Conseil constitutionnel / Tribunal Constitucional, al fondo, desde los jardines del Palais Royal, con una Menina de Manolo Valdés en primer plano. 21 junio 2005. Foto JPQ.
El Tribunal Constitucional (TC) aprobó la tarde del viernes la jubilación a los 64 años, el punto capital de la reforma del sistema nacional de pensiones aprobado con un decretazo, sin debate parlamentario, por el gobierno de Emmanuel Macron.
[ .. ]
En la misma reunión excepcional, el TC rechazó la primera petición de convocatoria de un referéndum nacional, presentada por la oposición de extrema izquierda y extrema derecha populistas.
Se trata de una victoria importante para el presidente de la República. En su sentencia, el TC matiza esa aprobación, censurando aspectos parciales de la reforma, introduciendo un factor de posibles tensiones.
La decisión esencial del TC permitirá a Macron promulgar la Ley con relativa celeridad. Los sindicatos siguen pidiendo que renuncie a la reforma.
El TC debía dictar sentencia constitucional en dos cuestiones capitales.
Primera sentencia: aprobar o rechazar, en su totalidad, o en parte, el proyecto de reforma del sistema nacional de pensiones, aprobado con un decretazo, sin debate parlamentario, contestado por los sindicatos y los sondeos de opinión. El Constitucional aprueba la medida esencial. Pasar de 60 / 62 a 64 años la edad de jubilación, la más baja en la UE. Victoria importante para el presidente. Queda en suspenso la censura de matices significativos de la reforma. Macron deberá decidir si suprime esas medidas o intenta negociar su reforma.
Segunda sentencia: aceptar o rechazar las primeras peticiones de convocatoria de una referéndum nacional, presentadas por la oposición de extrema izquierda y extrema derecha. El Constitucional rechaza esa demanda, privando a la oposición de un recurso temible. El TC aplaza hasta primeros de mayo una última sentencia sobre una tercera demanda de convocatoria de un referéndum nacional de iniciativa popular.
Antes de conocerse la sentencia del Constitucional, Emmanuel Macron propuso reunirse con los sindicatos para «discutir» el futuro de la reforma, la semana que viene. La CGT, sindicato de origen comunista, sigue reclamando la retirada completa del proyecto de reforma. La CFDT, primer sindicato, también comparte el rechazo total, en términos menos belicosos. Todos los sindicatos anuncian nuevas movilizaciones contra la reforma, coincidiendo con el 1º de mayo.
La «guerra» de las pensiones no ha terminado. Pero Macron ha ganado una batalla muy importante.
En nombre del gobierno, Élisabeth Borne, primera ministra, reaccionó con visible alegría, declarando: «El Constitucional ha juzgado que la reforma respeta la Constitución, en el fondo y la forma. El texto llega, al fin a su proceso democrático. No hay ni vencedores ni vencidos. Debemos seguir dialogando».
Las primeras reacciones de los principales adversarios de Macron y su reforma de las pensiones, confirman la prolongación indefinida de la crisis de fondo, en todos los frentes.
Desde la extrema derecha, Marine Le Pen acepta la sentencia, pero anuncia una «guerra popular» sin cuartel: «La sentencia del Constitucional cierra la secuencia institucional. La suerte política de la reforma de las pensiones sigue siempre en suspenso: el pueblo tendrá la última palabra; el pueblo debe preparar la alternancia, para revocar, en su día, esta reforma inútil e injusta». Le Pen es la gran beneficiaria de la crisis de fondo, y aspira a liderar la oposición popular contra Macron. Desde hace varias décadas, del 30 al 35 % de los obreros franceses votan a la extrema derecha.
Desde la extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon, líder de la extrema izquierda populista, reaccionó de manera muy agria: «La decisión del Constitucional muestra que este Tribunal está más atento a las necesidades de la monarquía presidencial que a las necesidades del pueblo soberano. La lucha continúa y debemos seguir combatiendo contra una reforma peligrosa, impuesta con medios poco democráticos». Líder de La Francia Insumisa (LFI), Mélenchon, aspira a federar las oposiciones de todas las izquierdas.
