Boulevard Saint-Germain, 30 junio 2023. Foto JPQ.
Los seis primeros días de la gran crisis nacional de los suburbios, la «banlieue» de París y las grandes ciudades, tendrán un costo económico aproximado de 1.000 millones de euros, con repercusiones sociales, políticas, diplomáticas, nacionales y europeas graves. ¿Quién pagará?
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La crisis nacional de los suburbios del 2005, el precedente histórico de la crisis actual, costó unos 204 millones de euros a los presupuestos del Estado. La crisis nacional de los «chalecos amarillos», entre el 2018 y el 2019, costó 249 millones de euros. Una fuente bancaria solvente me comentaba el lunes a media tarde: «El costo económico de la crisis actual puede subir fácilmente a los 500 millones de euros, a la luz de las primeras estimaciones de las asociaciones de alcaldes y comerciantes, sin olvidar las compañías de seguros».
Al filo de la media noche, Geoffroy Roux de Bézieux, presidente de la patronal francesa, hacía un balance catastrófico de la crisis: «Es muy pronto para hacer un balance definitivo, pero es de temer que el costo económico sea superior a los mil millones de euros, consecuencia de la furia destructora, de una violencia absoluta. Sin hablar del costo para el sector hotelero, pequeñas, medianas y grandes empresas, particulares, gente muy modesta que han perdido sus automóviles o ha sufrido el incendio de sus domicilios, toda la Nación ha visto su democracia amenazada y su vida de cada día muy afectada.»
El déficit público creció hasta el 4,7 % el 2022. La deuda creció hasta el 116,% del PIB. Siguen creciendo. Y el gobierno de Emmanuel Macron piensa pagar las facturas de la crisis con más deuda y más déficit. Proyecto que horroriza veladamente a Alemania, creando graves problemas de fondo para toda la UE.
Las relaciones de Francia y Alemania, el difunto «motor» europeo de la UE, llevan mucho tiempo empantanadas y en crisis larvada en tres terrenos económicamente muy costosos: energía, defensa y reforma del Pacto de estabilidad y crecimiento de la zona euro.
Desde hace meses, Alemania ha defendido una reforma de las reglas fiscales del Pacto de estabilidad, aspirando a conseguir «más rigor», «más control de los gastos y las deudas». Proyecto que ya horrorizaba en París y Roma antes de la crisis. Macron prometió a su electorado de centro derecha no subir los impuestos. ¿Cómo pagar las facturas de la crisis? «Relajando» la disciplina fiscal y presupuestaria, dando la espalda al «rigor presupuestario» alemán.
La «factura» de la crisis francesa tiene otra dimensión diplomática inflamable. Polonia y Hungría utilizan la explosión de los suburbios franceses para defender una política europea mucho más restrictiva contra la inmigración, abriendo otro frente de tensiones bilaterales y multilaterales.
En la escena estrictamente nacional, los 700 pequeños y medianos comerciantes víctimas del vandalismo, los propietarios de 6.000 vehículos incendiados, los gestores nacionales de 1.500 edificios degradados, los gestores municipales del incendio de más de 11.000 basureros, sin olvidar los contables del ministerio del Interior, que deberán afrontar la degradación de centenares vehículos militares… se han puesto en la «cola» del ministerio de Economía pidiendo «ayudas urgentes».
Bruno Le Maire, ministro de Economía, ha pedido «comprensión» a las compañías de seguros, pidiéndoles «facilitar» el pago «rápido» de indemnizaciones. Sin embargo, los contratos de particulares, pequeños y medianos empresarios, las víctimas más afectadas por la crisis, no siempre responden a los criterios necesarios para recibir indemnizaciones.
Murielle Bourreau, vicepresidenta de la Federación francesa de asociaciones de comerciantes (FFAC) ha hecho un llamamiento urgente al gobierno: «Muchos pequeños comerciantes están asfixiados. Y el destrozo y el pillaje de sus tiendas los pone al borde de la bancarrota». La Confederación nacional de pequeñas y medianas empresas (CNPME) ha pedido «medidas de urgencia inmediatas», acompañadas de un «fondo de socorro económico», garantizado por el Estado.
La región del Gran Este ha prometido movilizar con rapidez unos 10 millones de euros de ayudas de urgencia. Pero no todas las regiones francesas están en la situación financiera deseable. Sin olvidar, en Isla de Francia, que la región y sus ciudades tienen muchas diferencias políticas y económicas.
El alcalde de Marsella, Benoît Payan (socialista) ha anunciado la creación de un fondo municipal de dos millones de euros para ayudar a los comerciantes. El alcalde de L’Haÿ-les-Roses, Vincent Jeanbrun (conservador), escapó milagrosamente a un intento de asesinato, y no está en situación de pagar facturas. En París, el aumento llamativo de los impuestos locales no consigue «tapar» todas las facturas por pagar. En la periferia de París, los municipios pequeños y medianos están casi todos en crisis financiera.
Emmanuel Macron recibirá el martes a 220 alcaldes de municipios víctimas del vandalismo. Les prometerá ayudas del Estado. Desde la tarde del lunes, las asociaciones de alcaldes multiplicaron las manifestaciones locales pidiendo calma, comprensión y ayuda.
La familia del policía que disparó y mató al adolescente ha conseguido una solidaridad cívica excepcional: más de un millón de euros de donaciones como ayuda personal y familiar. Las ayudas a la familia del muerto solo han conseguido unos 200.000 euros. ABC, El coste de los disturbios asciende en Francia a mil millones de euros + PDF.
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