño,
Muchas gracias por toda la información que publicas sobre esta interesante exposición. Descubrí facetas y obras de Picasso que desconocía.
Siempre aprendiendo en este INFIERNO…
Buenas noches a todos/as.
JP Quiñonero says
Fina,
«Picasso no se acaba nunca…»
Más o menos.
En este caso, el amor por su hija se convirtió en un icono artístico importante, sí,
Q.-