Marine Tondelier, portavoz de Europa Ecología Los Verdes (EELV), reaccionó en términos muy agrios: «El Constitucional ha metido a Francia en un callejón sin salida democrática. No se puede gobernar contra la opinión pública y los sindicatos».
Fabien Roussel, primer secretario del PCF, lanzó este llamamiento al presidente y el gobierno: «Es muy importante que no promulguen la Ley inmediatamente. Hemos conseguido 4.8 millones de firmas para celebrar un referéndum de iniciativa popular. El Constitucional no dictará sentencia antes de primeros de mayo. Macron no debe precipitarse. El presidente debe comprender que se ha instalado ante un volcán social».
Olivier Faure, primer secretario del PS, reaccionó con relativa prudencia: «Vivimos una decepción, no una rendición. La lucha continuará y tomará nuevas formas de resistencia».
A la derecha, Eric Ciotti, presidente de Los Republicanos (LR, derecha tradicional), lanzó una «invitación» a la «aceptación» de la sentencia del TC: «Proponemos una gran conferencia social, entre todas las fuerzas políticas y sindicales para rehabilitar el trabajo y la concertación social».
Las reacciones «espontáneas» y callejeras, en París y muchas capitales de provincias también fueron muy negativas a primeras horas de la noche del viernes. Ante la alcaldía parisina, varios millares de manifestantes anunciaban futuras convocatorias callejeras. Varios grupos se proponían prolongar la protesta en la actual Plaza de la Concorde, antigua Plaza de la Revolución, donde estuvo instalada la guillotina en 1793. A primeras horas de la noche, varios grupúsculos iniciaron una manifestación «salvaje» cerca de la sede del TC. La fuerzas del orden reaccionaron «expeditivamente». El ministerio del Interior temía en París una noche de vandalismo.
En Nantes, Lyon, Burdeos, Marsella, entre otras ciudades, se multiplicaron los incidentes semejantes, relativamente «menores» pero muy duros, con intervenciones puntuales de las fuerzas del orden
El Constitucional ha ofrecido a Macron una victoria importante, que, paradójicamente, coincide con una soledad política de fondo y una crisis significativa de credibilidad internacional.
En la escena nacional, durante su primer mandato, Macron pudo gobernar en solitario. Pero no consiguió una mayoría sólida en su segundo mandato: su mayoría relativa está dividida en familias y micro partidos que tienen poca implantación nacional, como el presidente.
En la Asamblea Nacional (AN), primera cámara del Parlamento francés, la oposición está dominada por la extrema izquierda y la extrema derecha populistas, con un presidente que tiene muchos problemas para poder legislar en cuestiones de fondo. Macron presentó su primer proyecto de reforma del sistema nacional de pensiones hace seis años cortos, el otoño del 2017. Aquel proyecto se abandonó sin poder ser aprobado. El último proyecto de reforma, aprobado, es una versión «light», muy ligera, que ha tardado ocho meses en conseguir el «si» constitucional.
La crisis que toma otro rumbo con la sentencia del TC confirma que la Francia de Macron es muy difícil de gobernar. Por vez primera en la historia del régimen creado entre 1958 y 1962, el jefe del Estado está literalmente «solo» contra todos. De Gaulle, Pompidou, Giscard, Mitterrand, Chirac, Sarkozy, Hollande, tuvieron mayorías sólidas, partidos políticos fuertes y aliados bien implantados en toda la geografía nacional.
El partido de Macron, «Renacimiento», y su mayoría parlamentaria relativa, no tienen aliados ni figuras con gran personalidad nacional. Gobernar y legislar en minoría puede ser un amargo «vía crucis». Se trata de una situación inédita en la historia de la V República.
