La Francia de Macron coquetea con el inmovilismo pagado con Deuda pública: el proyecto de reforma del sistema nacional de pensiones confirma que el Estado francés es el que más paga en Europa para financiar la jubilación de unos franceses que son los europeos que se jubilan más jóvenes:
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Le Figaro, L’âge de la retraite en France est l’un des plus bas d’Europe.
Élisabeth Borne, primera ministra del Gobierno de Emmanuel Macron, presentó la tarde del martes un proyecto devaluado del sistema nacional de pensiones, que debiera ser aprobado en la Asamblea Nacional (AN), primera cámara del Parlamento francés, con el apoyo negociado de Los Republicanos (LR, derecha tradicional).
Entre 2017 y 2019, Macron propuso una reforma del sistema nacional de pensiones que tenía tres puntos capitales:
- Pasar de 60 a 65 años la edad oficial de la jubilación.
- Suprimir una treintena de sistemas de pensiones, muy distintos, entre el sector público y el sector privado, para crear un sistema único.
- Una cotización de 43 años, para poder recibir la pensión.
Ese proyecto fue abandonado, entre 2019 y 2020, víctima de la fronda social y sindical, antes de la propagación mundial de la pandemia del Covid-19.
Reelegido presidente el mes de mayo pasado, Macron ha esperado siete meses para volver a presentar a la Asamblea Nacional (AN) un nuevo proyecto devaluado en todos sus puntos esenciales.
La edad de jubilación pasará de 60 a 63 años, entre el año que viene y el 2027, para pasar a los 64 años el 2030. En su discurso de fin de año, Macron anunció que los franceses debían «trabajar más». La nueva edad de jubilación, entre 63 y 64 años, está muy alejada de la edad de jubilación en Alemania, el Reino Unido, Italia y España (entre 66 y 69 años). Tras varios años de tensiones, crisis, movilizaciones y «concertación» con la derecha tradicional, Macron recorta y devalúa sus ambiciones originales, para aceptar la edad de jubilación más temprana en Europa.
Macron renuncia, igualmente, a la creación de un sistema único de pensiones, unificando los modelos de jubilación del sector público y del sector privado. Hasta dentro de unos años, el sector público seguirá teniendo pensiones privilegiadas.
La nueva legislación no modificará los años de cotización: 172 trimestres, 43 años. Sin embargo, esa continuidad es muy equívoca: está previsto que la supresión anunciada de la mayoría de los regímenes especiales se prolongue durante varios años (un quinquenio, de media) … mientras tanto, los regímenes de pensiones especiales (sector público) seguirán beneficiándose de ventajas particulares.
Consciente que la reforma es modesta y corre el riesgo de no favorecer a las rentas y pensiones más bajas, el gobierno francés anuncia una revalorización excepcional de las pensiones más modestas: los jubilados menos favorecidos debieran cobrar un mínimo de 1.200 euros, aproximadamente, siempre que hayan cotizado 43 años.
Abandonado el principio de creación de un sistema único de pensiones y jubilaciones, consumando la igualdad entre el sector público y el sector privado, el nuevo proyecto ha creado un largo rosario de incentivos para unos y otros, propiciando posibles desigualdades.
La opinión pública tiene mala o muy mala opinión de la reforma. Según los sondeos, un 54 % de los franceses se dicen «contrarios» a la reforma. Los sindicatos anuncian movilizaciones. El debate parlamentario debiera prolongarse varias semanas previsiblemente «calientes».
De alguna manera, el proyecto confirma dos problemas sin duda históricos:
-La Francia de Macron coquetea con el inmovilismo pagado con Deuda pública.
-Inmovilismo que tiene raíces muy profundas, que el vespertino Le Monde confirma involuntariamente de este modo: «A chaque fois qu’un gouvernement, en France, a tenté de réformer les retraites, il s’est heurté à des grèves et à des manifestations. Ce fut notamment le cas en 1995, en 2010 et en 2020. L’affrontement, cette fois, prend une dimension particulière, car il ne se limite pas à la question du financement des retraites. Il est assumé par Emmanuel Macron comme une bataille politique destinée à départager deux visions irréductibles.» [ .. ] «L’issue de la confrontation dépendra de l’humeur du pays, devenue imprévisible. Soutenu par les retraités mais désavoué par les deux tiers des Français, qui se déclarent hostiles au relèvement de l’âge de la retraite, Emmanuel Macron a pris le risque d’embraser le pays…» Retraites : l’irréductible fracture.
Las negritas son mías.
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