Boulevard Montparnasse, 6 abril 2023. Foto JPQ.
De los comunistas en campaña contra Macron y el capitalismo a la ambigüedad confusa de Hélène Carrère d’Encausse, pasando por la «equidistancia» de ex ministros como François Fillon y Ségolène Royal.
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Han aumentado de manera muy significativa los simpatizantes e influencers de Vladimir Putin, de la extrema izquierda a la extrema derecha, pasando por importantes ex ministros de izquierda y derecha, apoyando directa o indirectamente a Vladimir Putin en su guerra sucia contra Europa, la Alianza Atlántica y los EE. UU.
Desde el otoño pasado, en todas las grandes manifestaciones de protesta de reforma del sistema nacional de pensiones han participado muy activamente sindicalistas, izquierdistas y organizaciones que han defendido a Putin con el pretexto de criticar a Macron, con eslóganes de este tipo: «El dinero para las pensiones, no para la guerra y el imperialismo».
La organización PRCF (Pôle de Renaissance Communiste en France), que federa a disidentes del PCF y otras organizaciones comunistas, muy activa en la ofensiva sindical contra la reforma de las pensiones, ha hecho campaña con propaganda de este tipo: «La Alianza Atlántica y la Unión Europa son los principales enemigos de los pueblos y la paz mundial» ( .. ) «Denunciamos la guerra de exterminio del imperialismo norteamericano contra Rusia y China».
Coincidiendo con la ofensiva política contra la reforma de las pensiones, el PCF lanzó una campaña callejera, en los mercadillos de París y su periferia, defendiendo esta posición: «La guerra de Ucrania es la consecuencia del enfrentamiento de la OTAN contra Rusia. Nuestro pueblo quiere que nuestro dinero vaya a las pensiones y no a la guerra».
A la extrema izquierda populista, La France Insoumise (LFI), liderada por Jean-Luc Mélenchon, adopta una posición más elíptica. Dice «apoyar» al «pueblo ucraniano», pero rechaza el apoyo militar, sugiriendo una «solución negociada», y «exigiendo» la retirada de Francia de la Alianza Atlántica, para defender «nuestra independencia estratégica».
Esa oposición «equidistante» es compartida por la extrema derecha ultra de Éric Zemmour, presidente de Reconquête, partido que se sitúa a la derecha de la extrema derecha de Marine Le Pen.
Antes del intento de invasión colonial de Ucrania, Zemmour llegó a declarar: «Sueño con la aparición de un Vladimir Putin para Francia». Tras el lanzamiento de la guerra, el líder extremista ha «matizado» sus posiciones, criticando el envío de ayuda militar a Ucrania, ya que, a su modo de ver, «de ese modo ponemos en peligro la independencia nacional y el futuro de nuestros ejércitos».
A la extrema derecha tradicional, los banqueros rusos amigos de Vladimir Putin financiaron varias campañas electorales de Marine Le Pen. Durante la campaña presidencial del año pasado, fue Emmanuel Macron quien insistió en el apoyo del dirigente ruso a la política francesa: «Señora, usted está financiada por Putin». En todas las manifestaciones de apoyo a Ucrania siempre están presentes pancartas denunciado la «amistad» entre Putin y Le Pen.
Creyendo ser «sutil» y «estratega», Marine Le Pen declaró a mediados de abril: «Si Ucrania gana la guerra, ese triunfo será el comienzo de la Tercera Guerra Mundial». Hecha esa «advertencia», Le Pen da un matiz populista a su discurso: «Nosotros defendemos a los pobres, los obreros, que quieren mejores pensiones y menos dinero para la guerra».
A juicio de Le Pen y otras personalidades, el comportamiento de los EE. UU., la UE y Francia, en particular, apoyando militarmente a Ucrania, «impide» iniciar un «proceso de paz». En esa misma línea, Ségolène Royal, ex ministra socialista de François Mitterrand y madre de los cuatro hijos de François Hollande, ex presidente socialista, llegó a declarar, en su día: «Yo no niego los crímenes de guerra, cometidos por unos y otros, pero el envío de armas a Ucrania impide iniciar un proceso de paz.»
