Boulevard Saint-Germain, 27 mayo 2023. Foto JPQ.
De entrada, la primera pregunta:
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A partir de ahí, la realidad o el mito (¿?) de la parisina comenzó a forjarse a finales del XVIII. Rétif de la Bretonne y Louis-Sébastien Mercier, los grandes historiadores / observadores del París popular, quizá fueron dos patriarcas fundadores.
El centenar de novelas y cuentos de «La Comédie humaine» de Balzac presenta una formidable diversidad de parisinas, que bien pudieran encarnar el triunfo de la mujer que pasea, sola o acompañada, por los Pasajes de Walter Benjamin.
De la Comuna a la Segunda Guerra Mundial, aparecen parisinas de rompe y rasga haciendo historia, a su manera. De Louise Michel a Joséphine Baker, pasando por Nadja, la parisina puede ser una gran heroína política o una sirena mitológica, una chica del faubourg o una señora que encarna la ilusión, la elegancia, la «tiranía» de la moda, el lujo, el prêt-à-porter o la tendencia vintage.
Coco Chanel y Brigitte Bardot renovaron el mito, aportando nuevos rostros y fisonomías…
Ante tan apresurada e inconclusa historia, quizá sea oportuno recodar que, a mediados del siglo XVIII, Jean-Jacques Rousseau propuso en su «Julie ou la Nouvelle Héloise» (1761) una primera visión canónica:
«La mode domine les provinciales, mais les Parisiennes dominent la mode…».
Me pregunto si alguien ha intentado estudiar la continuidad o metamorfosis de la mujer madrileña, aragonesa, murciana, castellana, andaluza o catalana, desde Goya a Eugeni d’Ors, Ramón Casas o Carlos Saura. Sin olvidar a Galdós, Rosa Chacel o Eduardo Zamacois, claro está.
La parisina tiene muchos rostros, cómo olvidarlo.
Antonio Rubio Plo says
Te confieso, Juan Pedro, que no pude acabar la lectura del Emilio porque su autor arremetió de continuo contra las fábulas como instrumento didáctico. No comparto eso ni otras cosas. Tengo idea de que Eloisa es para la educación de las jóvenes, pero no sé si el resultado sería una mentalidad bovarysta. En Francia, donde se publican tantos libros, no me extrañaría que alguien hubiera escrito una historia o un diccionario de las parisinas. Sería un libro muy literario mientras que en España todo esobse reduciría a un aburrido estudio sociológico.
JP Quiñonero says
Antonio,
Claro, claro … de Rousseau, en este caso, solo me interesaba / interesa la pequeña frase que cito, y la fecha… En 1761, ya existe la moda … y la mujer parisina y la mujer de provincias la «llevan» de distinta manera… me parece un punto importante … En la entrada ¿Existe la mujer parisina? cito una obra de referencia… pero me interesan mucho más las visiones personales de grandes escritores… De Balzac a Breton, entre tantos otros, claro … Heine, por ejemplo, establece una gran diferencia entre la mujer de París y la mujer de Berlin … ¡¡!!! …
…
Seguiré …
Q.-
Fina says
Don Antonio,
Por diferentes circunstancias hasta hoy no pude empezar a leer «Las aventuras de la inteligencia». ¡Qué maravilla de prólogo le ha dedicado Rafael Narbona! Creo que será para mí una lectura memorable, un bálsamo para el espíritu, que buena falta nos hace en los tiempos que vivimos.
Muchas gracias.
Fina says
¡Ay, Quiño!
Admiro el «chic» de ciertas parisinas que dominan la moda y lo siguen haciendo… como ya decía Rousseau en 1761.
También ciertas italianas me han llamado la atención por su estilo y elegancia.
JP Quiñonero says
Fina,
Sin olvidar las aragonesas, murcianas, cartageneras, gaditanas, aragonesas (La Franja incluida) y mallorquina… faltaba más…
Q.-