Albert Camus y María Casares, febrero 1950. Foto ¿? Le Monde, Maria Casarès et Albert Camus, toi, ma vie, sur France 5 : histoire d’une passion
Los virus «woke» comienzan a infiltrarse y atacar al más famoso de los premios literarios franceses, el Goncourt, y a uno de los grandes escritores del canon oficial de la literatura de la segunda mitad del siglo XX, Albert Camus.
[ .. ]
Desde hace años, la ideología «woke» tradicional (antirracista, militante de los derechos de las minorías étnicas) ha causado estragos en los EE. UU. y el Reino Unido. Joyce, Agatha Christie, entre un larguísimo etcétera, fueron víctimas de lo «político» y «woke» correcto.
Días pasados, cuando se hizo pública la primera relación de novelas seleccionadas para el premio Goncourt, que debe fallarse a primeros de noviembre, se descubrió que un escritor seleccionado, Kevin Lambert (Montreal, 1992) había utilizado a un «sensitivity reader» para «pulir» y «matizar» su prosa. Descubrimiento comentado con horror y estupor.
En los EE. UU. y muchos países de habla inglesa, el «sensitivity reader» es una suerte de «corrector» de estilo que advierte al autor y al editor del uso de palabras o expresiones que pudieran «chocar» a minorías étnicas o sexuales.
Lambert se apresuró a declarar en los EE. UU. y Canadá el recurso a «sensitivity reader» es bastante «corriente». En Francia, por el contrario, uno de los dos escritores más importantes del siglo XX, Louis-Ferdinand Céline (1894 – 1961), escribe una prosa de una violencia muy fuera de lo común, evidentemente «proscrita» por el fanatismo «woke».
¿Puede ganar el Goncourt un escritor que recurre a un «sensigivity reader» para «matizar» su prosa? Veremos.
Más grave, si cabe, es el caso de Olivier Gloag, profesor francés en varias universidades norteamericanas, autor de un libro recién publicado «Oublier Camus», que pretende «desmitificar» a Albert Camus (1913 – 1960), denunciando presuntas «tentaciones» de carácter «machista», «neocolonial», «anti comunista», «reaccionario», entre otros horrores de «biblia woke» y «progresista».
Con una perfidia policial cuyas raíces se pierden en la policía política nazi y comunista, Gloag lanza contra Camus andanadas podridas y envenenadas.
El ensayista «woke» afirma que Camus defiende, durante toda su vida y su obra, un «colonialismo de rostro humano», cuya primera «culpa» es utilizar «la lengua imperialista de los colonizadores», la lengua francesa. A partir de ahí, Gloag va mucho más lejos: «Adopta veladamente el antisemitismo y el racismo anti musulmán, que son la marca de los partidarios militares de la Argelia francesa».
«Argelia francesa», la «marca» de los militares ultra derechistas que intentaron asesinar al general de Gaulle y defendían militarmente el estatuto colonial para la Argelia que aspiraba a su independencia.
Sentados esos «principios», Gloag «analiza» algunos de los grandes libros de Camus, como «La Peste» (1947), «El extranjero» (1942) y «El primer hombre» (1994), la obra póstuma editada por su hija Catherine. Y saca conclusiones de rara perversidad. A su modo de ver, Camus es un racista, colonialista, que nunca defendió a los argelinos y siempre adoptó la postura y la defensa de los colonialistas franceses.
En el terreno político, nunca fue un secreto que Albert Camus fue un libertario, simpatizante de la CNT – FAI. Evidentemente anticomunista. Su legendaria política, en ese terreno, contra Jean-Paul Sartre, incapaz de condenar los campos de concentración comunistas, en Siberia, es bien conocida. Olivier Gloag prefiere presentar las ideas de Camus como «reaccionarias», en nombre de la sacrosanta ortodoxia comunista.
En el terreno más íntimo, el amoroso, Gloag califica a Camus de «machista» y «anti feminista». Pretende defender sus tesis recurriendo a la gran historia de amor y la correspondencia íntima con María Casares.
La gran crítica ha reaccionado con horror contra «Oublier Camus», denunciando sus excesos, incomprensión y mala fe manifiesta. Dicho eso, queda la evidencia: «Difama, que algo queda».
Son muy minoritarios los artículos que han defendido, directa o indirectamente, el ensayo de Gloag. Pero… el libro se vende, se difunde y crea «polémica». Detalle que tiene un funcionamiento perverso. La difamación «woke» siembra las semillas de la duda, en la matriz de una de las obras obras de la cultura francesa de la segunda mitad del siglo XX. ABC, El virus ‘woke’ arremete en Francia contra Albert Camus.
Catherine Camus: “Mi padre decía que lo mejor de él venía de su sangre española”.
María Casares y España: “Te amo. Yo tampoco”.
Albert Camus y el Terror ideológico, en España.
Albert Camus y el periodismo basura.
Albert Camus y la profanación de los muertos.
María Casares: una leyenda en Francia, olvidada en España 1 → María Casares: una leyenda en Francia, olvidada en España 2.
María Casares, una leyenda en Francia olvidada en España.
Lagerfeld, María Casares, Fritz Lang y los misterios de la creación.
José says
Se acabó lo políticamente correcto la tolerancia cero el pensamiento único o no pensamiento se acabaron las ONGs de la sociedad abierta …se acabó un mundo que empezó en el siglo dieciocho. Se acabó y vuelta a empezar. No se puede ir hacia atrás. La flecha del tiempo avanza. No estamos en el mecanicismo estamos en la termodinámica y cuando el desorden es tal nadie ni nada puede ordenarlo estamos en el nuevo mundo entrópico. Nadie controla el proceso . No es que mañana o pasado mañana vayamos a vivir la muerte térmica del sol pero si esto ocurriese tendríamos aún ocho minutos para reflexionar sobre nuestra aventura humana antes que todo fuese oscuridad. Un pequeño planeta que gira alrededor del sol uno más como los otros ya nadie piensa alrededor del sol. No sabemos cuándo la materia inorgánica volverá a pensarse a si misma y podrá leer nuestros discos duros explicando tamaña aventura humana.
JP Quiñonero says
José,
Pues vaya usted a saber…
De otro mod… el fanatismo puede cambiar de rostro, de objetivos, al mismo tiempo que continúa creciendo, con nuevos rostros…
Q.-