La prolongación de la crisis durante ocho meses, con una agravación espectacular, desde mediados de enero pasado, también ha debilitado las iniciativas diplomáticas del presidente, degradando en cierta medida la posición internacional de Francia, víctima de sus crisis internas.
Los sindicatos de la restauración y la hostelería fueron los primeros en lanzar un grito de alarma, con esta advertencia solemne: «Las manifestaciones y la huelga de basureros están teniendo consecuencias nefastas, con una baja llamativa de las reservas y la frecuentación de hoteles y restaurantes».
En el terreno estrictamente diplomático, a mediados de enero, la gran cumbre franco – alemana que debía celebrar el 60 aniversario del Tratado del Elíseo, terminó de manera agridulce, cuando los sindicatos franceses desenterraron el hacha de guerra y el antiguo «eje» franco alemán se transformó en una «amistad» entre aliados que no tenían grandes proyectos comunes en materia de energía o seguridad y defensa.
La primera gran visita de Estado del Rey de Inglaterra a un aliado europeo, tras la crisis del Brexit, tuvo que ser suspendida por causa de las huelgas de las basuras y los sindicatos franceses.
La reciente visita de Macron a Pekín terminó abriendo una grieta grave entre los aliados trasatlánticos. La «equidistancia» personal del presidente francés entre China y los EE. UU. fue criticada con acritud en Washington, Berlín, Londres.
Más allá de las tensiones diplomáticas, la prolongación de la crisis ha terminado afectando a la visibilidad internacional de Francia. La edición europea del New York Times abría su portada del viernes con una llamativa fotografía altamente simbólica: las fuerzas del orden lanzando una carga con gases lacrimógenos contra manifestantes que deseaban protestar ante la sede del Tribunal Constitucional. En Berlin, Die Tageszeitung comentaba días pasados: «Se ha visto raramente, en Francia, un gobierno tan alejado de la sociedad, la población, hostil a sus proyectos, comportándose de manera tn arrogante, ante un conflicto que puede prolongarse, cuando no ha existido ni existe diálogo entre las partes enfrentadas, que solo aspiran a la rendición incondicional del adversario». ABC, El Constitucional francés aprueba lo esencial de la reforma de las pensiones de Macron y retrasa la jubilación a los 64 años + PDF.
Le Monde, Réforme des retraites : la loi est officiellement promulguée.
Macron, sindicatos, pensiones … Francia, muy difícil de gobernar.
Malquerido, Macron, de la “revolución” literaria a la guillotina callejera.
José says
No son las pensiones el problema .El problema es el Trabajo. Hemos pasado de sociedades incluso con constituciones que permitían la esclavitud a sociedades automatizadas donde sobran trabajadores y no se sabe cómo controlarlos. China e India un tercio de la humanidad con sus culturas milenarias hasta hace poco controladas y explotadas por el mercado industrial hoy en plena industrialización. Hasta hace poco la mayoría de la población mundial vivía y trabajaba en el campo produciendo bien que mal lo necesario para sobrevivir incluso vivir con sus culturas milenarias . Una vez han entrado en OMC y se han industrializado o mejor se están acabando de industrializar produciendo para aquellos que estaban ya industrializados. No dejan de ayudar a industrializar a aquellos que estaban fuera de la nueva economía . No hablamos del diez por ciento de hombres libres que había en la primera democracia ateniense y los demás esclavos mujeres extranjeros…Estamos según algunos estrategas de la potencia hegemónica con sus aliados en una futura democracia del uno por ciento. Alucinante la mente de algunos que creen captar entender con ayuda de ácidos la complejidad de esta realidad social actual. Los nuevos acontecimientos no están llevando a los extremos desde donde se contempla el abismo unos a la derecha y otros a la izquierda pero el abismo los nos contempla a todos juntos.
JP Quiñonero says
José.
Bueno…
En Francia, el paro, a finales del 2022, afectaba al 7,2 % de la población activa; y el paso de la edad de jubilación de los 60 / 62 a los 64 años ha provocado la crisis que no ha terminado …
Q.-