Otra personalidad política de muy primer plano, François Fillon, ex primer ministro de Nicolas Sarkozy, presidente conservador, ha sido interrogado en el Senado, para que intente explicar sus relaciones empresariales con la Rusia de Putin. Fillon se limitó a insistir en la «claridad» y «legalidad» de su contratos y relaciones personales, en Moscú, para justificar su comportamiento con esta frase: «Si quiero vender paté o chicharrones, en Moscú, pues los vendo y santas pascuas».
El semanario Le Point ha publicado un documento informativo de más de cien páginas, titulado «Rusia. Los secretos de un imperio en guerra». En ese informe se destaca un trabajo titulado «Esos franceses que defienden a Moscú», citando a sociólogos eminentes, como Emmanuel Todd, o ex ministros de prestigio, como Luc Ferry. Entre esas personalidades eminentes destaca Hélène Carrère d’Encausse, especialista emérita en la historia de Rusia, que días antes del intento de invasión de Ucrania, declaró: «Los rusos no quieren romper con Europa» ( .. ) «Putin no tiene la intención de invadir Ucrania. Rusia perdería mucho».
Tras un año largo de guerra colonial contra Ucrania, Carrère d’Encausse no se ha desdicho de aquella primera sentencia, para adoptar una posición «equidistante»: «Creo que hay una suerte de testarudez por ambas partes» ( .. ) «No entiendo la obstinación de los ucranianos». En unas declaraciones a la cadena pública del Senado, la secretaria perpetua de la Academia francesa resumió su posición de fondo de este modo: «Vladimir Putin no desea restaurar un imperio. Quiere recobrar para Rusia su antigua potencia. La historia de Rusia está ligada a un deseo de extensión. Por una razón muy simple: no tiene fronteras naturales. Desde los mongoles, los rusos han deseado siempre ganar terreno, alejar cualquier peligro y ser el país más grande del mundo». ABC, Aumentan en Francia los simpatizantes y aliados que apoyan la guerra de Putin + PDF.
Más influencers de Putin en Francia y en Europa, España incluida.
Quinta columna de Putin en las manifas contra la reforma de las pensiones de Macron.
La guerra imperial de Putin contra Ucrania y la crisis social en Europa, Francia, España.
Marine Le Pen, amiga de Putin, terrorista de Estado.
Podemos / Iglesias y Le Pen / Zemmour, marionetas y quinta columna de Putin contra Europa.
José says
Ni Putin ni Xi ni Biden ni Macron ni Sánchez ….son sus pueblos. No hay héroes ni representantes especiales para los ayudantes de cámara. Lo singular no es lo universal. El juego del lenguaje el de las imágenes visuales nos puede conducir a la imposibilidad del pensamiento y a la creación del no pensamiento impidiendo todo tipo de trascendencia como los números y las figuras geométricas. Imprescindibles para entender algo de la realidad . Solo con lenguajes perfectos podemos llegar a entender realidades imperfectas. Cuando de pequeño te enseñan que si te pegan en la derecha pon la izquierda nadie creo que esté dispuesto a negar su instinto de supervivencia. Como cuando morir por la patria es otro ideal que nadie cree a no ser que te obliguen con matarte o hacerte la vida imposible si no obedeces. La lección aprendida en los últimos años en las plantaciones con esclavos los campos de concentración cárceles fábricas escuelas….con mano cautiva es que con tal de continuar con vida se está dispuesto hacer cualquier cosa. Unos pocos con palos sofisticados que escupen fuego pueden obligar a multitudes a obedecer. Es la libertad de unos pocos a tener la posibilidad de obligar a vivir de una determinada manera a la mayoría a través de unas instituciones corporaciones cada vez más complejas de las que apenas nadie habla ni publicita. Ellas deciden lo que tiene que ocurrir y no sólo los personajes de los que todos hablamos y con los que nos distraemos en nuestro ocio mental del día a día. Vivir sin responsabilidad posible para continuar viviendo es nuestro destino actual.
JP Quiñonero says
José,
Bueno … Biden, Macron y Sánchez pueden ser buenos o malos: tienen sus amigos y sus adversarios… es posible criticarlos libremente. Deben responder públicamente de sus actos, que los electores pueden censurar…
Putin y Xi son déspotas, autócratas: sus críticos pueden acabar en la cárcel, o envenenados. Ellos utilizan la policía y los militares para imponer sus criterios por la fuerza…
Se trata de diferencias nada desdeñables,
Q.-